Páginas

lunes, 26 de septiembre de 2011

1. EL MANANTIAL (THE FOUNTAINHEAD 1943): figura y fondo en el tema social y el tema romántico.

PARTE I. EL TEMA  SOCIAL

Esta película dirigida por King Vidor (1943), inspirada en la novela de Ayn Rand quién realizó y supervisó el guión adaptado para el cine, nos permite reflexionar sobre la trampa ideológica que nos plantea el capitalismo en su relación con la libertad… Empezaremos, como diríamos en la Gestalt, con los temas “figura” de su argumento: el conflicto que plantea entre el individuo y la sociedad, entre los desafíos de la creatividad y el inmovilismo del convencionalismo y el tema romántico de la película. Hablaremos de esos dos aspectos reflexionando también sobre el “fondo” de la película. La película cuenta con la interpretación de uno de los grandes actores clásicos del cine norteamericano: Gary Cooper. Le acompañan en el reparto Patricia Neal, Raymon Massey, Robert Douglas y Ken Smith.



1. SOBRE LOS PERSONAJES.

Creo que una buena manera de ver la película es viendo primeramente qué representan sus personajes:


- Howard Roark (Gary Cooper): el personaje alrededor del cual pivota la película: el individualista e inconformista arquitecto que prefiere renunciar a la arquitectura antes que renunciar a los valores que fundamentan su visión de ella. El hombre de integridad que, no obstante, también tiene su sombra, como veremos, en su relación con el personaje femenino del film: Dominique Francon. Con ella establece una tensa y turbia historia de amor. Es interesante contemplar a este personaje desde la perspectiva del superhombre de Nietzsche.


- Dominique Francon (Patricia Neal): personaje complejo y torturado… Temerosa del amor y crítica pero impotente ante la hipocresía de la sociedad que le toca vivir. La historia que trascurre entre ella, Howard Roark y su esposo Gail Wynand (con el que se casa para huir de su amor por Howard), un magnate de la comunicación, es uno de los alicientes interesantes de la película


.- Gail Wynand (Raymon Massey): Interesante personaje que contemplo desde una doble faceta: la social y la afectiva. Wynand es el hombre que conoce bien la sociedad en la que se mueve y le vende lo que quiere (es el magnate de un periódico sensacionalista)… Que se construye sobre el elemento hipócrita que la configura. Su fin es simple, enriquecerse con ello sin ningún escrúpulo. En lo afectivo es interesante la relación de amistad que entabla con Howard y como esto le lleva a cambiar en algunos aspectos aunque finalmente ceda ante las presiones… y como a través de esta amistad introduce en su relación, sin saberlo, el amor que existía entre Howard y Dominique.

- Ellsworth Toohey  (Robert Douglas): Es el individuo de poder, o mejor dicho, corrompido por el poder…  Es el conservador y garante de las formas y del supuesto  “lo que es bello”, “lo que es adecuado” en la arquitectura. Para él lo importante no es realmente lo bello, lo nuevo y creativo – que si es capaz de reconocer y valorar - sino el poder en sí mismo que le confiere ser el sacerdote de ese supuesto “lo que es”. Mientras Gail Wynand representa el poder especulativo, Ellsworth Toohey es un individuo de poder ideológico. Ambos se constituyen en el instrumento del otro. 

-Peter Keating (Ken Smith): representa al individuo que podríamos llamar sin personalidad, cuyo éxito no es por su valor sino simplemente por seguir fielmente a Toohey. Se trata del arquitecto convencional, seguidista… que se vende para lograr el éxito al precio que sea.

2. EL MANANTIAL Y LA FIGURA SOCIAL: LA IDEOLOGÍA DEL FILM.  

Any Rand
Para aproximarse bien a la película y no dejarse llevar por su primera impresión es importante recordar, como dijimos al principio que su guión y el control de la película fue supervisado por la misma autora de la novela Any Rand (en realidad Alisa Zivonievna Rosenbaum). Pero… ¿Quién es Any Rand? De origen ruso, fue una filósofa y escritora que sentó las bases de un movimiento llamado objetivismo que constituye uno de los pilares del hoy conocido como “capitalismo laissez faire” o como también se le denomina en ocasiones, y de una manera mucho menos amable, capitalismo salvaje. De hecho, su obra literaria puede considerarse como la “divulgación” de sus ideas filosóficas y, de hecho, El manantial (The fountainhead, 1943), su primera novela, se erigió en un best seller del momento, y uno de los libros más  leídos por los soldados norteamericanos durante la segunda guerra mundial.
 
Es fácil, en una primera visión de la película caer en la simpatía por el personaje de Howard Roark como el gran representante del “espíritu humano” que finalmente se impone a la mediocridad y al conservadurismo creativo que tan vehementemente defiende en su famoso discurso final ante el tribunal que le juzga. Zizek comenta en una doble lectura que “El manantial es la mejor película estadounidense de todos los tiempos”. ¿Cuál es esa doble lectura? Basta con echar una mirada al argumento de la película, como dice Zizek en su artículo ¿Puede un lacaniano aprender algo de Any Rand?:

El eje ideológico elemental de su trabajo consiste en la oposición entre los prime movers, los "hombres de mente", y los second handers, los "hombres masa". [1]

El hombre de mente está aquí representado por Howard Roark, el arquitecto revolucionario totalmente opuesto al hombre masa representado por Peter Keating. Sin embargo yo quisiera ahora reflexionar sobre dos personajes fundamentales: Gail Wynand y Ellswoorth Toohey. ¿Dónde adscribir estos dos personajes? Podríamos entenderlos como enemigos del hombre de mente sin que podamos adscribirlos exactamente a hombres masa. ¿Qué representan estos dos personajes? Nada más y nada menos que la esencia del capitalismo, el motor alrededor del cual se articula la ideología capitalista: son los hombres de poder. Curiosamente, Howard Roark define bien a estos hombres en ese vigoroso discurso final como “parásitos”. En qué medida se ejerce ese parasitismo en ambos hombres nos muestra los dos tipos de poder clásicos: el poder especulador ejercido por Gail Wynand y el poder ideológico ejercido por Toohey. Uno busca simplemente el dinero (Wynand), el otro  la doctrina de la que es sacerdote y valedor (Toohey), el hombre de influencia (cuya versión moderna en el capitalismo lo representan pensamientos como el de Milton Friedman o Francis Fukuyama, o lo que pretender ser Aznar desde las FAES).

También es interesante reflexionar en cómo se potencian estos personajes… Uno da la carnaza para que el otro gane dinero, y este reafirma el poder doctrinario del otro en lo que podríamos definir como parasitismo cooperativo. Pero la cuestión final es… ¿quién es el parasitado? Eso define el “fondo”, por oposición a la figura, de la película. Hay que buscar la respuesta en una escena de la película en la que convergen las necesidades de Weynand y Toohey. Ocurre justamente cuando Toohey se plantea destruir el nombre de Roark cuando construye el edificio Enright que le encarga un magnate (Roger Enright) que pasa de los convencionalismos que dicta Toohey, no tanto por oposición ideológica sino simplemente por pasotismo. En esta escena vemos como ambos se buscan para sacar beneficio de la situación: a Wynand le va fantástica la polémica creada por Toohey para vender periódicos, mientras que a Toohey le dota del soporte a través del cual mantener la rigidez doctrinaria sobre cómo debe ser la arquitectura. Y aquí vienen el fondo: ¿A quién se dirigen ambos para su propio beneficio? Ya no tanto al hombre masa estilo Keating, los seguidistas de la doctrina… No, ese va a un tercer rango, el fondo no  nombrado de la película: el hombre explotado. El hombre a quién se le miente y se le instrumentaliza sin el menor rubor, y así se le mantienen en el velo de Maya, el velo de la ilusión creado por el poder, tanto especulador como ideológico. Y así Weynand vende periódicos y Toohey mantiene su posición de poder en un sencillo ejemplo de como el fin justifica los medios, o como podríamos completar en el caso que nos trae: como el fin más miserable justifica el empleo de los medios más groseros.

3. HOWARD ROARK: EL SUPERHOMBRE.

Ahora bien… me gustaría centrarme en lo que parece el elemento redentor de la película: Howard Roark. Antes cité que cuando vi la película me pareció ver en Roark un buen ejemplo de lo que Nietzsche llamó superhombre (traducción insuficiente de Ubermensh que incluye también suprahombre o ultrahombre). De hecho reúne bastantes de sus características… Vitalismo, rechazo al sometimiento y a la masificación, creador de sus propios valores, irreductible a la moral que proviene de la tradición o las modas, etc. Tiene una concepción dionisíaca de la vida sin renunciar por ello a los valores apolíneos, especialmente a la fuerza de la razón. Tiene ciertas características que le aproximan al principio de la individuación junguiana, especialmente en cuanto al sentido: no cree que la vida tenga un sentido excepto  aquel que él mismo determina con su propio camino. Muchos de esos aspectos confluyen en Howard Roark… Ese hombre situado más allá del bien y del mal y que alcanza su máxima y más genuina expresión cuando Toohey va a buscarle y se produce el siguiente pero corto diálogo:

Toohey: Hola Sr. Roark. Esperaba encontrarle algún día, así a solas. ¿No le importa hablar conmigo?
Roark:   ¿De qué?
Toohey: De esto que estamos presenciando... Se está construyendo en toda la ciudad oportunidades negadas a usted y concedidas a incompetentes. Usted está en paro mientras ellos trabajan. Esta ciudad está cerrda para usted y yo fui el que lo hizo. ¿No quiere saber el motivo?
Roark:   No
Toohey:  Lucho contra usted y seguiré haciéndolo mientras pueda.
Roark:   Es usted libre de hacer lo que quiera.
Toohey: Sr. Roark, estamos solos aquí. ¿Por qué no me dice lo que piensa de mí? En cualquier término que desee. Nadie nos oirá.
Roark:   Pero yo no pienso en usted.

O también cuando acepta diseñar un proyecto a la sombra de Peter Keating que es quien aparentemente lo firma por el simple placer de saber íntimamente que él ha sido el creador.

Ahora bien…  Frente a toda esta determinación la pregunta es qué aporta Howard Roark, ese hombre de espíritu, al hombre explotado… Su historia me recuerda una frase que se atribuye a Nietzsche que dijo es más fácil amar a la humanidad que amar a un hombre… A lo que se podría parafrasear que es más fácil amar al creador que amar a un obrero que, de cierta manera adquiere la categoría de imbécil en comparación con el superhombre, el hombre de mente, el gran creador… Howard Roark. ¿Pero no hay finalmente una cierta verdad en que la lucha de Roark por sus ideas y valores sigue necesitando de hombres del sistema como Roger Enright, el “magnate bueno”, o el mismo Wynand, quién hasta su abandono final no sólo le apoya sino que traba con él una fuerte amistad, y que actúan a modo de mecenas como ocurría con la aristocracia renacentista (p.e. la familia de los Medici en Florencia) con respecto a ciertos artistas… No es cierto que lo único que cambia son los nombres pero que lo que se mantienen constante es el modelo… Zizek lo dice muy claro:

La limitación ideológica de Rand es aquí claramente perceptible: a pesar del nuevo ímpetu que el mito de los "prime movers" recibió de la industria digital (Steve Jobs, Bill Gates), los capitalistas individuales de hoy, en nuestra era de las multinacionales, definitivamente no son "prime movers".   En otros términos, lo que Rand "reprime" es el hecho de que la regla de la muchedumbre es el resultado inherente de la dinámica del capitalismo en cuanto tal. [2]

El horror de un pensamiento como el de Rand es la facilidad con la que despacha la justicia social reduciendo a  una multitud de seres humanos a la categoría de desechos como fondo de esa figura que constituye no sólo Howard Roark sino también Toohey y Wynand como hombres de poder. La cuestión de los “hombres de mente”  no es su realidad o no, la cuestión es la categoría que Rand les atribuye como “clase superior” ante los hombres de poder  (a los que finalmente también necesita) en detrimento del hombre desecho, que como tal ni es nombrado en la película.

3.1. Acerca del superhombre nietzscheano: un matiz importante.


Friedrich Nietzsche
La figura del superhombre, como en general toda la obra de Nietzsche ha sido frecuentemente malinterpretada cuando no descaradamente manipulada (como ocurrió con el nazismo). Es cierto que, en ocasiones, Nietzsche genera ciertas ambigüedades si estas se leen desconectadas de su contexto más general y de su obra en particular. Pero si se contempla desde esta perspectiva no hay lugar a dudas acerca de su sentido… Antes escribí que en  una primera visión de la película Howard Roark me apareció una buena imagen de ese superhombre. Una posterior reflexión ya no me hizo verlo tan claro… El superhombre de Nietzsche (cuyo exponente es su Zaratustra) es también un profeta. ¿Qué significa esto? Sencillamente que él trae su mensaje al resto de los hombres… No es un ser reconcentrado en él mismo y su obra como Roark… Él desea su descubrimiento para el hombre. Esa es una diferencia fundamental.

Compárese el tipo de héroe que representa Howard con, por ejemplo, el profesor John Keating (excepcional Robin Williams en este papel, curiosamente, de un Keating bien distinto) en El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989) o del más sencillo, pero no menos importante Clément Mathieux (Gérard Junot) en Los chicos del coro (Cristophe Barratier, 2004). O un tipo como Brubaker (Stuart Rosenberg, 1980), interpretado por Robert Redford. Su acción se encamina hacia los demás, curiosamente a los niños y adolescentes, o a los presidiarios en Brubaker, con el objetivo de darles una perspectiva distinta de las que los modelos tradicionales o las injusticias sociales les intentan imponer…

Robin Williams en el papel del profesor John Keating en el Club de los poetas muertos


4. GAYLE WYNAND: EL LADO OSCURO DE HOWARD ROARK.

Uno de los aspectos curiosos de la película es la amistad que se traba entre Roark “el integro”  y Wynand “el parásito”… Una amistad que lleva hacia el final de la película a Weynand a una defensa acérrima de Roark ante la persecución que contra él inicia Toohey, hasta el punto de comprometer la viabilidad del periódico. Wynand finalmente ha de ceder ante la presión del consejo de administración y con todo su pesar tiene que volver a cargar contra Roark… ¿Qué es esta amistad entre personajes aparentemente tan dispares? Sin embargo, hay un momento de la película que pone de manifiesto que esta disparidad no es tal cuando Gayle quiere invitar a Howard a un crucero con él y Dominique. Veamos el diálogo

Dominique: ¿Qué es esto, una obsesión? ¿Qué es el Sr. Roark para ti?
Wynand:    Me recuerda mi juventud.
Dominique: ¿Eras como él en tu juventud? – tono jocoso –
Wynand:   No, no, mucho más que eso… Es lo que yo quería ser a los dieciséis años.

Yo propongo ver en ellos una relación de simetría como la existente entre la máscara o persona y la sombra junguianas. ¿Hay tanta distancia entre uno u otro? ¿No hay también algo de oscuridad en esta amistad que tiene como trasfondo a Dominique? ¿No hay algo inquietante en Dominique y Howard en esa historia silenciada de amor con respecto a Gayle, que ama a uno y profesa sincera amistad al otro? ¿Está el romanticismo exento de integridad? Es sorprendente el final de la película en la que tras el suicidio de Gayle, se ve de inmediato la felicidad de Dominique subiendo hacia el último piso de un rascacielos donde la aguarda Howard, y deja a Wynand… ¡como un absoluto estorbo! ¿No hay también en el suicidio de Gayle, difícil de entender salvo por necesidad de la historia, un acto de integridad?

La realidad final es que Wynand, como Toohey, son distintas modalidades del “hombre libre” randiano, de su lado no épico, ni heroico ni agradable. Toohey como hombre de poder o Wynand como el especulador y Roark como el hombre de espíritu,  completan un sistema que necesita de un cuarto y un quinto hombre reprimidos en esta concepción que incluye el capitalismo radical: el explotado y el desecho.
__________________

[1] Zizek, Slavoj,  ¿Puede un lacaniano aprender algo de Any Rand? Ver enlace
[2] Ver nota anterior 

5 comentarios:

  1. Muy interesante pero sigo sin comprender pq Zizek la considera eximia

    ResponderEliminar
  2. El comentario de Zizek hay que tomarlo en su dimensión irónica... La llama la mejor película estadounidense de todos los tiempos en l sentido de que fundamenta la salvaje ideología capitalista del american way of life...

    ResponderEliminar
  3. Gracias por responder :)

    ResponderEliminar
  4. Y la mejor alemana, Der Opfergang, de todos los tiempos pasados.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comengtario. No la conocía y la he vista subtitulada en inglés. Me parece muy interesante y si que tiene un paralelo en relación a la ideología imperante...

      Eliminar