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jueves, 11 de agosto de 2011

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE: DE PSICÓPATAS Y ZOMBIES: EL NÚCLEO PATOLÓGICO DEL CAPITALISMO

1.CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE. 

Si el dinero es el vínculo que me liga a la vida humana, que liga a la sociedad, que me liga con la naturaleza y con el hombre ¿no es el dinero el vínculo de todos los vínculos? ¿No puede él atar y desatar todas las ataduras? ¿No es también por esto el medio general de separación? Es la verdadera moneda divisoria, así como el verdadero medio de unión […] Como el dinero, en cuanto concepto existente y activo del valor, confunde y cambia todas las cosas, es la confusión y el trueque universal de todo, es decir, el mundo invertido, la confusión y el trueque de todas las cualidades naturales y humanas. (Karl Marx) [1]

Quiero  empezar recordando el argumento de una película de 1973 titulada Cuando el destino nos alcance (Titulo en inglés, Soylent Green). En este film de Richard Fleischer nos encontramos con una tierra degradada medioambientalmente y una sociedad futura dividida entre una minoría que vive cómodamente reteniendo el poder político y económico, mientras que la mayoría de la población se hacina entre las calles malviviendo como parias sin hogar. Una empresa llamada Soylent suministra unas tabletas alimenticias que se racionan entre esta población. El argumento de la película transcurre partiendo de la investigación de un asesinato que va conduciendo a su investigador al descubrimiento de una terrible verdad: el soylent Green, las tabletas alimenticias en cuestión, son elaboradas a partir de cadáveres de seres humanos. La empresa, preocupada por generar sus beneficios y que no le falte “materia prima”, crea un lugar llamado “El hogar” en la que se invita a los parias de esa sociedad hacinada para que se suiciden a cambio de una muerte “agradable” en la que mientras agonizan se les proyectan bellas imágenes de la Naturaleza con acompañamiento musical (es célebre la imagen de Edward G. Robinson muriendo sobre una camilla ante imágenes de la Naturaleza, mientras suena la primavera de las cuatro estaciones de Vivaldi). Una buena metáfora del hombre “devorando”  al hombre (Schopenhauer) que ilustra el auténtico motor real del sistema capitalista: el máximo beneficio.

2. EL NÚCLEO PSICOPÁTICO DEL SISTEMA: LA PULSIÓN DEL MÁXIMO BENEFICIO.

Esa vuelta de tuerca del sistema que nos ofrece esta película, y en el que la materia prima de beneficio es el propio ser humano convertido en un producto como una tableta alimenticia nos permite reflexionar sobre uno de los motores fundamentales del sistema capitalista. Hay un concepto psicoanalítico que es de una naturaleza capital, me refiero al concepto de pulsión, traducción de la palabra alemana trieb cuyo significado se relaciona con conceptos como empuje, ganas, impulso o apetito, y que en términos psicológicos se entiende como la realización de una demanda y de su persistencia en el logro de su objeto hasta el final. Aplicado a nuestra sociedad esto significa que el corazón real del sistema capitalista es un pulso que se mueve al ritmo del adverbio de cantidad MÁS, y cuyo objeto final es el DINERO (con el cual el PODER va de la mano). Por lo tanto, el beneficio alrededor del cual se mueve el capitalismo no se refiere a cualquier beneficio,  sino al máximo beneficio, es decir, ganar más y más y más dinero, y cuanto más mejor, y con él ganar más poder. Esta introducción con la que he empezado tiene su importancia porque nos permite reflexionar y comprender mejor la naturaleza de ese núcleo esencial de nuestro sistema como un núcleo cuya real naturaleza es de carácter patológico, y cuyo máximo exponente de esta patología es ese lugar que le toma constantemente su pulso y que en estos días es fuente constante de noticia: LA BOLSA.

3. EL HOMO SACER DE AGAMBEN O EL HOMBRE RESIDUAL DE BAUMANN.

Una simple observación sobre el funcionamiento de la bolsa y sus dos grandes motores, el miedo y la codicia, ya nos permite observar la primera característica de la estructura patológica de éste núcleo regente del sistema, y cuya imagen psíquica que nos ayuda a representarla es la del psicópata: el beneficio no tiene remordimientos. Implacablemente su fin justifica cualesquiera que sean los medios para lograrlo. Como núcleo patológico de parecida estructura a la del psicópata, carece de cualquier sentimiento empático, lo cual implica la cosificación del otro. La maximización del beneficio como pulsión actúa como un frío e implacable robot que persigue su objetivo sin fin, retirando los atributos del ser humano para evaluarlo simplemente como “cosa humana” en función del objeto de su pulsión: más dinero. La función real de campo que estructura entonces nuestro sistema es así la relación de máximo beneficio que establecen las grandes corporaciones o empresas y los gobiernos con un entorno de “cosas humanas” que son simplemente valoradas como un medio para el logro y maximización de este beneficio. Y la máxima expresión de esta relación pulsional se da en el más dinero ya no derivado de una actividad empresarial, sino en aquel derivado más crudamente y con más avidez, de la actividad que constituye la pura especulación financiera, la actividad más psicópata por excelencia.



Esta función real de campo del sistema, como toda relación psicopática, se caracteriza por un ciclo de contacto-retirada que, basado en la pulsión de obtener el máximo beneficio, establece vínculos con las “cosas humanas” que, exceptuando matices y sutilidades, están basadas en un real último que son las relaciones de explotación. La cosificación del ser humano, el no lugar para el otro, es un elemento básico para esta explotación y que, en su caso extremo, halla su conversión en una relación tangencial en donde la “cosa humana” es reducida a “cosa prescindible”, el homo sacer de Giorgio Agamben, o el hombre residual de Baumann. Es una obviedad que antes son la estabilidad bancaria, antes son los índices de la bolsa que los seres humanos. ¡Salvemos un banco antes que salvar el hogar de una familia! ¡Apoyemos la mala gestión de los bancos, de sus especulaciones financieras… pero no las dificultades para pagar una hipoteca de muchas familias que pierden sus hogares!, o del aumento del 400% de necesidad básica de alimento que registra Caritas Diocesana este último año en Barcelona, necesidad especialmente centrada en la gente mayor, en los ancianos cuyas pensiones no llegan ni para sobrevivir.Y esto a escala local occidental, europea… Pero la explotación y la prescindibilidad ya alcanzan la dimensión del horror cuando se contemplan a escala planetaria y se incluyen los países del tercer mundo. Qué más da sacrificar unos cientos de  miles de iraquíes – reducidos a este hipócrita y criminal concepto de daños colaterales -, cuando el real que está en juego es el beneficio de la industria militar estadounidense y el control del petróleo, o el beneficio de miles de empresas de seguridad radicadas hoy en este país árabe. O qué decir de los cuantiosos beneficios de la industria farmacéutica quién, sostenida por los gobiernos occidentales que lo aceptan, transforman a millones de seres humanos en cosas prescindibles – no útiles para generar beneficio – al negarles el acceso a los medicamentos que los podrían curar. ¿Qué ocurre cuando cada año quince millones de seres humanos son reducidos al status de “cosa prescindible” cuando mueren en el hemisferio sur de enfermedades ya no graves sino fácilmente curables? ¿Cómo puede ser que en cualquier lugar del mundo uno halle una botella de Coca Cola y no encuentre medicamentos básicos? Lo real del capital es que el ser humano es una cosa prescindible cuando éste se halla en problemas, y cuando no… lo humano es una “cosa explotable” y, no lo dudemos ni un momento, la inducción al consumismo es una de las formas sutiles de explotación. Cuando el destino nos alcance nos muestra el último grado de perversidad del sistema de estructura psicópata que engendra la hegemonía del capital: la prescindibilidad reconvertida en materia prima. ¿Pero no es eso lo que John Le Carré nos pone de manifiesto en su libro El jardinero fiel (The constant gardener)  que luego fue llevado a la gran pantalla por Fernando Meirelles en el 2005 con el mismo título? Una ficción basada en la realidad que Le Carré expone en su artículo "La industria Farmacéutica: hacer el bien se ha convertido en corrupción y avaricia", y en uno de cuyos párrafos  nos cuenta:

Cuando llevaba sólo un par de días investigando el Gran Farma oí hablar del frenético reclutamiento de voluntarios del Tercer Mundo como conejillos de Indias baratos. Su papel, aunque quizá nunca lo sepan, es el de experimentar fármacos cuyas pruebas no se han aprobado todavía en Estados Unidos, y que ellos no podrán jamás comprar, incluso aunque las pruebas den -que está por verse- resultados razonablemente seguros. Después, esas personas desaparecen.

¿No es eso lo mismo que hace Soylent para producir el Soylent Green?

4. LA BOLSA:  ESPECULACIÓN E INTIMIDACIÓN.

La bolsa es quizá el lugar en el que se manifiesta la dimensión más perversa de la ideología liberal. Para ello hay que comprender bien la psicología en la que se basa. En palabras de un experto al analizar ciertos comportamientos de la bolsa se nos dice con extrema claridad que:

La explicación que se me ocurre es principalmente la psicología de la gente y el funcionamiento del binomio que domina la bolsa, avaricia y miedo. [2]

- Avaricia y especulación.

La bolsa es la gran incrustación del sistema, el engranaje a través del cual funciona ese binomio tan bien diagnosticado: la avaricia, fundamento final de la especulación, y el miedo, fundamento de la intimidación. No olvidemos que si algo se ha demostrado con el estallido de la crisis que empezó en agosto del 2007 y se propagó como un virus esencialmente en el 2008 y que ahora continua con proporciones difíciles de imaginar, es que este funcionamiento del libre mercado está dirigido por ese exceso de la pulsión del máximo beneficio que se encarna en ese primer elemento del binomio que es la avaricia, pasión humana que encarna el ideal pulsional más dinero. Esta pasión tiene su expresión en esa actividad de la bolsa conocida como especulación, o como obtener dinero a corto plazo utilizando la propia mecánica bursátil sin generar ninguna riqueza que beneficie la sociedad. Sin embargo, no es ese el menor problema, el problema es cuando la especulación, como forma de obtener dinero a toda costa, no sólo no aporta riqueza, sino que decididamente atenta contra la sociedad: el fin justifica los medios. No olvidemos que uno de los detonantes de esta crisis fue la especulación que se desató con los créditos subprime, y que, como muy bien decía un analista de la bolsa las entidades de hipotecas subprime dieron “una lección de marketing sobre cómo vender  `una mierda empaquetada´ [3]. No es este el lugar para describir el proceso… pero lo que si es importante indicar es que la crisis de la “mierda subprime”, y como en una reacción en cadena, fue poniendo de relieve la “mierda financiera” global, y como esta “mierda financiera” provocó  la gran “crisis económica” que, con un impacto de más o menos grado, afecta a todos los países occidentales u occidentalizados – para diferenciarlos de la crisis de supervivencia que afecta perennemente al tercer mundo y que, en todo caso, la crisis occidental agrava aún más -. Ese es el mensaje importante de la avaricia: no hay límite en su codicia, como no tiene límite ese pulso arrollador de la pulsión de lograr el más dinero sin tener en cuenta ninguna consideración. El desarrollo de la actual crisis financiero-económica a escala planetaria, pone esencialmente de relieve el valor de cosa entre explotable y prescindible del ser humano para la dinámica bursátil. Pero la cosa que ha puesto de relieve esta crisis, no sólo es esta dimensión de la avaricia, sino también esa dimensión del miedo que acecha tras una sutil amenaza.


- Miedo e
  intimidación.


Como si se tratara de capital líquido listo para cualquier inversión, el capital del miedo puede transformarse en cualquier tipo de rentabilidad, ya sea económica o política. (Zygmunt Baumann) [4]

Uno de los factores que agravó la actual crisis fue un acto de negación de los grandes protagonistas del mundo financiero, cuya dogma oficial era que no había riesgo de un desplome brusco, cuando, en realidad, todos los indicadores llevaban a considerar como muy serio ese riesgo (como el negacionismo en relación al cambio climático). Y este factor nos permite reflexionar sobre el significado más profundo de esta incrustación de una institución como la bolsa en el seno de una sociedad que se define como democrática. La bolsa es la materialización del fundamento final de nuestra sociedad, y este no es desde luego la libertad de los seres humanos, si se entiende esta libertad no sólo en términos individuales, sino también  como aquella que surge además de la justicia social. La bolsa es el vigía de una filosofía que entiende la libertad como una libertad individualista carente de cualquier sentido de justicia social, con lo cual deviene un tirano que nos impone, de manera más o menos maquillada y según las circunstancias su regla: la libertad de los mercados no quiere control y está por encima de las necesidades de los seres humanos concretos.

Y es aquí donde el consumismo, como un estilo de vida basado en el tener, se ha potenciado y convertido en el método más sutil de explotación del ser humano. Su gran éxito ha sido hacernos creer que la libertad y la democracia son libertad y democracia para tener, cuando la única libertad y la única democracia posibles se fundamentan en el ser, como muy bien indicó en su momento Erich Fromm en lo que calificó como la “gran mentira”:

Quizá el obstáculo más difícil para aprender el arte de vivir sea lo que llamaré la “gran mentira”. No se limita al terreno de la información humana: al contrario, esta no es más que una manifestación de la gran mentira que penetra todas las esferas de nuestra sociedad. Esos productos que se fabrican para durar poco, sobrevalorados, o realmente inútiles, si no perjudiciales para el comprador; esa publicidad que mezcla un poco de verdad con mucha falsedad, y otros muchos fenómenos sociales forman parte de esa gran estafa que la ley sólo persigue en sus manifestaciones más burdas. El valor real de una mercancía se encubre con el que indican la publicidad y el  nombre e importancia del productor. ¿Cómo podría ser de otra manera en un sistema cuyo principio básico es que la producción se base en el máximo lucro, no en la máxima utilidad para el hombre? [5]

Esta es la hipocresía fundamental que se sostiene tras el ideal del famoso “american dream” o el “American way of life”. El sueño americano, el estilo de vida americano, especula con la idea de que su sociedad, si nos lo proponemos, nos ofrece la libertad para “tener” lo que queramos, pero ojo con el ser, eso ni nos lo planteemos. La vinculación de liberalismo económico con la libertad esconde esa hipocresía fundamental: aspira a tener y olvídate de ser, porque si uno se decide por el ser, ya no puede cosificar al resto de seres humanos, no los puede “tener” o “despreciar” como “cosas” según el valor del interés propio. Del tener al ser va la mirada que descubre el esencial valor de cada ser humano por encima de cualquier miserable y mezquina necesidad de mercado.

Milton Friedman y su famosa escuela de Chicago, otra de los grandes apologetas del liberalismo económico, e inspirador de la filosofía neocon norteamericana y, todo hay que decirlo, misterioso premio Nobel por no se sabe bien qué aportación útil para la humanidad – según el sentido que Alfred Nobel deseo cuando instituyó estos premios -, constituye el máximo exponente de ese pensamiento no pronunciado en su crudeza: construyamos un eje que estructure nuestra sociedad como una sociedad libre y democrática del tener. Un pensar cuyo horror subyacente es que las necesidades del mercado y de la oferta y la demanda (y, no olvidemos, que esta necesidad está determinada por la pulsión del máximo beneficio) son prioritarias a las de los seres humanos, y que así debe ser. Y la proposición más perversa es la demanda final que se sostiene como básica para el buen funcionamiento de estos mercados: su desregulación pública y la confianza en su propia autorregulación.

La profunda perversión del sistema capitalista es plantear una demanda de déjenme hacer (el famoso laissez faire capitalista) lo que quiera, es decir, déjenme obtener los máximos beneficios posibles y ¡atención…! cuando surjan problemas graves vengan a mi rescate con el dinero público. Y ese intervencionismo estatal si es aceptado descaradamente. Y tan sólo podemos comprender la preponderancia de esa perversión si entendemos que ella se sustenta en el ejercicio del miedo como forma de intimidación. A través de la falsa libertad del tener, el liberalismo económico ejerce la posesión de la sociedad explotando a través del consumismo al ser humano. Su gran habilidad siempre ha sido, y es, la creación de estados de miedo y de paranoia fundamentados en el desplome de nuestra sociedad: atención, que nuestros valores y nuestras libertades están en peligro… Si se hunde la bolsa se hunde el sistema. Ya no vamos a poder “tener” y soñar con tener más y mejor… Tienes mucho que perder. Esa es la gran intimidación que el sistema ejerce sobre nosotros. La creación de una sociedad cuyo eje vertebral es el tener, se sustenta por el miedo que genera el perder. Y no nos damos cuenta que tras toda esta hipocresía, ya hemos perdido lo único esencial que tenemos y que es nuestro ser. Nuestro ser ha quedado hipotecado por el tener. Esa es la grave tragedia del hombre occidental y el triunfo del liberalismo económico, aspiración final del capitalismo.

5. CAPITAL Y SOCIEDAD: RELACIÓN COMPLEMENTARIA Y ENFERMEDAD.

Mi hipótesis final es que la relación que se da entre esa cara amable que intenta ofrecer el capitalismo salvaje a través de ese liberalismo económico redefinido en su versión democrática liberal es lo que en psicopatía, y hablando de los tipos de relaciones que la mentalidad psicópata establece, es definida como
una relación  complementaria, y en donde la complementación se basa en una relación de dominación en la que el psicópata se apodera de la mente del otro (no olvidemos la fascinación de Clarisse por Hannibal). Cuando cité a Antonio Aspas (ver nota 3), esté nos indicaba la importancia de la psicología de la gente, junto a la avaricia y el miedo, para comprender el funcionamiento de la bolsa. La dominación del sistema sobre el individuo se basa precisamente en el funcionamiento que este binomio de la codicia y miedo constituyen en función del tener: fomentar la codicia por el tener y el miedo a perder. Eso le permite ejercer ese efecto de posesión que tiene sobre la sociedad hasta el punto de haberse propuesto y estructurado como su eje central por encima de otras consideraciones.

Igual que el psicópata enferma la mente de su pareja complementaria, la realidad es que el capitalismo, como base del sistema, tiene el mismo efecto sobre el ser humano, con el agravante de que todo esto requiere una incrustación social que ejerce su efecto desde nuestra misma infancia. Una de las labores fundamentales que implica la propuesta capitalista es empezar cuanto antes la labor que enfatiza la pérdida del ser por la avidez del tener. Apena ver como niños y adolescentes de nuestra sociedad están ya “poseídos” por el fenómeno de la marca y, como de repente, adolescentes de doce  y trece años utilizan y exigen móviles “Blackberry” o “Iphones”, o utilizan Ipods táctiles u ordenadores de una potencia que ninguno de nosotros habría soñado hace unos años, o como de repente reclaman ropa de marca como si esto fuera un elemento de integración o marginación en relación a sus compañeros. Los propios padres andamos más preocupados por darles una formación que les dé más posibilidades competitivas en el futuro para adaptarse a una sociedad del tener, que a darles valores realmente fundamentados en el desarrollo de los valores del ser que incluye dimensiones absolutamente desconocidas por una sociedad estructurada alrededor del tener: firmeza unida a empatía, respeto por la dignidad fundamentada en la compasión, visión cósmica que implica un profundo y sagrado respeto por el fenómeno de la vida y la consciencia y, en consecuencia, la consiguiente percepción de la humildad ante el vasto infinito. Y creo que desde esta posición es inevitable no sentir la necesidad de que la libertad, la verdadera libertad vaya unida a la justicia social, no sólo entendida en términos de sociedades concretas, sino también en términos de justicia social sin fronteras.

La substitución del tener por el ser agrava la dimensión árida del vacío que se transforma en un vacío más para ser llenado que para crear. Más un vacío ávido, codicioso que nunca se calma a través de la posesión que un vacío creativo del que surge el sentido de plenitud y satisfacción. El capitalismo y su núcleo patológico fundamentado en un comportamiento pulsional del máximo beneficio nos enferma a los individuos por ese elemento de enajenación que surge de la aceptación de la “libertad” de tener y la renuncia a la libertad de ser, sin darnos  cuenta de que esa pérdida de libertad de ser tan sólo nos puede llevar a la agravación de la enfermedad psíquica. Desarraigados de la Naturaleza, desarraigados de los misterios, de la mitología y el poder que sus imágenes y narrativas nos sugerían, desarraigados del pulso vital de la existencia, enfermamos de una vida carente de sentido, de las exigencias de una sociedad del tener que no tiene ningún soporte que no sean el sentido que pretende ofrecernos a través de la noción de éxito. Vacía en sí misma de todo contenido que no se asocie al tener, a la posesión, el éxito se vincula a tener un buen trabajo, una buena casa, un buen coche, “cosas” que se tienen como también se acaban teniendo ligues, parejas, familias, hijos… Y al final, todo ello se constituye en el latente “reverso tenebroso” del éxito con las que se nos postulan: el fracaso. Justamente porque nos han enseñado a tener, nuestro temor es perder todos estos identificativos de éxito. Enfermamos de un vacío estéril que pretende simplemente llenarse de “cosas” que se poseen a través de la identificación con un cierto ideal de éxito o fracaso social que funciona como una  pulsión o un juicio, ambos sin fondo , al final de los cuales tan sólo nos aguarda la angustia y la depresión. No en vano ambas están consideradas hoy como las nuevas grandes epidemias de las sociedades occidentales. Vacíos de sentido, nuestro ser enferma de carencia, de vacío existencial. Hacia el final de su vida Jung reflexionaba sobre el sentido y nos ofrecía estas visionarias palabras:

El mundo en que nacemos es rudo y cruel, y al mismo tiempo de una belleza divina. Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el absurdo o el sentido. Si el absurdo predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es – o me parece ser – el caso. Probablemente, como en todas las cuestiones metafísicas, ambas cosas son ciertas: la vida es sentido y absurdo o tiene sentido y carece de él. Tengo la angustiosa esperanza de que el sentido prevalecerá y ganará la batalla. [6]
 
Este texto de Jung creo que nos plantea la gran cuestión. Absurdo y sentido son una elección que estará en función de qué prevalecerá: pulsión de muerte o consciencia. Este es el tema que nos llevará en los dos siguientes puntos.

6. LA TIERRA DE LOS MUERTOS VIVIENTES: ¿UNA SOLUCIÓN?

Con un cierto parecido en la estructura argumental a Cuando el destino nos alcance, el viejo maestro del terror George A. Romero nos ha seguido ofreciendo a sus muertos vivientes en una de sus entregas, La tierra de los muertos vivientes (2005), como una curiosa metáfora que profundiza a cuando el destino nos alcance. En esta película los seres humanos viven concentrados en una “zona protegida” en la que malviven unos muchos, mientras unos cuantos, una élite, disfrutan de las máximas comodidades y privilegios. Fuera de esta zona merodean los muertos vivientes. Que metáfora tan sugerente de la crisis actual: los ricos, los que  intentan vivir o malvivir de mejor o peor manera en las sociedades occidentales y los zombis como el mundo de los desahuciados. A pesar de su peligro al alimentarse de carne humana, ellos sí que son objeto de verdaderas carnicerías por parte de los humanos en sus salidas en búsqueda de provisiones y otras necesidades que se hallan abandonadas en las ciudades y pueblos ahora habitados por los muertos vivientes.  Otra buena metáfora de aquello que ya hemos repetido en tantas ocasiones que los seres humanos somos para la esencia del núcleo del sistema capitalista: “cosas” humanas a los que explotar en su propio beneficio y “cosas” humanas simplemente prescindibles. Mientras que el final de Cuando el destino nos alcance es un final pesimista, pues el secreto muere con la muerte del investigador que descubre el horror final, y éste horror simplemente continúa, en La Tierra de los  muertos vivientes Romero nos ofrece un desarrollo más sorprendente: los muertos vivientes se rebelan organizadamente contra los humanos destruyendo al final la zona protegida. La película acaba en una especie de mensaje en el que cada colectividad, la de los seres humanos y la de los muertos vivientes, parece destinada a buscar su propio camino… Pero para ello fue necesario acabar con el núcleo patológico, fue necesario acabar con la “zona protegida”.

Pero volviendo a los muertos vivientes… ¿No es acaso la imagen por excelencia de un cuerpo que vive carente de ser, carente de todo soporte simbólico? El muerto viviente, ese cuerpo sin ser, es  un cuerpo que deambula poseído por un simple y básico impulso: comer, y comer carne humana, y comerla más allá de la alimentación. La carne humana nos ofrece la dimensión pulsional para el muerto viviente como un reverso de esa pulsión del máximo beneficio que caracteriza el núcleo psicopático del sistema capitalista. El muerto viviente no es más que una imagen especular de la avidez capitalista llevada a su opuesto y con una imagen muy clara: el hombre devorando al hombre. Para el muerto viviente el hombre no es más que una “cosa” de la que alimentarse, pero no sólo eso… la carne humana es como el dinero, algo que simplemente se postula como un incontenible más, un “más allá” del hambre y el alimento, un más como el dinero los es para el especulador sin escrúpulos de Wall Street o de la bolsa de Barcelona.

El ocaso de las ideologías de izquierda tras el fracaso de las revoluciones socialistas y comunistas que ha dejado a la democracia liberal, en palabras de Francis Fukuyama, como el único gobierno posible, nos lleva a preguntarnos qué nos queda por hacer. ¿Será la única respuesta posible, como ocurre en la película de Romero, que las “cosas” humanas prescindibles, conscientes finalmente de su prescindibilidad,  carguen como muertos vivientes contra el sistema? ¿Será la solución final que las víctimas del sistema, de número incontable, mueran en su ser radicalmente para devenir en cuerpos vivientes impulsados por la pulsión de satisfacer una avidez sin fondo a través de la carne humana, y que el especulador sin escrúpulos muera entre sus mandíbulas, como ante incontables filas de “cosas” humanas prescindibles murieron entre sus largas e invisibles fauces ávidas de dinero y  poder?


 
7. CAPITALISMO Y PULSIÓN DE MUERTE.

Lo verdaderamente terrorífico no está en el contenido específico oculto bajo la universalidad del Capital global, sino más bien en que el Capital es una máquina global anónima que sigue ciegamente su curso, sin ningún Agente secreto que la anime. El horror no es el espectro (particular viviente) dentro de la máquina (universal muerto), sino que la misma máquina (universal muerto) está en el corazón de cada espectro (particular viviente). (Slavoj Zizek) [7]

El reflejo del especulador de Wall Street o de la bolsa de Barcelona en la avidez del muerto viviente nos permite reflexionar sobre la naturaleza última que se aloja en el núcleo patológico del sistema: la pulsión de muerte. Este punto es fundamental para comprender la idea de libertad asociada al capitalismo y a su rostro agradable que se manifiesta a través de la democracia liberal. ¿Cómo entender dicha pulsión en este contexto?

La clave está en que el pasaje desde la “Naturaleza” a la “cultura” no es directo, en que no es posible describirlo con un relato evolutivo: algo tiene que intervenir entre los dos ámbitos, una especie de “mediador evanescente”, que no es la “Naturaleza” ni la “cultura”. Todos los relatos evolutivos presuponen tácitamente este intermediario. Nosotros no somos idealistas: este intermediario no es la chispa del logos conferida mágicamente al homo sapiens, que le permite dar forma a su ambiente simbólico virtual complementario, sino precisamente algo que, aunque ya no es Naturaleza, tampoco es todavía logos, y que el logos tiene que reprimir. Desde luego, el  nombre freudiano de este intermediario es “pulsión de muerte”. Al respecto, es interesante observar que los relatos filosóficos del “nacimiento del hombre” siempre se ven obligados a presuponer un momento de ese tipo en  la (pre)historia un momento en el cual el futuro (hombre) ya no es un animal pero tampoco  un “ser de lenguaje”, regido por la ley simbólica; se trata de un momento de Naturaleza totalmente “pervertida”, “desnaturalizada”, “fuera de carril”, que aún no es cultura. En sus escritos pedagógicos, Kant subrayó que el animal humano necesita presiones disciplinarias para domesticar una “indocilidad” ominosa que parecen inherentes a la naturaleza humana: una propensión salvaje, irrestricta, a insistir obstinadamente en la propia voluntad, a cualquier costo. Debido a esta indocilidad, el animal humano necesita un amo que lo discipline: la disciplina apunta a esta indocilidad, y no a la naturaleza animal del hombre. [8]

Este es un texto fundamental para comprender y profundizar en el de Jung (ver nota 6) y en la relación que establecía entre absurdo y pulsión de muerte y sentido y consciencia. La pulsión de muerte es ese latido que late en el trasfondo del núcleo del liberalismo económico y en su traje político presentado como democracia liberal. La pulsión de muerte, entendida como una fractura entre la Naturaleza y la cultura que deviene en esa “indocilidad” ominosa que parecen inherentes a la naturaleza humana: una propensión salvaje, irrestricta, a insistir obstinadamente en la propia voluntad, a cualquier costo. En el liberalismo económico esa indocilidad ominosa es lo que dirige al beneficio, y eso es lo que transforma el capitalismo en una pulsión esencialmente destructiva con el ser humano, la cultura y la Naturaleza. Es muy interesante este matiz que introduce Zizek de que la disciplina se dirige a esa pulsión de muerte y no hacia la Naturaleza animal del ser humano, lo cual, a su vez, marca un distintivo esencial entre pulsión e instinto. Mientras que el primero es destructivo con la vida, el segundo es conservador de ella.

La libertad que se nos propone es aquella que es dirigida por esa pulsión de muerte que en la irrefrenable satisfacción de su demanda de libertad de mercados no respeta a nada ni a nadie… porque el objetivo final es la satisfacción del beneficio a cualquier costo. Y esto es lo que late en el concepto de libertad propuesto por el liberalismo económico. En las reflexiones que Milton Friedman hace en esa especie de biblia liberal que es su libro Capitalismo y libertad, y en una forma muy académica y “filosófica” puede observarse el núcleo violento de ese pensamiento:

…en una sociedad, la libertad no dice relación con lo que un individuo debe hacer con la suya; no es una ética comprehensiva. En realidad, uno de los objetivos principales del liberal es dejar los problemas éticos al individuo para que él se las entienda con ellos. Los problemas éticos "realmente" importantes son los que se le presentan al individuo en una sociedad libre: qué debe hacer con su libertad. [9]

En la esencia de ese pequeño párrafo reside su violencia, puesto que en su trasfondo late el siguiente reclamo y afirmación: ¡Liberad la pulsión de muerte! El peligro de esta tergiversación de Friedman es en qué medida hay que despejar qué es libertad y qué indocilidad ominosa, o dicho en términos más psicológicos, comportamiento psicópata. Esa violencia puede observarse más claramente expresada en las posturas más radicales del liberalismo como es el pensamiento anarcocapitalista, en el que, por ejemplo, encontramos declaraciones como la siguiente:

Para llegar a una situación de libertad y bienestar no sólo se ha de desnacionalizar sólo las empresas de comunicaciones, trasporte, construcción… porque si son privadas funcionarán mejor para el consumidor y para ellas mismas, sino también todos aquellos servicios que responden a una necesidad real. Efectivamente, mil veces mejor sería la educación si el cien por cien de ésta fuese privada; igual que las carreteras, la sanidad o incluso la seguridad (representada actualmente por el monopolio de la policía) y la justicia. La absoluta privatización de los productos y servicios reales (bienes económicos) no sólo garantizaría una plena eficiencia, sino una mayor elección para el consumidor. De igual forma, tampoco quedarían clases sub–marginales excluidas de estas necesidades. El precio y cantidad no serían únicos; la calidad y la utilidad del productor y consumidor se adaptarían a los dos. El ajuste sería total, pagando cada uno aquellos servicios que desea obtener y no teniendo que vivir, como actualmente ocurre, a expensas del resto de la sociedad.

Bienestar no es intervencionismo ni coacción. El bienestar sólo surge de la interacción de los individuos entre ellos. El individuo no necesita de un tercero para mediar por él o para defenderlo. Sólo la propuesta de un sistema capitalista basado en un Laissez Faire radical, o lo que es lo mismo, sólo la libertad absoluta y compulsiva pueden llevar a lo que se define como un “conjunto de las cosas necesarias para vivir bien”. [10]

Afortunadamente, el radicalismo fundamentalista siempre aflora en el lenguaje. El señor Valín, parece que poseído por un momento de euforia, nos lanza el inevitable panfleto liberal en nombre de la libertad y nos dice: Sólo la propuesta de un sistema capitalista basado en un Laissez Faire radical, o lo que es lo mismo, sólo la libertad absoluta y compulsiva pueden llevar a lo que se define como un “conjunto de las cosas necesarias para vivir bien”. ¿A qué se refiere el señor Valín con eso de la “libertad absoluta y compulsiva”? Porque ese es el verdadero asunto, el auténtico asunto de la libertad liberal… Si una libertad es compulsiva ya no es libertad, es pulsión… pulsión de muerte.



8. LA PARADOJA FINAL: DEPENDEMOS DE AQUELLO QUE NOS DESTRUYE.


En la década de 1990, las grandes proclamas republicanas de retorno a la política sirvieron, en esencia, para sostener las decisiones de los gobiernos, al mismo tiempo que refrendaban la desaparición de lo político ante las exigencias de la ilimitación mundial del capital, y sirvieron también para denostar como retraso “populista” a todo combate político contra esa desaparición. Sólo quedaba entonces atribuir, con ingenuidad o cinismo, la ilimitación de la riqueza al apetito devorador de los individuos democráticos, y considerar a esa democracia devoradora como la gran catástrofe por la cual la humanidad se destruye a sí misma. (Jacques Rancière) [11] 

La articulación de nuestra sociedad alrededor del capital,  como bien indica Zizek, y más allá de las ideologías y filosofías que se articulan con ella, o contra ella, presentan un estilo de monstruosidad cuya metáfora la podemos hallar en la ciencia ficción moderna en el tema de las máquinas u ordenadores que, a partir de un momento dado inician y siguen inexorablemente una acción por sí mismas y en la que el ser humano es un elemento prescindible (por ejemplo en Terminator o Capitán Sky y el mundo del futuro) o explotable (por ejemplo en Matrix), y que como dice Zizek acerca del capital, actúan como una máquina anónima que sigue ciegamente su curso (ver nota 8). Resulta así que la gran paradoja del capital responde a algo intrínsecamente humano que es a su vez su núcleo más inhumano: la pulsión de muerte. Su gran fuerza es que invoca a través de una ideología de la libertad fundamentada en el tener, y en el ejercicio de la autoridad basada en una variación del tener que es el poder, la  implacabilidad pulsional que nos habita y su insaciabilidad. Es por ello que la antimagen del zombi es un buen reflejo de la cara seductora del capitalismo a través de la democracia liberal… Un hambre y una voracidad que no se sacian nunca. Y este elemento es fundamental para entender bien porque algo que se nos propone aparentemente tan vital y dinámico como el capitalismo es a la vez tan mortífero como un cáncer: la vida destruyéndose a sí misma en nombre no evidentemente de la libertad ni de la justicia social sino del beneficio y el poder. Nuestra sociedad se estructura alrededor de un núcleo que la consume, justamente como un cáncer: dependemos de aquello que nos destruye. ¿Qué hacer contra toda esta locura? 

9. ¿QUÉ HACER? SER, JUSTICIA SOCIAL Y TRANSPARENCIA.

El fracaso histórico del desarrollo práctico de la ideología socialista y comunista con sus excesos obsesivo-paranoicos, cuya manifestación más evidente fue el control hipertrofiado y un inflacionado poder basado en el culto personalista (Stalin, Tito, Ceaucescu, Castro, Mao…) nos indican que no es tan fácil oponerse a la locura capitalista SIN DESARROLLAR OTRA – el poder enloquece -, y más cuando esta ha sabido disimularse tras el valor de la democracia parlamentaria. Aquí esbozo una línea que es, a mi entender, un camino posible y que se fundamenta en dos aspectos que considero fundamentales, uno a nivel social y otro a nivel individual:  el valor de la real democracia como fuerza subversiva contra el deseo de poder y el valor subversivo del ser contra el tener.



[1] Marx, Karl. Manuscritos: Economía y filosofía. Editorial Alianza, págs. 178 y 179
[2] Aspas, Antonio en su blog Buy & Hold 15-03-2010 en rankia.com
[3] Blog de Fernan2. Titulización de hipotecas subprime y crisis subprime en www.rankia.com
[4] Bauman, Zygmunt. Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Ensayo Tusquets, pág. 23
[5] Fromm, Erich. Del tener al ser. Paidós Biblioteca Erich Fromm, pág. 25
[6] Jung, C. G. Recuerdos, sueños y pensamientos. Seix barral & Biblioteca breve, pág. 362 
[7] Zizek, Slavoj. En defensa de la intolerancia. Ediciones Sequitur, pág. 59 
[8] Zizek, Slavoj. El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política. Espacios del Saber 20. Paidós, pág. 47
[9] Friedman, Milton. Capitalismo y libertad. Traducción Harald Beyer en Selección de escritos políticos y económicos de Milton Friedman, en Revista de Estudios Públicos nro. 60. Chile
[10] Valín, Jorge. Lassez faire, Capitalismo y libertad. www.jorgevalin.com 
[11] Ranciére, Jacques. El odio a la democracia. Amorrortu editores, pág. 101
[12] Ver nota anterior, págs. 66 y 67 
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DOCUMENTALES DE INTERÉS: 

INSIDE JOB - 2011 -

Este documental de Charles Fergusson se centra en los cambios de las industria financiera en las décadas pasadas que han llevado a la crisis y los movimientos políticos hacia la desregulación, y como la evolción de ámbitos financieros complejos como el mercado de derivados permitieron grandes incrementos en el riego financiero adoptado, al permitir eludirl las regulaciones que tenían como fin controlar el riesgo sistémico. Al describir el desarrollo de la crisis, la cinta también examina el conflicto de intereses del sector financiero, sugiriendo que se trata de una práctica que en muchas ocasiones se oculta al público. La cinta también indica que estos conflictos atañen a las agencia de calificación de riesgo lo mismo que a los académicos que son pagados como consultores sin informar al respecto en sus ensayos, oscureciendo y exacerbando la situación que condujo a la crisis.




LA DOCTRINA DEL SHOCK - 2011 -

Este documental dirigido por Michael Winterbottom y Mat Whitecross sobre el libro de Naomí Klein "La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre". Es una película sobre los orígenes de las teorías radicales de Milton Friedman, profesor de la universidad de Chicago, y su puesta en práctica, durante los años cuarenta, en países tan dispares como el Chile de Augusto Pinochet, la Rusia de Yeltsin, la Gran Bretaña de Thatcher y, más recientemente, en Afghanistán e Irak. The Shock Doctrine pone al descubierto el lado más oscuro de la ideología de Friedman, tan impopular que sólo pudo imponerse mediante la tortura y la represión.

 DOCUMENTAL COMPLETO: la doctrina del shock



  
LA CORPORACIÓN - 2003 -

Este documental de Jennifer Abott, Marc Achbar y Joel Bakan es un documental canadiense de 2003 sobre la corporación multinacional moderna. A partir de la constatación de que las empresas modernas, amparadas por el estatus de personas jurídicas, han ido adquiriendo derechos propios de los seres humanos personas físicas, el documental analiza la conducta social de las empresas a través de diversos ejemplos, y utilizando los criterios psiquiátricos con los que un psiquiatra evaluaría la conducta y la salud mental de un individuo cualquiera. La evaluación de la "personalidad" de la persona jurídica que es la corporación, a partir de los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), establece un paralelismo entre la conducta de la corporación moderna con ánimo de lucro y el comportamiento de un psicópata clínicamente diagnosticado. Las prácticas corporativas examinadas encajan con los síntomas que el DSM-IV considera definitorios de la psicopatía.

DOCUMENTAL COMPLETO: La corporación 


NO LOGO: EL PODER DE LAS MARCAS - 2003 -

Documental dirigido por Naomí Klein basado en su propio libro analiza una tendencia muy clara en el comportamiento de las corporaciones multinacionales: Esta tendencia se resume en que las corporaciones estarían cada vez menos interesadas en vender productos, sino que lo que venden son modos de vida e imágenes. Así observa como en muchos casos la manufactura de mercancías con el nombre de famosas marcas, como Nike por ejemplo, son subcontratadas a otras compañías, mientras la corporación en sí se enfoca exclusivamente en el marketing de marca. El objetivo principal es asociar la marca a una imagen de prestigio o de vida atractiva. Así se puede asociar la marca con una celebridad, por ejemplo, o inclusive invadir el espacio público con publicidad omnipresente. A veces se llega a nombrar edificios públicos con nombres de marcas, realizando así una penetración de las marcas y la publicidad en niveles de claro autoritarismo y colonización de los espacios públicos.

DOCUMENTAL COMPLETO:

No logo: el poder de las marcas (Parte 1)
No logo: el poder de las marcas (Parte 2)
No logo: el poder de las marcas (Parte 3) 
No logo: el poder de las marcas (Parte 4) 


CAPITALISMO: UNA HISTORIA DE AMOR - 2009 -

Con humor e indignación, "Capitalismo: una historia de amor" plantea una pregunta tabú: ¿cuál es el precio que paga Estados Unidos por su amor al capitalismo? Hace años, ese amor parecía absolutamente inocente. Sin embargo, hoy el sueño americano se parece cada vez más a una pesadilla, cuyo precio pagan las familias, que ven esfumarse sus puestos de trabajo, sus casas y sus ahorros. Moore nos lleva a las viviendas de personas normales y corrientes, cuyas vidas se han visto trastocadas, mientras busca unas explicaciones en Washington y en otros lugares. Y lo que descubre son los síntomas demasiado familiares de un amor que acaba mal: mentiras, malos tratos, traiciones y 14.000 puestos de trabajo perdidos cada día. Pero Moore no se rinde y nos invita a sumarnos a su lucha, incansable y llena de optimismo.



OTROS DOCUMENTALES DE INTERÉS:


LA TRAMPA: ¿QUÉ SUCEDIÓ CON NUESTRO SUEÑO DE LIBERTAD?
(Adam Curtis, 2007)


Parte 1. Jode a tu compañero 
Parte 2. El robot solitario 
Parte 3. Te forzaremos a ser libre





  

ZEITGEIST: THE MOVIE
(Peter Joseph, 2007) 

documental completo en castellano 










DEUDOCRACIA (DEBTOCRACY)
(Katerina Kitidi y Aris Hatzistefanou, 2011)

El documental trata sobre la crisis financiera global iniciada en 2008, la crisis económica de Grecia de 2010, el contexto europeo de la Crisis del euro en 2010, los antecedentes en otros países y las posibles soluciones que podrían resolver el problema que no están siendo consideradas por el gobierno del país griego y estarían radicalmente alejadas de las medidas impuestas por la Comunidad Económica Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo: realización de auditorias sobre la deuda, calificación de la misma -deuda odiosa y deuda externa legal-, responsabilidad en la contratación de créditos, anulación de la deuda 

Documental completo subtitulado al castellano 
 


Stephane Hessel

¡¡ INDIGNAOS!! PROGRAMA EMITIDO POR RTVE1. 

Programa emitido por RTVE1 sobre la figura y el fenómeno de Stephane Hessel (autor del libelo Indignaos!! y del más reciente Comprometeos!!) con la participación o recuerdo de otros pensadores como Nicolás Sartorius, Ernesto Sábato, José Antonio Marina, etc... Y sobre la importancia de despertar de esta anestesia en la que nos mantenemos frente a un poder implacable para quién el ser humano no cuenta sino como factor de explotación.

Pulsa aquí para ver el programa RTVE1 sobre Stephane Hessel: Indignaos!! 

5 comentarios:

  1. Magnífico artículo. Lástima que estos artículos no sea más visitados y comentados.
    Le invito a visitar el siguiente blog que puede ser de su interés
    http://desafiosilencioso.blogspot.com.es

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  2. Gracias me ayudo en una tarea,muy interesante

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    1. Gracias Adriana. Me alegro que te ayudara en una tarea. Un saludo.

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  3. Tu Blog es magnífico. Es difícil encontrar sitios así en la superficie de la red. Te doy mi enhorabuena. ¡Continúa con tu labor!

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