AVISO. POR LA NATURALEZA DE LOS TRABAJOS DE ESTE BLOG, EL ARGUMENTO E INCLUSO EL FINAL DE LAS PELICULAS SON REVELADOS.

miércoles, 26 de junio de 2013

AMOR (Amour, Michael Haneke -2012 -): los difíciles lugares del amor.

,
Hace tiempo que no veía una película que me emocionara tanto como esta de Michael Haneke: Amor (Amour, 2012). Me es difícil trasladar en palabras lo que esta película me sugiere. Para ello creo que la mejor manera de empezar es diciendo algo que me parece destacable: en una película titulada amor, esta palabra, o cualquier conjugación de su verbo no se utiliza ni en una sola ocasión. Quizá esto ya nos indica algo que tiene que ver con el amor, algo que no tiene tanto que ver con la palabra como con el gesto (tan presente en la película). No me parece tampoco extraño que Haneke haya situado este complejo sentimiento del amor en una historia en la que los protagonistas son una pareja de ancianos, profesores de música jubilados, interpretados soberbiamente por un increíble y lleno de matices Jean-Louis Trintignant (Georges) en una de esas inmortales interpretaciones que nos son raras de contemplar, y la no menor de Emmanuelle Riva (Anne). El amor aparece en esta historia ligada a la vejez, ligada, en este caso, a la enfermedad y al sufrimiento, y finalmente a la muerte. También a la soledad. En su trabajo, y en el papel de Eve, su hija, también dedicada a la música como su pareja y sus hijos, les acompaña la siempre excepcional Isabelle Huppert. 

Lejos del habitual romanticismo, aunque no exento de él - ya hablaremos de ello -, Amor se rodea de una historia que quizá en su sencillez y austeridad claramente diseñada por Haneke,  sin música de acompañamiento, excepto la propia de las escenas en las que la hay por necesidad del guión, simplemente apoyada en la humanidad de sus protagonistas, ya nos habla de los lugares en los que el amor habita: lejos de todo tipo de excesos y, en ocasiones, en los lugares más oscuros y recónditos. 

I. LA ANCIANIDAD como camino final del amor.

¿Por qué Haneke ubica esta historia de amor en la ancianidad? Para ello quizá debamos interrogarnos acerca de qué  lleva a un ser humano a amar a otro. El amor al otro es un sentimiento que se crea con el tiempo, que requiere tiempo. Deseo y enamoramiento son sus fuegos artificiales aunque no por ello menos importantes, son las chispas que nos abren a la posibilidad del amor. Deseo y enamoramiento son dos afectos relativamente efímeros y volubles que, sin embargo, nos abren a ese sentimiento más permanente y estable por el que el otro pasa a ser alguien importante en nuestra vida, alguien a quién sentimos querer a nuestro lado: alguien con quien construir camino. Veo en ese aspecto el por qué Haneke situa el amor en nuestra pareja de ancianos, una pareja que no sólo ha construido camino sino que se halla - pasados los ochenta - ya en sus últimas andaduras... Aquellas que quizá sean las más difíciles de su trayectoria.

Michael Haneke con Enmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant



Georges y  Anne son una pareja pareja de ancianos, ambos profesores de música retirados y de una gran cultura que viven en su piso parisino, y cuya vida se ve notablemente perturbada a causa de una intervención quirúrgica desafortunada que sufre Anne - obstrucción de la carótida - y que la deja hemipléjica, paralizada del lado izquierdo de su cuerpo y en silla de ruedas. "Hemos pasado por mucho tu madre y yo. Esto es nuevo", le dice a su hija antes de que Anne vuelva al apartamento, frase que inaugura algo en lo que el amor va a estar implicado. Ya anticipa esto un momento clave en la vuelta de Anne a casa cuando le hace prometer a Georges que no la volverá a llevar al hospital. Sin embargo, cito la frase de Georges para indicar como la idea de camino va unida a la de superación de los problemas, la asunción de los conflictos que conlleva precisamente esta íntima convivencia y la posibilidad de crecer como individuos y como pareja. Georges muestra una gran claridad cuando indica que "esto es nuevo". 

La película continúa con algunas escenas donde observamos a Georges cuidando de Anne si bien pronto también se articulan los primeros problemas, en especial cuando Anne manifiesta que ya no vale la pena vivir: "No hay nada por lo que seguir viviendo. Sé que sólo puede empeorar. ¿Porqué imponernos esto a tí y a mí?". El diálogo que sigue es de interés:

Georges: A mi no me impones nada...
Anne: Nadie te obliga a mentir Georges.
Georges: Bueno... Ponte en mi lugar, No se te ha ocurrido que podría haberme pasado a mi.
Anne: Si, claro. Pero la imaginación y la realidad tienen poco en común.
Georges: Además cada día mejoras...
Anne: No quiero seguir. Agradezco tus esfuerzos pero no quiero seguir de este modo. Y lo digo por mi, no por tí.
Georges: No te creo. Te conozco. Crees ser un peso para mi... Pero si estuvieses en mi lugar qué harías.
Anne: No lo se. No quiero ponerme en tu lugar. Estoy cansada. Quiero acostarme.

"No hay nada por lo que seguir viviendo. Sé que sólo puede empeorar.
¿Por qué imponernos esto a ti y a mi?"
La entrada en el mundo de la enfermedad y el sufrimiento será una de las pruebas que el amor de Anne y Georges deberán afrontar en este momento final de sus vidas. La del propio sufrimiento de Anne y el de Georges, el sufrimiento de quien contempla el del ser amado. La posición de Anne nos recuerda la de Virginia Woolf en Las horas (Stephen Daldry, 2002) y en cuya entrada que dediqué a esta película escribía:

La dificultad de la libertad reside en situaciones como ésta, cuando libertad y amor no se encuentran por el sufrimiento que media entre ellos. Cuando la libertad es el sufrimiento del amor, o el amor es el sufrimiento de la libertad. Al final, la solución que halla Virginia es el suicidio, ya no como elección sobre la anestésica Richmond, sino como liberación de su propia muerte en vida y también de la de Leonard. La decisión de Virginia alrededor de esta situación es, desde su punto de vista, de una claridad impecable. Dice en otro momento a Leonard al hablar de la necesidad de que alguien debe morir en su obra La señora Daloway: Alguien tiene que morir para que los demás valoremos la vida. Establece un contraste.

Bueno... Ponte en mi lugar. No se te ha ocurrido que podría haberme pasado a mi.

- La pesadilla de Georges.

El sufrimiento que Georges lleva en silencio se hace patente en una pesadilla que le sorprende durante la noche:

Mientras Georges se está cepillando los dientes suena el timbre de la puerta. Georges se dirige hacia ella y pregunta quién es. Nadie responde. Abre la puerta y no encuentra a nadie. Ante él se ofrece una extraña imagen. La puerta del ascensor aparece barrada por maderos clavados en el exterior. Se oye entonces la voz de Anne gritando: "¿Qué ocurre? ¿Quién es?". Georges mira entoces por el pasillo del replano y pregunta si hay alguien. Mientras sigue andando se oye la voz de Anne preguntarle de nuevo que ocurre. George sigue andando por el pasillo y al girar se encuentra de repente con el suelo encharcado y en ellos sus pies mojándose. De repente y de detrás de la puerta que está tras él surge una mano que le tapa la boca. Georges se despierta gritando en la cama mientras Anne intenta tranquilizarlo.

La pesadilla de Georges
El sueño bien nos puede ofrecer el escenario psíquico que Georges está viviendo. El ascensor barrado puede significar una situación vivida como sin salida, una angustia latente que George se implica al intentar mantener la compostura ante Anne y su enfermedad y sufrimiento. Como en todo sueño Anne es una proyección del propio soñante y nos muestra precisamente esta parte angustiada. ¿Qué ocurre? ¿Quién es? no son más que preguntas que Georges se dirige a sí mismo, que corresponden a esta angustia que le habita. ¿Qué me ocurre? ¿Quién soy?  Estas son las preguntas que su inconsciente trata de llevar a su consciencia, aquello de lo que pretende que se de cuenta. Esta es la respuesta que le ofrece el sueño en forma de pesadilla en su segunda parte, cuando al doblar la esquina del rellano de repente se mojan sus pies en el agua que anega el suelo. A riesgo de ser interpretativo las aguas simbolizan en ocasiones el mundo emocional, un mundo emocional que George mantiene a raya durante toda la película con una excepción de la que ya hablaremos más adelante. George sofoca su sufrimiento hecho de miedo, de tristeza y de dolor en una entereza que es la admiración de los vecinos. Una entereza figura de un fondo de soledad bajo el que se oculta su sufrimiento reprimido que sólo parece captar Anne, quien también consciente de que no hay salida por ello siente que no hay nada por lo que seguir viviendo.

Esta escena tiene su referente en una escena anterior donde George le cuenta a Anne un episodio de su infancia después de haber visto una película de época de corte romántico:

... recuerdo que estaba muy conmovido al salir. Tardé un largo rato en calmarme. En el patio de la casa donde vivía mi abuela había un chico asomado. Me preguntó de dónde venía. Tenía unos años más que yo y era de esos que fardaban y me intimidaba mucho. Del cine - le dije yo -. [...] ¿Y qué has visto? Empezé a contarle la historia, y mientras hablaba me fui emocionando. No estaba dispuesto a llorar delante de él. Era imposible. Ahí estaba en el patio, llorando. Y le conté el drama hasta el final [...] Recuerdo los sentimientos. Me avergonzaba llorar. Pero al contar los sentimientos volvían las lágrimas con más fuerza que cuando veía la película. No podía parar.

Las lágrimas que nos relata aquí Georges son las que ahora no puede vertir como tampoco puede dar cauce a sus emociones y sentimientos presos en su angustia. No en vano Anne al oir este relato le dice: "No vas a estropear tu imagen ahora que has llegado a la vejez". Un Georges soprendido le pregunta: "¿Oye,,, cuál es mi imagen?" A lo que Anne le responde amorosamente: "A veces eres un monstruo, pero eres bueno".

Uno de los aspectos que observamos es también la dificultad que entraña pasar del hacer al estar. Se observa en especial cuando Eve esta sentada delante de su madre tendida en la cama y ya mermada por el segundo ataque. Eve le habla de historias financieras... como si nada ocurriera. Cuando Anne habla no logra entenderla. Eve nos pone de relieve esa dificultad que experimentamos los seres humanos cuando ya no podemos "hacer" nada más que "estar" - algo que Georges va a asumir admirablemente -, que acompañar al otro en su camino hacia la muerte en un camino donde el sufrimiento es explícito. En una escena posterior tenemos un diálogo entre padre e hija interesante:

Eve: ¡Mamá desvaría! [...] ¿Qué está ocurriendo? No podemos dejarla tumbada sin más. Ni la reconozco, es de locos.
Georges: No se puede hacer más por ahora. Sigue un tratamiento, toma la medicación. No hay otro tratamiento.
Eve: ¿¡Cómo que no hay otra posibilidad!? Y si la ingresas en el hospital.
Georges: Ha tenido otro ataque. Vertier la examinó y cree sinceramente que debemos evitar llevarla al hospital. Además no se la quedarían, la mandarían a una residencia y lo que hacen allí puedo hacerlo yo aquí. Y... además, no irá a una residencia. Se lo prometí.
[..]
Eve: La verdad, no puede ser que hoy en día no tenga la posibilidad de un tratamiento más eficaz.
Georges: Nada te impide averiguarlo... Supongo que me creerás si digo que quiero a tu madre tanto como tú. Y te lo ruego, no me trates como un tarado incapaz de tomar decisiones lógicas.
Eve: No he dicho eso, pero dudo que tenerla aquí sea lo mejor...

Finalmente Georges eleva su tono de enfado ante lo que parece estar pasando un examen ante su hija y su yerno... Mientras unos hablan de lo que es "operativo" - cosa de la que George ya se encarga en realidad -, Georges habla de la importancia de respetar la voluntad de Anne y de "estar" con ella. El clíma de máxima tensión entre ellos es hacia el final de la película, donde la emoción de Eve, que es una emoción de desesperación y no exenta de sentimiento de culpabilidad, sigue sin reconocer la elección de Georges:

Eve: ¿Y que va a pasar ahora? - de nuevo el examen -
Georges: ¿Qué que va a pasar? La enfermera viene tres veces a la semana, cada quince días el doctor Vertier y la peluquera. ¿Es lo que querías saber...? Todo seguirá como hasta ahora. Irá de mal en peor y así hasta que un día se acabe.
Eve: No puedes seguir de este modo papá. No...
Georges: ¿Y qué me propones?
Eve: ¡No podemos hablar en serio los dos!
Georges: ¿A qué llamas hablar en serio? ¿Quieres llevártela a tu casa o quieres mandarla a una residencia? ¿Es eso? ¿Eh? ¡Vamos... hija! ¡Vamos, háblame en serio!

Como vemos, este tema nos plantea hoy también la problemática de los ancianos en una sociedad como la nuestra en la que, paradójicamente, y al mismo tiempo sintomáticamente, el aumento de la esperanza de vida ha venido unido con el deterioro de su calidad y sobretodo de su dignidad.

Eve: ¿Y ahora qué va a pasar?

II. AMOR E INTIMIDAD: El camino que construye un espacio.

De la misma manera que antes dijimos que el amor requiere tiempo, el amor que se construye con el camino también requiere de un espacio, el espacio de la intimidad. La sobriedad y la sencillez de Haneke es, como ya dije, lo que da una fuerza especial a esta película. El apartamento y sus dos protagonistas llenan la película de una intimidad conmovedora. Eso es algo que Haneke  nos introduce al principio de la película cuando Anne es intervenida en el hospital. El director alemán nos muestra entonces distintos planos del apartamento solitarios y oscuros, de un extraño inmovilismo, como adentrándonos en el espacio en el que sólo la presencia de Anne y Georges lo va a transformar en un espacio de intimidad donde sus presencias se van a encontrar en ese algo nuevo de lo que Georges nos habla. Me recuerda su planteamiento a las odas de Pablo Neruda, odas a objetos inanimados que parecen tener alma... el alma que les confiere precisamente su contacto con el ser humano. El alma que para ese apartamento son Anne y Georges.

Entre las paredes de ese apartamento y sus objetos vamos a asistir a una intimidad hecha no de grandes movimientos dramáticos ni de sentimentalismos superfluos, sino una intimidad hecha del amor entre dos seres humanos cada uno de los cuales se nos muestra con las peculiaridades y limitaciones de su caracter. Al no ser personajes emocionalmente intensos, el amor gana entre ellos una presencia sumamente especial en el transcurrir de la película en los pequeños gestos, las miradas, pequeños gestos y miradas que de repente nos hacen percibir la verdadera fuerza del amor más alla de cierta torpeza emocional, y como a pesar de esta, el amor se torna cierto en una situación tan sumamente dramática como lo es la invalidez y el deterioro en la vida de una pareja de ancianos. Es justamente esa torpeza emocional, una torpeza tan frecuente en todos los seres humanos, en unos por defecto, en otros por exceso, que por ello se torna tan conmovedora... La historia de estos dos ancianos nos muestra el amor que se construye a pesar de los límites del caracter, no un amor inflacionado hecho de grandes manifestaciones sino un amor real hecho de pequeños gestos posibles para cada uno de sus protagonistas.

Hay varias escenas conmovedoras en la película, pero hay una de ellas que cuando la ví me hizo saltar unas pequeñas lágrimas - en esa película todo es pequeño y por ello conmovedor - y que, cada vez que la veo, me las sigue haciendo saltar, porque en su sencillez rezuma la expresión del verdadero amor que sienten dos seres que han construido una vida en común y que ahora se enfrentan a un duro final de trayecto. La escena corresponde a cuando Anne ya ha sufrido un segundo ataque y está considerablemente mermada. Georges esta sentado en la cama mirándola mientras ella balbucea algunas palabras con suma dificultad. Él sigue animándola a pronunciarlas... Anne entonces levanta su mano y extendiéndola la pone cuidadosamente sobre la de Georges. Este baja su mirada y contempla la mano sobre la suya. Unos instantes después él le pone su otra mano encima y se quedan mirándose ambos en silencio... Hay más amor e intimidad en esa imagen que en todas las definiciones que podamos dar del amor y que en todos los grandes abrazos y besos que se han contemplado en la gran pantalla. Ese momento es verdadera poesía hecha imagen.


Amor
Amor hecho gestos y miradas, amor encarnado, amor que trasciende la emoción para ser puro sentimiento discreto, silencioso, sutil...

Pero la intimidad no sólo está hecha de momentos tiernos sino también de los momentos duros, pues en la intimidad de una pareja transcurre todo lo que sucede entre dos seres que conviven. El amor tiene también sus momentos crueles, como en la escena en la que Anne se niega a beber - como testimonio de su voluntad de morir - y acaba con Georges dándole una bofetada ante su testaruda persistencia al escupir el agua que pretende hacerle beber. Es impactante la mirada que hace Anne a Georges cuando este le dice: "Vamos Anne, si no bebes morirás. ¿Eso quieres?" En su mirada está la respuesta. "No puedes obligarme a dejarte morir de sed" - le dice Georges -. Si te empeñas deberé llamar al doctor Vertier y te ingresará en un hospital. Te alimentarán artificialmente. ¿Eso quieres? Te prometí que no pasaría pero ayúdame... Esto me supera... Vamos Anne". Vuelve a intentar darle de beber pero Anne sigue cerrando la boca. Georges pierde la paciencia y la fuerza a beber, pero Anne escupe el agua y Georges le da una bofetada... "Lo siento... perdóname" -  le dice conmocionado por el hecho sucedido -. ¿Qué hacer cuando el amor pide dejar morir y cuando el amor no quiere dejar morir? De nuevo la temática que ya introdujimos en Las horas entre Virginia Woolf y su esposo Leonard se nos hace muy presente. Estos son ejemplos de los lugares espinosos por los que el amor debe transitar en ocasiones, lugares donde un acto aparentemente violento como la bofetada sólo es comprensible desde el amor y las difíciles frustraciones con las que nos enfrenta como la voluntad de morir de Anne o el cumplimiento de la promesa que Georges le hace de no llevarla más a un hospital.

No puedes obligarme a dejarte morir de sed.

III. SOBRE LOS LÍMITES DEL AMOR.

                                                                              Todo lo que se hace por amor, se hace más
                                                                              allá del bien y del mal. (F. Nietzsche)

Llegamos así al final de la película. Anne gritando "duele", como ocurre en otras ocasiones. Georges acude a cuidarla y le cuenta una historia suya de infancia para calmarla... La calma, y justo en ese instante, tras un corto momento de duda, coge un colchón y la asfixia. Con el amor pasa como con la verdadera democracia, la única real, la de los pueblos... Está por encima de las leyes. Los actos que suceden por amor no pueden leerse bajo prismas convencionales, y la muerte de Anne a manos de Georges hay que leerla por encima de lo convencional. Esta muerte es una muerte por amor que reconcilía la voluntad de morir de Anne con la promesa de fidelidad hecho por George sobre  no ingresarla y, finalmente, a su deseo de no perder a su compañera de viaje, de vida. Por eso finalmente no cabe más que añadir a la muerte de Anne su propia muerte. No es ni tan siquiera un acto de compasión en el sentido que una lectura sobre la eutanásia podría hacer. No se trata de eso.

El motor que mueve a Georges a poner fin a la vida de Anne no es la compasión, es el amor, el amor en su máxima expresión, por eso el final de la película no podía ser de otra manera, un final romántico a la manera de Haneke con Georges mirando sorprendido a una Anne lavando platos y saliendo por la puerta del apartamento tras ella como cuando iban de concierto... Un final romántico austero y sencillo de un George que con su muerte se une a la de Anne en una revisión del trágico concepto del amor romántico que no se pudo vivir en vida y que si lo hace tras la muerte. Aquí, sin embargo, este amor es una continuidad del amor que ambos si construyeron y vivieron en vida. Un final romántico que se construye sobre un amor cierto y vivido, hecho camino y proyecto con todas sus vicisitudes y continuado en la muerte y tras la muerte con la misma sencillez y complejidad cotidiana con la que posiblemente se vivió.

Amor tras la muerte.

Tras poner fin a la vida de Anne, Georges se ocupa de ofrecerle un lecho con flores y pétalos y la viste con uno de sus elegantes vestidos. Escribe una carta que, fácil es de imaginar, es para Eve. En ella le relata el episodio de la paloma. Una paloma que entra en el apartamento a través de una ventana abierta. Georges relata que es la segunda ocasión. En esta última, George la coge atrapándola en una  manta. La acaricia y luego cuenta que volvió a soltarla. Bonita imagen que anuncia simplemente lo que sigue, ese final romántico que he relatado anteriormente. Ya no es tiempo para que el amor "duela" encerrado solitario en el apartamento... Es tiempo para que el amor "vuele" y continúe más allá de la vida y se una a Anne. 

Michael Haneke ha hecho una notable contribución a la comprensión del amor, quizá la única posible, puesto que el amor posiblemente no se define, no se entiende, y más allá de la reflexión religiosa, filosófica, psicológica, biológica... Haneke nos ha ofrecido un pequeño tesoro, quizá el más importante: el amor se ve y se oye, se siente... y quizá tan sólo hay que tener ojos para ver y oídos para oír, corazón para sentirlo.

_________________________

OTRAS PELÍCULAS COMENTADAS DEL AUTOR


LA CINTA BLANCA (2010)
Pulsar aquí para acceder a la entrada










_________________________

ENTRADA RELACIONADA.

LAS HORAS (Stephen Daldry, 2003)
(Parte I. Una reflexión sobre la depresión y la crisis existencial)
(pulsa aquí para acceder a la entrada)

sábado, 1 de junio de 2013

IT (ESO): LA INFANCIA ES OTRA COSA (PARTE II). EL VIAJE DE RETORNO Y EL VIAJE DEL HÉROE

PARTE II. EL VIAJE DE RETORNO. [1]
Si no la has leído, pulsa aquí para ver la Parte I. Sobreviviendo a la infancia.



El club de los perdedores, ya adultos
I. SOBRE EL VIAJE DE RETORNO.

Pasados treinta años el club de los perdedores que como niños se enfrentó a IT deben volver a reunirse para acabar el trabajo que iniciaron en aquellos días.La estructura tanto del libro como la película se enmarca así en la temática del "viaje de retorno". ¿Desde un punto de vista psicológico cómo podemos entender dicho viaje de retorno?

- Los aportes de Freud y Lacan.

En 1935 Freud escribió un interesante artículo titulado "Construcciones en psicoanálisis" en el que ofrecía unas interesantes reflexiones sobre la labor del psicoanálisis para reconstruir escenas del pasado que estan olvidadas:

Todos sabemos que la persona que está siendo psicoanalizada ha de ser inducida a recordar algo que ha sido experimentada por ella y reprimido, y los determinantes dinámicos de este proceso son tan interesantes que la otra parte del trabajo, la tarea realizada por el psicoanalista, es rechazada a un segundo término. El analista ni ha experimentado ni ha reprimido nada del material que se considera; su tarea no ha de ser recordar algo. ¿Cúal es entonces su tarea? Su tarea es hacer surgir lo que ha sido olvidado a partir de las huellas que ha dejado tras de si, o más correctamente, construirlo. [1]

Años más tarde Lacan, en su Seminario I (Los escritos técnicos de Freud), aportará a este construccionismo de Freud una reflexión de sumo interés en la que nos indica que el trabajo del psicoanálisis no acaba simplemente en un ejercicio de rememoración, de reconstrucción: Lacan se apoya en esto para subrayar que el análisis así concebido no consiste en acordarse, en "rememorar", sino que es más bien una reescritura de lo que fue. Desde esta perspectiva, el centro de gravedad del sujeto sería esa síntesis presente del pasado llamada historia [2]. Lacan pone especial énfasis en la importancia de la dimensión estructural de ese pasado y de sus implicaciones en el presente del paciente, unas implicaciones que sólo podemos determinar a partir de la comprensión de esas vivencias y de la inscripción que sufrió en ella el niño o la niña:

En la concepción misma de Freud, arribamos a la idea de que se trata de la lectura, de la traducción calificada, experimentada, del criptograma que representa lo que el sujeto posee actualmente en su conciencia [...] No solamente de él mismo - de el mismo y de todo, es decir, del conjunto de su sistema.[3]

La idea fundamental de Lacan, la aportación fundamental sobre la idea de construcción del pasado de Freud  es que esta, en sí misma,  no es suficiente:

la restitución de la integridad del sujeto se presenta como una restauración del pasado. Sin embargo, el acento cae cada vez más sobre la faceta de reconstrucción que sobre la faceta de reviviscencia en el sentido que suele llamarse afectivo. En los textos de Freud encontramos la indicación formal de que lo exactamente vivido - que el sujeto recuerde algo como siendo verdaderamente suyo, como habiendo sido verdaderamente vivido, que comunica con él, que él adopta - no es lo esencial. Lo esencial es la reconstrucción [...] Nunca abandonó algo que sólo puede formularse en la forma que acabo de hacerlo - reescribir la historia -. [4]

- El concepto de gestalt existencial.

Lo dicho acerca de la construcción y reconstrucción de la historia pasada, ese reescribir la historia de Lacan, coincide con el concepto gestáltico de "gestalt incompleta", si bien extendido éste a una concepción que hace tiempo que voy proponiendo - y que puede deducirse de las propuestas de Perls - y al que llamo: gestalt incompleta existencial, y que es una extensión del concepto gestalt incompleta a una dimensión estructural inscrita en el sistema familiar y en la que hay que buscar la dificultad de un ser humano para realizar su existencia, entendida esa existencia como aquella que surge del desarrollo de la propia experiencia vital. En ese sentido la existencia de un ser humano es más pobre, más incompleta,  en tanto en cuanto está más bloqueado para experienciarla (entendiendo la función de experienciar como la función que es asociada a la capacidad de aprender de la experiencia y transformarla en fuente de comprensión y crecimiento). Reescribir la historia, en el sentido que propone Lacan, es lo que hacemos en gestalt cuando hablamos de actualizar el pasado en el presente. El sentido de esa actualización no es el simple recuerdo de hechos y de las experiencias emocionales y catárticas asociadas, sino la de llevarnos a un profunda comprensión de como hemos estado inscritos en esas estructuras familiares y las consecuencias que han tenido, por su anclaje posterior en nuestra psique, en ese emprobecimiento para experienciar nuestra propia vida, para transformarla en objeto de aprendizaje y crecimiento. El sentido profundo de la actualización en la gestalt es la reescritura de la inscripción deficiente que sufrimos en este sistema familiar con el objetivo de devolvernos progresivamente nuestra capacidad para experienciar nuestra propia vida, función determinante para llevarla hacia la libertad que nos permite su realización.


- Jung y Joseph Campbell, el héroe y el viaje de retorno.

Fue sin duda Jung quién vió en ese proceso de re-construcción y de re-escritura de la historia los equivalentes míticos del arquetipo del héroe a su protagonista, y el arquetipo del viaje como el del proceso psíquico que implica ese camino de vuelta para re-escribir la historia:

El más noble de todos los símbolos de la líbido es la figura del demon o el héroe. Con ella abandona el simbolismo el ámbito de lo objetual, propio de la imagen astral y meteórica, y adopta forma humana, es decir, la figura del ser que pasa del sufrimiento al gozo y del gozo al sufrimiento y que, como el Sol tan pronto asciende a su cénit como se  hunde en noche tenebrosa, para volver a resurgir de ella otra vez resplandeciente. Del mismo modo que siguiendo su movimiento y ley interna propios se eleva el Sol de la aurora al mediodía y deja luego este atrás para hundirse en su ocaso, abandonando tras él su luminosidad y sumergiéndose en la noche que todo lo oscurece, así también sigue su trayectoria, conforme a leyes inmutables, el ser humano, y una vez cumplido su curso se hunde en la noche, para al amanecer reiniciar en sus hijos una nueva elipse. [5]

Joseph Campbell
Dentro de ese viaje del héroe, el eminente mitólogo Joseph Campbell destacó toda una serie de fases - cada una de ellas con distintas etapas - que lo caracteriza. Carl G. Jung, Joseph Campbell, Karl Kerenyi y Mircea Eliade intercambiaron ideas y opiniones en distintas ocasiones para esclarecer la coincidencia entre los caminos del héroe y su estructura mítica con el proceso psíquico por la que un ser humano trata de salir de la cárcel a la que le condena su neurosis para alcanzar la libertad que trata de realizar su propia vida, la que le lleva a encontrar su camino con la peculiaridad de que es un camino que se hace al andar, que se va construyendo con cada paso. Vamos ahora a contemplar IT (Eso) desde esta perspectiva, y al club de los perdedores como los héroes que retornan a la oscuridad para amanecer distintos, recuperando algunas claves que, desatascando el estancamiento en el que sus vidas habían caído, quizás les ayuden a ponerla en una perspectiva de mayor realización. Viaje no exento de peligros como veremos, o como ya hemos visto en el suicidio de Stan Uris, quién incapaz de salir del marco que su razón le determina elige morir antes que enfrentar el monstruo de su pasado que habita ahora en su inconsciente.

II. LOS HÉROES DEL CLUB DE LOS PERDEDORES Y SU VIAJE DE RETORNO.


- I. La partida: la llamada a la aventura.

Todo viaje tiene un punto de partida, y sobre la partida del héroe nos dice Joseph Campbell:

Una ligereza - aparentemente accidental -revela un mundo insospechado y el individuo queda expuesto a una relación con poderes que no se entienden exactamente. Como Freud ha demostrado, los errores no son meramente accidentales. Son el resultado de deseos y conflictos reprimidos. Son ondulaciones en la superficie de la vida producida por fuentes insospechadas. Y estas pueden ser muy profundas, tan profundas como el alma misma. El error puede significar un destino que se abre. [6]

Una ligereza, un simple error, algo simple pero que de repente se constituye en un fuerte perturbación revelan de repente lo insospechado. Así ocurre cuando al inicio de la película Mike Hanlon encuentra cerca de la muerte de una niña la foto de Georgie (el hermano pequeño de Bill Denbrough) abriendo de repente aquello que había estado reprimido: los hechos de la infancia de Mike y de sus amigos y el recuerdo de la promesa que todos ellos hicieron: que volverían de nuevo para acabar con IT si este volvía. La foto de Georgie que desvela a Mike el retorno de lo olvidado se transforma en las llamadas telefónicas en las que la voz de Mike devuelve a cada uno de los miembros del club a la misma perturbación: con la voz de Mike Hanlon surge la emergencia de lo siniestro, la vuelta de aquello que no debería retornar, recordemos:  la emergencia de algo antiguo que forma parte de nuestra vida anímica y que solamente fue excluida de ella por efecto de la represión.

Joseph Campbell nos destaca algunos aspectos con los que la llamada a la aventura va asociada como, por ejemplo, la negativa al llamado. Nos evidencia esta posición el suicidio de Stan Uris quien incapaz de sobrepasar los límites de su mundo construido a través de la razón elige morir. Una buena imagen metafórica del más que probable destino de aquel, o aquellos, que no atienden, o eligen no escuchar, al llamado - una muestra de la resistencia psicológica al cambio -: la perpetuación del estancamiento vital al que les confina su vida ordinaria como una especie de muerte en vida o muerte psíquica. La no asunción de lo siniestro en la conciencia de nuestros protagonistas se convierte en el estancamiento psíquico de un yo encadenado a la infancia y que, como bien dice Campbell:

El individuo se encierra en las paredes de su infancia, el padre y la madre son los guardianes del umbral y el alma débil, temerosa de algún castigo, fracasa en su intento de atravesar la puerta y renacer en el mundo exterior. [7]

Joseph Cambell destaca también en esta fase de llamado las ayudas sobrenaturales o de un mentor especial (como lo es, por ejemplo, Gandalf para Frodo o Obi Uan Kenobi para Luc Skywalker) que ayudan a tomar la determinación. Este es el rol que juega en IT la amistad, el club propiamente dicho, justamente esta amistad que ayudó al club a enfrentarse a IT y que ahora, a través de la fuerza de la promesa, les vuelve a unir para acabar el trabajo que se inició.

La promesa y la fuerza de la amistad.
Desde el momento en que el llamado surge y todos ellos - con la excepción de Stan - ponen marcha a Derry, todos ellos recuerdan su infancia y con ella a Pennywise el payaso, personaje que todos y cada uno de ellos encontraran en ese camino de vuelta como imagen aterrorizadora que pretende apartar a nuestros héroes de ese viaje de retorno. Esto es lo que llamó Joseph Campbell el cruce del primer umbral. Pennywise actúa como lo que se llama guardián del umbral, figura que pretende que no crucemos los límites de nuestro mundo ordinario intentando que no nos adentremos en el mundo de lo desconocido, donde tan sólo hay oscuridad y peligro... pero donde también reside nuestra verdad. Pennywise actúa como lo hace el superyó, o ello: intentado evitar que salgamos de nuestro estrecho mundo del yo neurótico.

Pennywise acechando a Richie Tozier.
En el libro de Stephen King Mike Hanlon hace una interesante reflexión acerca de la fuerza de IT, o como diríamos en psicología, acerca de la fuerza de lo fantasmático, de aquello que estando, el yo se esfuerza y se esfuerza en ignorar. Dice Stephen King a través de Mike Hanlon:

Eso plantea algunas preguntas interesantes (y por lo que sé de vital importancia). Por ejemplo: ¿qué come Eso en realidad? Se que algunos niños han sido comidos en parte; al menos presentan marcas de mordidas. Pero tal vez somos nosotros quien le impulsamos a hacerlo. A todos se nos ha enseñado, desde la más temprana infancia, que eso hacen los monstruos cuando nos sorprenden en lo profundo del bosque: comernos. Es quizá lo peor que podemos concebir. Pero en realidad es la fe lo que alimenta los monstruos, ¿no? Me veo llevado irresistiblemente a esta conclusión: el alimento puede ser vida, pero la fuente del poder es la fe, no la comida. ¿Y quién más capaz de un acto de fe absoluta que un niño?

Pero aquí se presenta un problema: los niños crecen. En la iglesia, el poder se perpetúa y se renueva mediante ritos periódicos. En Derry, el poder también parece perpetuarse y renovarse mediante ritos periódicos. ¿Es posible que Eso se proteja a sí mismo por el simple hecho de que, al convertirse los  niños en adultos, se vuelven incapaces de tener fe o quedan tullidos por una especie de artritis espiritual o imaginativa? 

Interesante reflexión sobre el proceso de hacerse adulto y del esfuerzo de vencer la resistencia, de la fe necesaria en la que hay que apoyarse, para vencer esta artritis espiritual que se manifiesta en el yo y lograr abrirse a un camino más allá de sus escleróticos límites.

- II.1 La iniciación: el camino de las pruebas.

La iniciación está sobretodo caracterizada en una primera fase por el camino de las pruebas:

Una vez atravesado el umbral, el héroe se mueve en un paisaje de sueño de formas curiosamente fluidas y ambiguas, en donde debe pasar por una serie de pruebas y experiencias milagrosas. El héroe es solapadamente ayudado, por el consejo, los amuletos y los agentes secretos del ayudante sobrenatural que encontró antes de su entrada en esta región. O pudiera ser que, por primera vez descubra aquí la existencia de una fuerza benigna que ha de sostenerlo en este paso sobrehumano. [9]

La llegada a Derry por parte de nuestros héroes es como la llegada a este nuevo paisaje de sueño - o pesadilla, depende de como se mire . Todos nuestros héroes sufren distintas pruebas en las que lo siniestro emerge para evitar que sigan adelante. En todo ese proceso de pruebas todos ellos iran recuperando sus recuerdos, irán recuperando la presencia de lo siniestro tal y como anunciamos en la parte I del análisis de esta película. Quizá una de las imágenes más clara en este sentido nos la ofrece la narración de Beverly a Bill el día que su padre se enteró de que jugaba con ellos en los Barrens:

"Me preocupas, Bevvie."  Eso era lo que solía decir. "Me preocupas mucho." - Se hechó a reir, pero temblaba -. Creo que quería hacerme daño, Bill. Es decir... Otras veces me había lastimado, pero esa vez era distinto. Estaba... bueno, en muchos sentidos era como un extraño. Yo le quería. Le quería mucho pero... [...] también le odiaba - dijo. Su mano tiró convulsivamente de la de Bill por un largo instante -. Nunca se lo dije a nadie. Creía que Dios me enviaría un rayo si alguna vez decía esto [...] Odiaba a mi padre - dijo ella. Y empezó a sollozar -. Lo odiaba, le tenía miedo. Nunca pude ser tan buena como para conformarlo y lo odiaba, de veras. Pero también lo odiaba.

Sigue entonces una cruda descripción de lo que ocurrió aquel día por parte de su padre: humillación, violencia psicológica y física, se intuye también el abuso sexual... Obsesión, paranoia... Y es aquí donde surge la emergencia de lo siniestro cuando Beverly, al final de la narración dice:

Allí venía otra vez Al Marsh, portero y custodio, hombre canoso, vestido con unforme caqui de grandes bolsillos, con un llavero sujeto al cinturón, el pelo arrebatado por el viento. Pero él no estaba en sus ojos. No estaba allí ese él esencial que le había lavado la espalda o golpeado en el estómago porque ella le preocupaba, le preocupaba mucho; ese él que una vez, teniendo ella siete años, había tratado de trenzarle el pelo y acabó riendo con ella por el desastroso resultado [...] El padre, figura masculina de vida. En sus ojos no había en ese momento nada de eso. Sólo un vacío asesino. Sólo Eso.


Excelente conclusión y ejemplo de lo siniestro donde lo monstruoso se mezcla con la figura amada del padre, personaje monstruoso que ahora habita en ella como un superyó sádico cuya acusación en forma de manifiesta introyección ahora en su vida adulta es: Nunca puedes ser tan buena como para conformarlo. Por ello el horror de Beverly continua con Tom Rogan, su pareja que no es más que una continuidad de su padre.


El encuentro de Beverly Marsh con Eso-Padre
Poco a poco se van sucediendo algunas complejas pruebas para los componentes del club. Un enloquecido Henry Bowers escapado del psiquiátrico intenta asesinar a Mike Hanlon - en realidad quiere matar a todo el club de los perdedores -. Mike - en el libro es más obvia la trama - puede atacar en más de una ocasión a Henry, pero una sutíl y rápida comprensión de la situación  le lleva a intentar simplemente desarmar y convencer a Henry para que vuelva al psiquiátrico:

... si mataba a Henry estaba trabajando para Eso, tal como Henry estaría trabajando para Eso si mataba a Mike. Y otra cosa: la otra expresión de Henry, la cansada y aturdida del chico maltratado que ha sido puesto en un sendero pozoñoso con un propósito desconocido. Henry había crecido dentro del radio de contaminación de Butch Bowers; sin duda había pertenecido a Eso aun antes de iniciar su existencia.

De repente nos encontramos, a través de Henry Bowers, con otra muestra de lo siniestro, del vínculo de lo monstruoso con una figura paternal enloquecida de Butch Bowers, su padre. Henry es en sí mismo lo siniestro al estar poseído por su plena identificación con su figura paterna. De la misma manera podríamos hallar esa emergencia de lo siniestro en la relación de Bill, Eddie, Ben o Richie con lo monstruoso y cercanamente familiar: El surgimiento de Eso en Bill tras le gélida la frialdad de sus padres después la muerte de Georgie, y el sentimiento de culpa transmitido a través de ella; el surgimiento de eso tras la asfixiante y posesiva madre de Eddie; el surgimiento de Eso tras la extremada soledad de Ben sin figura paterna y presa de la dependencia de su madre y el control agobiante de su tía. El surgimiento de Eso en Richie por la incomprensión de sus padres hacia la "extrañeza" de su manera de ser.  Mike y Stan presa de la constante humillación y desprecio racista de su entorno cotidiano. Sobre Beverly ya hemos visto su ejemplo extremo. Como dice en un momento Bevvie: Así es como ocurre todo - pensó -. Se lo diré a Bill para que lo comprenda. Eso está por todas partes en Derry. Se limita... se limita a llenar los lugares vacíos." 


Henry Bowers atacando a Mike Hanlon.
Finalmente Henry Bowers es reducido por el resto de compañeros de Mike quién queda herido y debe ser trasladado al hospital.

Podemos ver también en Henry Bowers la dimensión compulsiva de la violencia del superyó sádico de todos los protagonistas del club de los perdedores, un superyó violento y humillante que intenta eliminar todo intento de re-estructuración de la historia, todo intento de re-escritura del pasado de los miembros del club de los perdedores. También Pennywise es una buena imagen de ese superyó. El hecho de resultar finalmente herido de gravedad Mike tiene todo un significado metafórico contemplado desde la vertiente sádica, violenta y vejatoria que comprende toda actitud de superioridad y desprecio racista.

Y tras todos estos avatares llegamos finalmente al encuentro con la prueba definitiva o traumática tras la cual se accederá a la recompensa del viaje.

- II.2. La iniciación: la prueba o el encuentro traumático.

Bill, Beverly, Ben, Richie y Eddie se disponen a enfrentarse con ESO. La prueba definitiva o encuentro traumático se encuadra dentro de la lucha del héroe con el monstruo en un clásico del mito del héroe. En términos psicológicos lo podemos entender, como dice Jung, como la lucha que establece la consciencia por liberarse del letal abrazo del inconsciente [10]. Superadas las trabas iniciales provocadas por el guardián del umbral (Pennywise) camino de Derry, y de las ilusiones terroríficas provocadas ya en su paisaje ambiguo y sus pruebas, llega el momento de la verdad... El momento de descender a los Barrens (Las tierras baldías), el descenso a los infiernos donde habitan los seres monstruosos de nuestro inconsciente. Quisiera describir ahora el monstruo con el que finalmente se encuentran los cinco componentes del club de los perdedores:

Un ojo gigantesco llenaba el túnel. La vidriosa pupila negra medía mas de medio metro de diámetro. El iris tenía un tono rojizo, como cieno. La córnea era abultada, membranosa, entrecruzada de venas rojas que palpitaban sin cesar. Era un espanto gelatinoso, sin párpado ni pestañas, que se movía sobre un lecho de tentáculos. Esos seudópodos tanteban la superficie rugosa del túnel y se hundían en ella como dedos.

La película le confiera una clara morfología arácnida:

IT (Eso) en su aspecto real.
Es interesante esta representación de IT como araña dada la simbología con la que ese invertebrado es habitualmente asociada y dada su peculiaridad de tejer las telarañas mediante las que "cazan" y "envuelven" a sus presas. Sin embargo, la araña y su simbología son un buen representante de la manera en la que como adultos quedamos "enredados" en esa historia que la estructura familiar en la que devenimos nos determina y a partir de la cual "construímos" una "manera de estar" en el mundo a la que, en mayor o menor grado, llamamos neurótica.

Es curioso que Jung centrara una gran parte de su psicología en la importancia de lo materno, mientras que Freud lo hizo sobre la de lo paterno (podemos hallar en sus biografías una cierta respuesta a ello), pero la cuestión es que "la cosa" que representa el monstruo no es tan sólo lo materno o lo paterno, sino esencialmente la estructura familiar. No es tan sólo importante la madre o el padre como seres individuales, sino aquello que se deriva de su relación entre ellos y de como esta relación los estructura también como padres de sus hijos. Nuestra inscripción en el mundo parte de esa primera inscripción en la que para todo niño es su familia, su primer Mundo, su primer Universo. Una inscripción que surge practicamente desde el momento de su concepción.

La prueba traumática de nuestros héroes es enfrentarse al monstruo que habita ahora en su propia psique para salirse del poder hipnótico que esa inscripción en lo familiar (desde luego potenciado posteriormente por la inscripción del niño en lo social) se mantiene más allá de ella como "constelación psíquica", aquella en la que seguimos "enredados" en un tejido que se sigue tejiendo hecho de traiciones, expectativas, abusos físicos y emocionales, sentimientos de culpa, miedos, amenazas, castigos... Hay que mirar de frente el monstruo, la constelación psíquica que nos habita para salirnos del rol que fuimos obligados a mantener dentro de la estructura familiar que nos tocó vivir y que seguimos perpetuando en nuestra vida.

Bill, Ben y Richie bajo el poder hipnótico de las luces de IT
Para librarse del monstruo es muy importante verlo, verlo frente a frente para comprender poco a poco el rol que adoptamos debido a las circunstancias familiares que nos tocó vivir. Sólo viendo este rol podemos empezar a plantearnos una mayor comprensión de él, es decir, un rol en el que como niños o niñas nada pudimos hacer ni elegir y que, como rol impuesto por la estructura familiar, nos ha impuesto también unas creencias (introyectos) sobre nosotros mismos, y que sobre estas creencias impuestas nos hemos tenido que ir "construyendo" un yo contra nuestro "ser" (self). Hay un momento muy interesante en el que It (Eso) - que se nos revela como parte esencial de una cosmogonía digna de un universo gnóstico donde la creación es esencialmente perversa, al estilo de los dioses de la cosmogonia lovecraftiana - reflexiona acerca del miedo que les tiene al club de los perdedores y dice lo siguiente:

Sin embargo, había un pensamiento que se insinuaba, por mucho que Eso intentara alejarlo de sí: si todas las cosas fluían de Eso (tal y como había sido desde que la Tortuga había vomitado el Universo y se había desmayado en su caparazón), ¿cómo era posible que alguna criatura de este mundo o cualquier otro lo burlara o lo hiriera, aunque sólo fuera nimia y brevemente? ¿Cómo era posible semejante cosa?

Aun así, una última novedad había venido a Eso, no ya emoción, sino fría especulación. ¿Y si Eso no era único, como siempre había creído?

¿Y si había Otro?

¿Y, si más aun, esos niños eran agentes del Otro?

¿Y no es esa acaso la relación con la que el yo percibe en ocasiones en relación al ser (self)? El yo instalado en sus límites y referencias que le definen de repente se ve incomodado por una presencia que está más allá de él y que le interroga sobre la verdad de estos límites. En el libro, y en el primer enfrentamiento del club de los perdedores como niños ante IT, estos hallaron un signo, una marca que indicaba que habían llegado a la morada de IT. El signo era el siguiente:


y lo curioso es lo que significa para cada uno de los niños:

Para Bill significaba un barquito de papel... imagen del sentimiento de culpa del barquito que le hizo a Georgie el día en que, al salir a jugar con él, fue asesinado por It-Pennywise.

Para Mike era una cara encapuchada, quizá la de Butch Bowers... es decir la humillación ligada a la locura racista - los miembros del Ku Kux Klan iban encapuchados -.

Para Beverly un puño cerrado...  el puño de su padre que tantas veces la había golpeado.

Para Ben un monton de vendajes desgarrados en las que creyó oler a viejas especias... como el olor de las vendas que como una momia le encerraban en su soledad.

Para Eddie era el rostro de un leproso... imagen de todas las enfermedades producto de las amenazas de su hiperprotectora madre.

Para Richie eran dos ojos detras de un par de gafas... imagen del cuatro ojos excéntrico e hiperactivo que le transformó en un extraño para su entorno.

Para Stan era un pájaro que iniciaba el vuelo hacia lo alto, de un féniz quizá... imagen de su refugio seguro en "la cabeza", en el mundo de lo racional, en el intelecto como una manera de apartarse de los aspectos más crueles y violentos del mundo real.

Ante la morada de It se revelaban, a través de esta marca, los límites que de adultos les iban a encerrar en su yo limitado y agobiante si bien, y al mismo tiempo, ya en ellos, como cuando niños, aun anidaba el potencial de su ser que fue reforzado a través de la fuerza de su amistad y de su amor, de su fe en la cohesión que en el club de los perdedores encontraron. La misma fuerza, suficiente, que la promesa que hicieron de pequeños les vuelve a unir ahora como adultos, la misma amistad y amor que ahora desde esa unión les permite recordar.

Y como en todo encuentro con la prueba traumática siempre hay bajas. El club de los perdedores se enfrenta primeramente diezmado por la muerte de Stan y la grave herida que deja en el hospital a Mike. En ese encuentro con la araña Bill, Ben y Richie quedan de repente hipnotizados por la luz de IT, mientras Beverly, como cuando pequeña, intenta encontrar el pendiente de plata con el que lo hirió por primera vez y con el que ahora pretende matarle. Finalmente es Eddie quien valerosamente, y como cuando pequeño, confiado en la fuerza de su creencia se lanza hacia IT, y aunque logra asustarle y liberar así a los tres compañeros, ello es al precio de quedar mortalmente herido. Eddie muere a su lado. Los cuatro que quedan se lanzan al ataque final sobre un IT también ya herido y presa del miedo hasta que por fin, tras acertar Beverly en la luz que emana de IT con su pendiente de plata lanzado con el mismo tirachinas con que lo hizo en su infancia, IT queda mortalmente herido y todos ellos acaban definitivamente con él.

- II.3. La iniciación: la recompensa. El encuentro con la diosa.

La última aventura, cuando todas las barreras y los ogros han sido vencidos, se representa comunmente con un matrimonio místico del alma triunfante del héroe con la Reina Diosa del Mundo. Esta es la crisis en el Nadir, en el cenit, o en el último extremo de la Tierra, en el punto central del cosmos, en el tabernáculo del templo o en la oscuridad más profunda del corazón. [11]

Así nos narra Joseph Campbell el acontecimiento que sucede al héroe tras la prueba definitiva. Suceso que tras el primer encuentro con IT en su niñez es narrado bellamente por Stephen King en unas páginas llenas de delicadeza y sensibilidad en las que Beverly deviene en la diosa con la que todos los miembros del grupo se abren a la experiencia primera del despertar al amor y el deseo. Beverly, extrañamente consciente de su importancia en este encuentro sabe que tendrá que animar a los chicos en ese acto que sabe crucial para sus vidas. Tras el primer encuentro amoroso con Eddie el narrador nos cuenta de ella:

¿Tendrá que convencerlos a todos una y otra vez?  Probablemente si. Pero no importa. Es preciso convencerlos de que acepten ese vínculo humano esencial entre el mundo y el infinito, el único sitio donde el torrente sanguíneo toca la eternidad. No importa. Lo que importa es el amor y el deseo. Aquí en la oscuridad, se puede hacer como en cualquier otra parte. Quizá mejor que en muchas otras.

Es necesario complementar estas palabras con las de Joseph Campbell al respecto para comprender que también cada uno de ellos es para Bevvie el encuentro con el dios celeste:

El encuentro con la diosa (encarnada con cada mujer) es la prueba final del talento del héroe para ganar el don del amor, que es la vida en sí misma, que se disfruta como estuche de la eternidad.

Y cuando el aventurero, desde este punto de vista, no es un joven sino una doncella, ella es quien por medio de sus cualidades, su belleza o su deseo, está destinada a convertirse en la consorte de un ser inmortal. Entonces el marido celeste desciende a ella y la conduce a su lecho, ya sea que ella lo quiera o no. Si ella lo rechaza, se ciega para siempre; si lo busca su deseo encuentra la paz. [12]

Eso ocurrió en ese primer encuentro con IT y ese final, esa recompensa para todos ellos es la frontera que marca el fin de la infancia con el inicio de la adolescencia, con ese camino que nos lleva a hacernos hombres y mujeres... Que nos llevará a independizarnos, a establecer nuestras primeras relaciones sexuales y afectivas, a buscarnos un camino en la vida... ¿Pero es esto realmente así? ¿Somos realmente tan independientes?¿Elegimos verdaderamente nuestro camino? El viaje de retorno del club de los perdedores nos demuestra que eso no es realmente así. Todos los miembros del club estan, en cierta medida, estancados aun en su infancia. No basta con salir de la familia para que ella deje de persistir en nosotros, en nuestro propio mundo interno. A pesar de que los padres no estén, su legado habita en nuestro interior, y así Mike, Ben o incluso Richie viven como solitarios, cada uno a su manera, viven especialmente la soledad afectiva; o Beverly con una pareja replica del padre maltratador; o Stan en una ordenada vida donde cada cosa tiene su lugar y cada lugar tiene sus cosas; o Eddie, quien como Beverly, vive con una mujer que es una continuidad de su madre (en la película, de hecho, lo ponen como aun viviendo con su madre), o finalmente Bill cuya exitosa vida como autor literario no parece tener una clara repercusión en un sentimiento de satisfacción o en una feliz vida afectiva. Todos, aparentemente, hicieron su vida, pero... ¿realmente la hicieron?


- II.3. La iniciación: la recompensa. La reconciliación con el padre.

La recompensa del segundo encuentro con IT es precisamente liberarse de los parásitos del pasado, de las imágenes internas que continúan habitándonos y que nos determinan. Este segundo encuentro no es para lanzarnos a la vida como lo fue el primero, sino para interrogarnos acerca de ella. ¿Hemos realmente ganado, como dice Joseph Campbell, el don del amor que es la vida en sí misma, que se disfruta como estuche de la eternidad? En este segundo encuentro con IT la recompensa que han venido a encontrar es el don de la libertad interior, don intrínsecamente necesario para el verdadero amor, y don que pone al yo en el más profundo de los deseos: el del eterno camino hacia el ser. Joseph Campbell vincula este logro a lo que el llama reconciliación con el padre justamente porque su imagen ya no nos habita como parásito aniquilador:

La reconciliación no consiste sino en el abandono de ese doble monstruo generado por el individuo mismo; el dragón que se piensa como Dios (superego) y el dragón que se piensa como pecado (el id reprimido). Pero esto requiere abandonar la unión al yo mismo. [12]

Sólo a través de este despojamiento es posible instituirse también como padre:

... ahora se ha convertido en el padre. Y ahora tiene el poder, en consecuencia, de jugar el mismo papel del iniciador, el guía, la puerta del sol, a través de la cual se puede pasar de las iluminaciones infantiles del "bien" y del "mal", a una experiencia de la majestuosa fuerza cósmica, purgada de la esperanza y del temor, y en paz con el entendimiento de la revelación del ser. [13]

La primera vez IT quedó herido y los niños se hicieron hombres y mujeres como yoes limitados. La segunda vez en la que IT fue finalmente aniquilado, esos hombres y mujeres inician la re-escritura de su historia, de sus límites interiorizados que les inscribian en roles aun fijados en la infancia, para abrirse a la posibilidad de iniciar un camino hacia una mayor libertad de ser.

Richie con el cadáver de Eddie, Ben con Beverly y Bill con Odra tras
el enfrentamiento con IT(ESO)

 - III. El regreso al mundo ordinario: la libertad de vivir.

Acabados los trabajos, obtenidos los logros y con la semilla de la transformación en ellos los héroes deben volver al mundo ordinario donde podrán ejercer el potencial de la libertad interior recién obtenida como libertad para vivir, por ello los sobrevivientes del club de los perdedores vuelven a olvidar progresivamente el recuerdo de este segundo encuentro. Un segundo olvido que al igual que el primero transformó los niños en futuros adultos que pudieron salir a la vida como yoes presa de sus fantasmas, éste les transformará en adultos más libres de la rigidez y predeterminación de su yo que lleva a una incomprensión de sí mismo, del ser humano y del mundo en el que habita, del cosmos por extensión. Este segundo olvido representa la rotura final de las fijaciones infantiles que continuaban en el adulto para devenir como un yo libre para realizar su ser. ¿Cómo finaliza la película, así como el libro? No con grandes cosas, y si con pequeños apuntes de cambio que ya se opera sobre la vida de cada uno de nuestros héroes. La memoria del club, Mike Hanlon, que  es el testimonio de la historia se expresa en la película en los siguientes términos:

Escribí esta última anotación antes de que mis recuerdos se borraran de mi mente. Ahora, sólo unas semanas después miro hacia esa época a través de los apuntes de este diario. La pesadilla ha terminado [...] Ya no es necesario que alguien mantenga la antorcha de los recuerdos. Pude partir y cambiar el rumbo de mi vida. Mientras escribo estas líneas Richie continua con sus éxitos, Ben y Bevvie partieron juntos hacia el oeste. Una semana después se casaron y dos semanas más tarde ya esperaban un hijo. Así se ha roto otra maldición.

Ben y Beverly partiendo juntos de Derry para iniciar una nueva vida.

Mención aparte merece el caso de Bill. Para ello daremos algunas explicaciones suplementarias. Audra, su pareja, decide ir a Derry para unirse a él. Pero en su camino es secuestrada por IT. Cuando entran en las cloacas a través de los Barrens para acabar con IT, Bill halla a Audra aprisionada en la telaraña de IT en estado catatónico. Tras acabar con IT Bill se queda en la casa de Mike con Audra mientras el primero se recupera en el hospital. No parece hallarse solución para Audra, hasta que al final Bill decide lanzarse pendiente abajo con ella en su bicicleta Silver, hasta que de manera milagrosa Audra reacciona y vuelve al mundo...

Bill y Audra sobre Silver
La recuperación de Audra tiene que ver también con una fijación infantil de Bill en relación a Beverly, quien en aquella primera experiencia del amor y el deseo le dice a ella:

Te amo, Bev, te amo. Te amaré siempre - Una y otra vez, sin tartamudear en absoluto.

Ella lo estrecha y ambos se quedan así, la suave mejilla de Bill apoyada contra la suya.

Previamente Beverly pensaba:

Estar con Bill es la mejor conclusión posible. Es bueno, tierno, casi sereno. Ella siente su ansiedad pero atemperada, refrenada, por su solicitud hacia ella, tal vez porque sólo Bill y ella misma comprenden lo grandioso de ese acto que jamás deberan mencionar a nadie, ni siquiera a ellos mismos.


Para restituir a Audra como su mujer, Bill debe también liberarse de la propia imagen idealizada de Bev y de la promesa de amor eterno que le hizo. Al final de la pendiente bajada con la bicicleta y tras la reacción de Audra ambos se declaran su amor. Quisiera, por fin, finalizar este análisis de IT con las últimas palabras de Stephen King en este maravilloso libro, palabras puestas como reflexión de Bill:

Despierta de ese sueño sin poder recordar exactamente qué era. No recuerda nada, salvo el simple hecho de haber soñado que era niño otra vez. Toca la suave espalda de su mujer, que duerme a su lado y sueña sus propios sueños. Piensa que es bueno ser niño, pero que también es bueno ser adulto y poder analizar el misterio de la infancia... sus convicciones y sus deseos. "Algún día escribiré sobre todo eso", piensa, pero sabe que es sólo un pensamiento de amanecer, un pensamiento posterior al sueño. No obstante, es bonito pensarlo por un rato, en el límpido silencio de la mañana: pensar que la infancia tiene sus propios secretos dulces y que confirma la mortalidad y que la mortalidad define todo el valor y el amor. Pensar que lo que has mirado adelante tienes que también mirarlo atrás y que cada vida hace su propia limitación de la inmortalidad: una rueda.



 ___________________

[1] Todas las citas del libro de Stephen King lo son de It (eso) de Debolsillo editorial
[2] Freud, Sigmund. Construcciones en psicoanálisis (1935). Biblioteca Nueva, OC3, pág. 3366
[3] Moustapha Safouan. Lacaniana I. Los seminarios de Jacque Lacan 1953-1963. Paidós psicología, pág. 18
[4] Lacan, Jacques. Seminario I. Los escritos técnicos de Freud. Paidós, pág. 28
[5] Ídem anterior. págs. 28 y 29.
[6] Jung, C. G. Símbolos de transformación. Editorial Trotta, OC Volumen 5. par. 251
[7] Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. Fondo de Cultura Económica, pág. 54
[8] Ídem anterior, pág. 64
[9] Ver nota 7, pág. 94
[10] Ver nota 6, par. 567
[11] Ver nota 7, pág. 104
[12] Ver nota 7, pág. 112
[13] Ver nota 7, pág. 122
[13] Ver nota 7, pág. 128