Con la presente entrada vamos a iniciar el comentario de una obra fundamental del cine y de su autor, El Decálogo del director polaco Krzysztof Kieslowski, autor de otras emblemáticas cintas como la trilogía Rojo, Azul y Blanco o La doble vida de Verónica. Decálogo es una serie creada por su autor para la televisión polaca y en el que cada uno de los diez episodios, de unos cincuenta minutos aproximadamente, se fundamenta en cada uno de los diez mandamientos de la ley mosaica.
La interpretación de esta obra nos abre, como siempre, a nuestra propia subjetividad, si bien siempre disponemos de los comentarios dejados por el propio autor acerca de ella, así como de su personalidad y algunas de sus creencias. Así hallamos en una entrevista que le realizaron en la web la siguiente declaración acerca de por qué Kieslowski no se consideraba un artista sino un artesano:
Los verdaderos artistas son los que encuentran respuestas. El conocimiento del artesano se limita a sus habilidades. Por ejemplo, yo sé mucho sobre lentes, la sala de edición. Sé para que sirven los diferentes botones de la cámara. Más o menos se como utilizar un micrófono. Eso lo sé, pero no es verdadero conocimiento. Conocimiento real es saber cómo se vive, para qué vivir... Cosas como esas. [1]
De ello quizá ya podemos deducir que Kieslowski no se considera un hombre con respuestas... por lo menos por aquello que tradicionalmente entendemos como "grandes respuestas" a los enigmas de la condición humana y de su existencia o del sentido de esta. Algo parecido encontramos en su motivación para realizar su Decálogo cuando siendo preguntado por su interés por el lema de la revolución francesa de libertad, igualdad y fraternidad, responde:
Precisamente por la misma razón que me intereso por el Decálogo. En diez frases, en diez mandamientos se expresa lo esencial de la vida. Y estas tres palabras, libertad, igualdad y fraternidad, realizan lo mismo. Millones de personas murieron por estos ideales. Decidimos ver cómo estos ideales son realizados en la práctica así como su significado hoy en día. [2]
Si bien, y finalmente, quizá una de sus creencias fundamental, y que nos ayudan a comprender a Kieslowski, también en función de lo dicho anteriormente, de inspiración esencialmente existencialista, a lo Kierkegaard, dice lo siguiente:
La fe es la libertad, porque significa la posibilidad de elección, es una elección continua. La religión elimina esta posibilidad. Le dice muy claramente al hombre: tienes que vivir así y asá, tienes que hacer esto y lo otro, tal día tienes que estar en la iglesia y tal otro no comerás carne. La fe no presupone nada de todo esto. En general no se dedica a la esfera de los deberes. La fe es tu propia relación, tu propia imagen de ese alguien a quien llamamos dios y que existe en cada uno de nosotros. De otra forma no podría explicarse el sentido de nuestra vida. Acumular bienes, traer el mundo a las siguientes generaciones para que ellas puedan acumular más bienes, es demasiado poco para creer en algún sentido de la vida. [3]
Kieslowski decía de sí mismo "Yo soy alguien que no sabe, alguien que está en busqueda". Kieslowsky desconfiaba profundamente de curas, políticos, maestros y psicólogos, a quienes veía como "mostradores de camino", Él apostaba definitivamente para encontrarlo a través de su propia experiencia, camino no exento de un cierto pesimismo vitalista cuando al preguntarle por su éxito respondió:
No. Soy un éxito profesionalmente. Pero en el real sentido de la palabra, como yo lo entiendo, no. Yo entiendo el éxito como el logro de tus deseos. Y nunca puedo hacer esto, porque yo deseo estar en paz conmigo mismo. Aunque nunca lo estaré. [4]
Kieslowsky. Foto y autógrafo. |
Conforme avancemos en el comentario de los diez episodios de Decálogo profundizaremos tanto en la personalidad de Kieslowski como en los contenidos de esta obra.
- Sobre la serie Decálogo.
Como decía al principio Decálogo es una serie de diez capítulos realizada para la televisión polaca en 1990 y que reflexiona sobra cada uno de los mandamientos de la ley mosaica. Una reflexión que trata de una lectura actualizada de cada uno de ellos a través de lo que podríamos llamar un "modelo ejemplar" a través del cual Kieslowski realiza su enfoque particular. Mucho se ha hablado, por parte de sus intérpretes, acerca de si, exactamente, cada serie del decálogo se corresponde con el mandamiento mosaico, pero para mi es clara la coreespondencia entre episodios y mandamiento, por lo que me voy a ajaustar a ese enfoque. Para comprender la esencia de Decálogo es interesante la siguiente opinión de Kieslowski:
Creo que la integridad es una combinación extremadamente complicada y nunca en última instancia se puede decir 'fui honesto' o 'no fui honesto'. En todas nuestras acciones y en todas las diferentes situaciones en que nos encontramos, nos encontramos en una posición en la que no hay realmente ninguna salida - y aunque la hay, no es una mejor salida, una buena manera, sólo es relativamente mejor que las otras opciones, o, por decirlo de otra manera, es el mal menor. Esto, por supuesto, define integridad. Uno quisiera ser honesto en última instancia, pero uno no puede. Con todas las decisiones que tomas cada día, no puedes ser honesto en última instancia.
Eso es algo sobre lo que reflexionamos mucho en Decálogo. ¿Qué, en esencia, es correcto y qué erróneo? ¿Qué es una mentira y qué es verdad? ¿Qué es honesto y qué deshonesto? ¿Qué actitud tener hacia ello? [5]
Como veremos, Decálogo plantea un diálogo entre la moral y la ética y la dificultad de juzgar ciertos hechos cuando de verdad se comprenden los factores que en ellos intervienen. Dadas sus características no es de extrañar que Bergman la seleccionara entre las cinco películas de las que más se benefició.
I. DECÁLOGO I. Yo, el Señor, soy tu Dios. (*)
Yo, el Señor, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para tí otros dioses delante de mi. No te harás imagen ni escultura alguna, no de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto. Porque yo, Yahvé tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos (Éxodo, 20, 1-6)
[6]
DECÁLOGO 1 (mi episodio favorito de la serie) nos cuenta la historia de un padre (Henryk Baranowsky) y su hijo Pawel (Wojciech Klata), un niño precozmente curioso e inteligente, que están fuertemente unidos y que comparten, supuestamente alimentada por el padre, una gran pasión por la ciencia y la razón, y cuya representación por excelencia en la película es EL ORDENADOR con el cual padre e hijo resuelven problemas. Junto a ellos cabe destacar la presencia de su tía Irena (Maja Komorowska), hermana del padre y que, como contraposición a éste - profesor de linguística que sólo cree en lo que se puede medir -, es una mujer creyente en Dios.
I.1. Dios, muerte y sentido: Yo, el Señor, soy tu Dios
El padre de Pawel representa el tipo de mentalidad científica que sólo cree en aquello que se puede medir y contar. Una mañana, tras solucionar mediante el ordenador un problema que el padre le pone a Pawel, y yendo luego de camino a la escuela, se encuentra el cadáver de un perro abandonado... Ese encuentro con la muerte suscita en el niño las inevitables preguntas sobre su por qué y su sentido:
Pawel: ¿Porqué se muere la gente?
Krzysztof: De un ataque al corazón, de cáncer, por un accidente o de viejo.
Pawel: Me refería a qué es la muerte.
Krzysztof: ¿La muerte? El corazón deja de bombear sangre y no llega al cerebro. Y luego todo se detiene, se para... muere y se termina.
Pawel: ¿Y entonces que queda?
Krzysztof: Las acciones. El recuerdo de lo que hiciste, tu recuerdo. El recuerdo es importante. Recuerdas a alguien por dar brincos o por ser buena persona. Recuerdas la cara, la sonrisa que tenía, si le faltaba un diente. Es demasiado temprano Pawel. ¿Qué esperas de mi? Es muy temprano.
Pawel: Dejemos que su alma descanse en paz. No has dicho nada del alma.
Krzysztof: Es una forma de despedirse. El alma no existe.
Pawel: La tía Irena dice que sí...
Krzysztof: Algunos encuentran la vida más fácil creyendo esto.
Pawel: ¿Y tú?
Krzysztof: ¿Yo? De hecho no lo sé... ¿En qué estas pensando?
Pawel: Esta mañana estaba contento por haber resuelto el problema. Y vino una paloma a comerse las migas. Cuando encontré aquel perro muerto de camino a la tienda me arrodillé y pensé: ¿Para qué sirve? ¿Para qué saber cuanto tarda Peggy en coger a Gustavo? - en referencia al problema matemático resuelto en la mañana -. No tiene sentido.
Krzysztof: ¿Qué perro?
Pawel: El de los ojos amarillos. Siempre estaba en la basura. Daba mucha pena, ¿sabes? [...] Quizá se encuentre mejor dondequiera que esté.
- Sobre la serie Decálogo.
Como decía al principio Decálogo es una serie de diez capítulos realizada para la televisión polaca en 1990 y que reflexiona sobra cada uno de los mandamientos de la ley mosaica. Una reflexión que trata de una lectura actualizada de cada uno de ellos a través de lo que podríamos llamar un "modelo ejemplar" a través del cual Kieslowski realiza su enfoque particular. Mucho se ha hablado, por parte de sus intérpretes, acerca de si, exactamente, cada serie del decálogo se corresponde con el mandamiento mosaico, pero para mi es clara la coreespondencia entre episodios y mandamiento, por lo que me voy a ajaustar a ese enfoque. Para comprender la esencia de Decálogo es interesante la siguiente opinión de Kieslowski:
Creo que la integridad es una combinación extremadamente complicada y nunca en última instancia se puede decir 'fui honesto' o 'no fui honesto'. En todas nuestras acciones y en todas las diferentes situaciones en que nos encontramos, nos encontramos en una posición en la que no hay realmente ninguna salida - y aunque la hay, no es una mejor salida, una buena manera, sólo es relativamente mejor que las otras opciones, o, por decirlo de otra manera, es el mal menor. Esto, por supuesto, define integridad. Uno quisiera ser honesto en última instancia, pero uno no puede. Con todas las decisiones que tomas cada día, no puedes ser honesto en última instancia.
Eso es algo sobre lo que reflexionamos mucho en Decálogo. ¿Qué, en esencia, es correcto y qué erróneo? ¿Qué es una mentira y qué es verdad? ¿Qué es honesto y qué deshonesto? ¿Qué actitud tener hacia ello? [5]
Como veremos, Decálogo plantea un diálogo entre la moral y la ética y la dificultad de juzgar ciertos hechos cuando de verdad se comprenden los factores que en ellos intervienen. Dadas sus características no es de extrañar que Bergman la seleccionara entre las cinco películas de las que más se benefició.
I. DECÁLOGO I. Yo, el Señor, soy tu Dios. (*)
DECÁLOGO 1 (mi episodio favorito de la serie) nos cuenta la historia de un padre (Henryk Baranowsky) y su hijo Pawel (Wojciech Klata), un niño precozmente curioso e inteligente, que están fuertemente unidos y que comparten, supuestamente alimentada por el padre, una gran pasión por la ciencia y la razón, y cuya representación por excelencia en la película es EL ORDENADOR con el cual padre e hijo resuelven problemas. Junto a ellos cabe destacar la presencia de su tía Irena (Maja Komorowska), hermana del padre y que, como contraposición a éste - profesor de linguística que sólo cree en lo que se puede medir -, es una mujer creyente en Dios.
I.1. Dios, muerte y sentido: Yo, el Señor, soy tu Dios
El padre de Pawel representa el tipo de mentalidad científica que sólo cree en aquello que se puede medir y contar. Una mañana, tras solucionar mediante el ordenador un problema que el padre le pone a Pawel, y yendo luego de camino a la escuela, se encuentra el cadáver de un perro abandonado... Ese encuentro con la muerte suscita en el niño las inevitables preguntas sobre su por qué y su sentido:
Pawel: ¿Porqué se muere la gente?
Krzysztof: De un ataque al corazón, de cáncer, por un accidente o de viejo.
Pawel: Me refería a qué es la muerte.
Krzysztof: ¿La muerte? El corazón deja de bombear sangre y no llega al cerebro. Y luego todo se detiene, se para... muere y se termina.
Pawel: ¿Y entonces que queda?
Krzysztof: Las acciones. El recuerdo de lo que hiciste, tu recuerdo. El recuerdo es importante. Recuerdas a alguien por dar brincos o por ser buena persona. Recuerdas la cara, la sonrisa que tenía, si le faltaba un diente. Es demasiado temprano Pawel. ¿Qué esperas de mi? Es muy temprano.
Pawel: Dejemos que su alma descanse en paz. No has dicho nada del alma.
Krzysztof: Es una forma de despedirse. El alma no existe.
Pawel: La tía Irena dice que sí...
Krzysztof: Algunos encuentran la vida más fácil creyendo esto.
Pawel: ¿Y tú?
Krzysztof: ¿Yo? De hecho no lo sé... ¿En qué estas pensando?
Pawel: Esta mañana estaba contento por haber resuelto el problema. Y vino una paloma a comerse las migas. Cuando encontré aquel perro muerto de camino a la tienda me arrodillé y pensé: ¿Para qué sirve? ¿Para qué saber cuanto tarda Peggy en coger a Gustavo? - en referencia al problema matemático resuelto en la mañana -. No tiene sentido.
Krzysztof: ¿Qué perro?
Pawel: El de los ojos amarillos. Siempre estaba en la basura. Daba mucha pena, ¿sabes? [...] Quizá se encuentre mejor dondequiera que esté.
Pawel y Krzysztof |
Veamos la inquietud de un niño ante el hecho de la muerte y el padre que no tiene respuestas para él, salvo las objetivas sobre el hecho de la muerte, tan sólo el recuerdo parece ser su respuesta a la inquietud de Pawel. Contrariamente a su padre, tía Irena le da otra respuesta tras mostrarle unas fotos de Juan Pablo II (Karol Wojtyła) cuando Pawel le pregunta: ¿Crees que entiende el sentido de la vida? Le cuenta a Irena que su papá le dijo que esto sirve para hacer la vida más fácil... Y el diálogo sigue:
Irena: La vida significa poder llegar a hacer algo por los demás. Ayudarles. Si haces las cosas bien, si ayudas a alguien, te sientes necesario. Y así la vida se hace más fácil. Hay acciones pequeñas y grandes. Hoy a tí te gustaron los raviolis, y eso me hizo feliz. La vida es un regalo, un obsequio, ¿sabes?
Pawel le pregunta entonces por ella y por su padre... Irena ve claramente en su pregunta el porqué siendo hermanos son tan diferentes, a lo que la tía le responde:
Irena: Nos criaron en una familia católica. Pero tu padre se dio cuenta muy pronto de que muchas cosas se podían contar y ser medidas. Y empezó a creer que todo podía ser así. Y aun sigue creyéndolo. A veces tendrá sus dudas pero no lo admitirá nunca. Una vida como la de tu padre es más racional. Pero eso no significa que Dios no exista. Incluso para tu padre. ¿Entiendes?
Pawel: No del todo...
Irena: Dios es... algo muy simple. Eso si tienes fe.
Pawel: Y tú... ¿Crees en Dios?
Irena: Si
Pawel: ¿Y quién es él?
Irena entonces le abraza tiernamente y le pregunta que siente justo en ese momento. Pawel le responde que la quiere. A lo que Irena le responder que exacto, que eso es Dios.
Irena: La vida significa poder llegar a hacer algo por los demás. Ayudarles. Si haces las cosas bien, si ayudas a alguien, te sientes necesario. Y así la vida se hace más fácil. Hay acciones pequeñas y grandes. Hoy a tí te gustaron los raviolis, y eso me hizo feliz. La vida es un regalo, un obsequio, ¿sabes?
Pawel le pregunta entonces por ella y por su padre... Irena ve claramente en su pregunta el porqué siendo hermanos son tan diferentes, a lo que la tía le responde:
Irena: Nos criaron en una familia católica. Pero tu padre se dio cuenta muy pronto de que muchas cosas se podían contar y ser medidas. Y empezó a creer que todo podía ser así. Y aun sigue creyéndolo. A veces tendrá sus dudas pero no lo admitirá nunca. Una vida como la de tu padre es más racional. Pero eso no significa que Dios no exista. Incluso para tu padre. ¿Entiendes?
Pawel: No del todo...
Irena: Dios es... algo muy simple. Eso si tienes fe.
Pawel: Y tú... ¿Crees en Dios?
Irena: Si
Pawel: ¿Y quién es él?
Irena entonces le abraza tiernamente y le pregunta que siente justo en ese momento. Pawel le responde que la quiere. A lo que Irena le responder que exacto, que eso es Dios.
Pawel con tía Irena consultando el ordenador. |
Vemos en cada uno de estos personajes, Krzysztof el padre y en Irena la tía, dos posiciones que a la luz del mandamiento quedan bien definidas.
Krzysztof es el padre que no cree en Dios y que "por delante de él" coloca a la Ciencia con sus "virtudes": racional, explicativo, verificativo, objetivo y analítico; mientras que Irena es la mujer creyente que, en su apreciación de la vida como un regalo y en su creencia de Dios como el amor, cumple los preceptos fundamentales que este primer mandamiento exige del católico y que son conocidas como las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. La presencia de la cruz aparece en algunos momentos de la película para recordarnos estos valores cristianos. Entre la extensa simbología de la cruz está aquella en la que a cada extremo de los maderos se le adjudica uno de estas virtudes junto a la perseverancia.
Dios y la Cruz |
I.2. No habrá para tí otros dioses delante de mi.
En la primera mitad de la película se nos muestra la estrecha relación entre Pawel y su padre (la madre, de la que si bien se habla parece hallarse extrañamente ausente). Juntos hacen problemas, utilizan el ordenador para sus cálculos, le acompaña a la Universidad, juegan al ajedrez... En un momento dado se escenifica la presencia del ordenador como el nuevo falso ídolo cuando éste parece encenderse sólo. El padre, tratando al aparato de colega, le pregunta socarronamente qué quiere y, misteriosamente, se escribe en la pantalla del ordenador "I am ready" (Estoy listo). El ordenador como moderno ejemplo de la Ciencia es elevado aquí al nuevo ídolo, la nueva imagen que Krzysztof ha puesto por delante de Dios. Dice el moderno catecismo de la Iglesia Católica:
La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios [...] de poder, de placer, de la raza o de los antepasados, del Estado, del dinero, etc. [...] El idólatra "aplica a cualquier cosa, en lugar de a Dios, la noción indestructible de Dios" [7]
El ordenador como el nuevo ídolo, la red... La divinización de la máquina cradora hoy de universos virtuales. Quizá el mayor "pecado" del padre es cuando ante sus alumnos de la Universidad, y ante su hijo dice hablando de la lengua:
Según Elliot, la poesía es todo aquello que es intraducible. Pero, ¿él tiene razón? Imaginen un traductor que ha adquirido el conocimiento total sobre las palabras o una lengua. Un traductor dotado de memoria ilimitada a la que se puede acceder en cualquier momento. Usado de manera convencional puede utilizarse como un ordenador, aparentemente capaz de discernir el 0 y el 1. De modo no convencional, está dotado de inteligencia. Puede seleccionar, que es un acto de elección, y quizá incluso un acto de voluntad. Yo creo que un ordenador, programado de manera apropiada, podría tener su gusto, preferencias estéticas, personalidad...
¿No nos recuerda a HAL 9000 de 2001 una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968), o incluso a David, el muchacho-androide de Inteligencia Artificial (Steven Spielberg, 2001) o a los androides de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y tantos otros ejemplos que el cine nos ha traído a sus pantallas? Pero el problema que se nos presenta aquí es doble. No sólo, y siempre desde el punto de vista del primer mandamiento de la ley mosaica, se nos presente al ordenador como nuevo idolo sino que con la afirmación que hace el padre frente a su clase se eleva al hombre al mismo status de creador (como vimos en la entrada dedicada al Golem: la sombra del creador [8]).
I.3. Porque yo, Yahvé tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos...
Un detalle que se observa en la película es que suceden pequeños hechos impredecibles y que nos van llevando al suceso fundamental de la película... A parte del misterioso hombre que está sentado frente al lago helado frente a una hoguera, y del que ya hablaremos, la leche de la nevera se corta al echarla en el café, un envase se congela en tan sólo una hora en la ventana, el ordenador parece encenderse solo, un frasco de tinta negra que se rompe misteriosamente y se vierte manchando las notas y los libros de Krzysztof, siendo este último suceso el que prologa la tragedia que sigue y que se constituye "aparentemente" en el castigo por el pecado del padre en el hijo: Pawel muere al ceder el suelo helado de un lago sobre el que patina. Y el horror y desesperación para el padre es que fue él quien realizó el cálculo en el ordenador y que mostraba, con los datos consultados con el Instituto meteorológico, que ese suelo podía llegar a sostener hasta 257 kilos.
En la primera mitad de la película se nos muestra la estrecha relación entre Pawel y su padre (la madre, de la que si bien se habla parece hallarse extrañamente ausente). Juntos hacen problemas, utilizan el ordenador para sus cálculos, le acompaña a la Universidad, juegan al ajedrez... En un momento dado se escenifica la presencia del ordenador como el nuevo falso ídolo cuando éste parece encenderse sólo. El padre, tratando al aparato de colega, le pregunta socarronamente qué quiere y, misteriosamente, se escribe en la pantalla del ordenador "I am ready" (Estoy listo). El ordenador como moderno ejemplo de la Ciencia es elevado aquí al nuevo ídolo, la nueva imagen que Krzysztof ha puesto por delante de Dios. Dice el moderno catecismo de la Iglesia Católica:
La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios. Hay idolatría desde el momento en que el hombre honra y reverencia a una criatura en lugar de Dios. Trátese de dioses o de demonios [...] de poder, de placer, de la raza o de los antepasados, del Estado, del dinero, etc. [...] El idólatra "aplica a cualquier cosa, en lugar de a Dios, la noción indestructible de Dios" [7]
El ordenador como el nuevo ídolo, la red... La divinización de la máquina cradora hoy de universos virtuales. Quizá el mayor "pecado" del padre es cuando ante sus alumnos de la Universidad, y ante su hijo dice hablando de la lengua:
Según Elliot, la poesía es todo aquello que es intraducible. Pero, ¿él tiene razón? Imaginen un traductor que ha adquirido el conocimiento total sobre las palabras o una lengua. Un traductor dotado de memoria ilimitada a la que se puede acceder en cualquier momento. Usado de manera convencional puede utilizarse como un ordenador, aparentemente capaz de discernir el 0 y el 1. De modo no convencional, está dotado de inteligencia. Puede seleccionar, que es un acto de elección, y quizá incluso un acto de voluntad. Yo creo que un ordenador, programado de manera apropiada, podría tener su gusto, preferencias estéticas, personalidad...
¿No nos recuerda a HAL 9000 de 2001 una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968), o incluso a David, el muchacho-androide de Inteligencia Artificial (Steven Spielberg, 2001) o a los androides de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y tantos otros ejemplos que el cine nos ha traído a sus pantallas? Pero el problema que se nos presenta aquí es doble. No sólo, y siempre desde el punto de vista del primer mandamiento de la ley mosaica, se nos presente al ordenador como nuevo idolo sino que con la afirmación que hace el padre frente a su clase se eleva al hombre al mismo status de creador (como vimos en la entrada dedicada al Golem: la sombra del creador [8]).
I.3. Porque yo, Yahvé tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos...
Un detalle que se observa en la película es que suceden pequeños hechos impredecibles y que nos van llevando al suceso fundamental de la película... A parte del misterioso hombre que está sentado frente al lago helado frente a una hoguera, y del que ya hablaremos, la leche de la nevera se corta al echarla en el café, un envase se congela en tan sólo una hora en la ventana, el ordenador parece encenderse solo, un frasco de tinta negra que se rompe misteriosamente y se vierte manchando las notas y los libros de Krzysztof, siendo este último suceso el que prologa la tragedia que sigue y que se constituye "aparentemente" en el castigo por el pecado del padre en el hijo: Pawel muere al ceder el suelo helado de un lago sobre el que patina. Y el horror y desesperación para el padre es que fue él quien realizó el cálculo en el ordenador y que mostraba, con los datos consultados con el Instituto meteorológico, que ese suelo podía llegar a sostener hasta 257 kilos.
La mancha de tinta sobre las notas y libros de Krzysztof |
¿Es esa mancha negra (cuya forma nos recuerda una desgarradura) metáfora de la emergencia de un Dios vengativo, de un Dios "celoso" que ejecuta el castigo amenazado sobre el hijo del idólatra padre? Un desesperado Krzysztof, al final de la película, en un arrebato de furia, carga contra dios derramando los cirios que hay sobre un altar y sucede un nuevo hecho curioso... la cera derramada se vierte también sobre un cuadro de la Virgen María (la Madonna de Chestokowa) en forma de lágrimas que surgen de sus ojos... ¿Significa esto, como dice Zizek en su comentario sobre Decálogo 1, que "el signo de la compasión divina por la desgracia del héroe, sólo tiene lugar cuando este llega al fondo de la desesperación y rechaza a la propia divinidad"? [9]
En realidad y, siguiendo el pensamiento de Pascal, ese Dios busca el amor a través de la amenaza y el miedo, por lo tanto creamos en él y amémosle "por si acaso". En realidad a ese Dios tan sólo se le puede temer. Pero la cosa iría aún más lejos... ¿El celo de Dios por ser reconocido como único es llevado hasta este punto de extrema de violencia? Veamos:
- El padre sufre el castigo a través de su hijo, un niño.
- Un niño que, en su inquietud, le pide a la tía, y el padre lo aprueba respetando su voluntad, que tome clases de religión en una cercana iglesia.
- Y finalmente la tía, fiel creyente, es privada del amor que siente por su sobrino y del que siente éste por ella... ¿Es ese el Dios del amor que ella predica?
Demasiado perverso para ser cierto, a menos que le demos la razón a Lovecraft o a los gnósticos cuando decían que la naturaleza del Universo es esencialmente perversa. Llegados aquí recuerdo de manera aproximada un aforismo de Cioran en el que dice que cuando se busca sentido a la vida empiezan los problemas. Pero la cuestión es... ¿es a ese Dios perverso que es Yahvé, perversamente superyoico, vengativo y celoso, culpabilizador y castigador, a quién Kieslowski nos quiere mostrar?
I.4. LA RESPUESTA DE LO REAL.
Siempre hay alguien por encima de uno: más allá de Dios se eleva la propia Nada.
Emile Cioran [10]
Es de sobras conocido que Kieslowski no simpatizaba precisamente con la Iglesia Católica y tanto su particular credo como su definición de fe ya la vimos en la nota 3. Creo que nos aproximamos más a la lectura que Kieslowski nos ofrece cuando se dice acerca de "Decálogo":
Decálogo es un excepcional pulso al catolicismo polaco. Para ser claros, es polémica con la religiosidad falsa y superficial. Es también una provocación dirigida contra un cierto infantilismo religioso, contra la amenaza de la religión como un escape de la propia responsabilidad hacia la propia vida y la de los otros. [11]
En Still alive (Maria Zmarz-Koczanowicz, 2006), un documental dedicado a él realizado tras su muerte, oímos a Kieslowski decir lo siguiente en relación a su época de filmación de documentales:
Un par de veces, en algunos filmes, especialmente en los documentales, conseguí filmar alguna parte de verdad. No ocurre a menudo. En los documentales filmo a personas que no se las pueden arreglar, que siguen algo sin saber por qué. Aquellos que, según dicen, son vulnerables, débiles y no se las pueden arreglar con lo que se encuentran. Somos todos nosotros, no nos las podemos arreglar con lo que nos rodea. Eso es la vida.
La mancha de tinta sobre las notas y libros de Krzysztof no es más que la emergencia de lo que Lacan llamó lo Real, aquello que no se puede simbolizar, su emergencia deviene un "inexplicable" para el ser humano, un inexplicabe en términos de un "sinsentido". La mancha de tinta negra sobre "el conocimiento" no es más que la imposibilidad del conocimiento para dar cuenta de la complejidad de la existencia humana y sus avatares. Pero no sólo sobre el conocimiento "racional-lógico-científico" sino sobre la "fe-esperanza-caridad" del propio Dios del amor de Irena. Zizek lo dice con claridad:
... es crucial no leer Decálogo 1 como una simple afirmación de la naturaleza engañosa y poco fiable del falso dios de la razón y la ciencia: su lección NO es que, cuando falla la fe en el faso ídolo de la ciencia (encarnado en el ordenador personal del padre), entramos en una dimensión religiosa más "profunda". Al contrario, cuando la ciencia nos falla, nuestro fundamento religioso se desmorona también con ella. [12]
Cuando fallan los supuestos falsos ídolos solo hallamos el silencio de Dios, ese silencio que incluso atormentó a Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) en su visita a los campos de exterminio de Auschwitz y Birkenau... ¿Dónde estaba Dios cuando el pueblo judío sufrió el holocausto? Pero no sólo eso... ¿Dónde estaba Dios cuando doscientos millones de africanos sufrieron el horror de la esclavitud? y tantos y tantos otros más ¿dónde estaba Dios...? ¿Dónde está Dios cuando muere un niño? Por eso Cioran coloca por encima de Dios, en el fondo de cualquier Dios, la Nada.
El trasfondo del planteamiento de Kieslowski parece estar más en el terror que el ser humano siente por el "azar"... Con el hecho de que, en ocasiones, las cosas suceden porque suceden sin ningún trasfondo más. El azar nos lanza a la vivencia más específica del sinsentido. El filósofo alemán Rudiger Safranski narra el desconcierto del poeta y dramaturgo alemán del romanticismo Heinrich von Kleist, cuando pudo morir a causa del rebuzno de un burro que espantó a los caballos del carruaje y lo hizo volcar. Cita las siguientes palabras de una carta que el poeta escribió a su amada Wilhelmine:
¿Depende la vida de un hombre del rebuzno de un asno? Si en este momento todo hubiera terminado, ¿habría vivido para eso? ¿Es este el sentido que el Creador le ha dado a esta oscura y enigmática vida terrenal? (1801) [13]
Por ejemplo, Zizek relata que en el guión de Decálogo se especifica que el lago cede al peso de Pawel porque que la central eléctrica que se halla cerca vierte agua caliente en él por la noche. Eso en principio salvaría la lógica de la ciencia y lo dejaría en el error humano - para mayor desesperación del padre -, pero en todo caso pondría de relieve que el ser humano no puede considerar todas las variables posibles que pueden incidir en el desencadenamiento de un accidente... Pero más allá de esto la muerte de Pawel nos lanza al sinsentido o, en todo caso, sólo nos queda refugiarnos en "los misteriosos designios del Señor", un sentido que, en todo caso, sólo Él conoce. Hechos como estos son los que, curiosamente, hacen escribir e Cioran - uno de los grandes apologetas del sinsentido - el siguiente aforismo: El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad [14[. Sin embargo, y siguiendo el pensamiento de Jung de que la completitud incluye la incompletitud, de la misma manera el orden incluye el caos, el azar: Jaques Monod y François Jacob ya nos lo mostraron hace años en relación a la biologia y, más en concreto, con la genética molecular. De la misma manera que hallamos en la física atómica el famoso principio de incertidumbre de Heisenberg o el aun mas interesante teorema de Godel en las matemáticas.
Surge la muerte de Pavel como ese mancha de tinta negra que atraviesa la lógica y el conocimiento del padre pero que atraviesa también a Dios y surge como "la respuesta de lo real", ese concepto postulado por Lacan junto a lo imaginario y lo simbólico y que define aquello que está excluido de la realidad (construida esencialmente por lo imaginario y lo simbólico), lo que carece de sentido, lo irrepresentable. Las pequeñas emergencias de lo real, lo inesperado y no comprensible que se suceden en la película desembocan en lo real insoportable como es la muerte de Pawel al ceder el suelo del lago... Es el rostro de Krzysztof cuando tras la muerte de su hijo contempla la pantalla encendida del ordenador que de nuevo muestra "I am ready" (Zizek nos relata una vez más que en el guión original Krzysztof se dirige al ordenador - que le ilumina con su siniestra pantalla verde - y le pregunta por qué ha permitido que el niño muera. Insiste en que quiere comprender...) El mismo Krzysztof que luego destruye el altar... No hay respuestas ni de uno ni de otro.
- El padre sufre el castigo a través de su hijo, un niño.
- Un niño que, en su inquietud, le pide a la tía, y el padre lo aprueba respetando su voluntad, que tome clases de religión en una cercana iglesia.
- Y finalmente la tía, fiel creyente, es privada del amor que siente por su sobrino y del que siente éste por ella... ¿Es ese el Dios del amor que ella predica?
Krzysztof ante el altar de la virgen de Chestokowa que va a sufrir su furia |
Demasiado perverso para ser cierto, a menos que le demos la razón a Lovecraft o a los gnósticos cuando decían que la naturaleza del Universo es esencialmente perversa. Llegados aquí recuerdo de manera aproximada un aforismo de Cioran en el que dice que cuando se busca sentido a la vida empiezan los problemas. Pero la cuestión es... ¿es a ese Dios perverso que es Yahvé, perversamente superyoico, vengativo y celoso, culpabilizador y castigador, a quién Kieslowski nos quiere mostrar?
I.4. LA RESPUESTA DE LO REAL.
Siempre hay alguien por encima de uno: más allá de Dios se eleva la propia Nada.
Emile Cioran [10]
Es de sobras conocido que Kieslowski no simpatizaba precisamente con la Iglesia Católica y tanto su particular credo como su definición de fe ya la vimos en la nota 3. Creo que nos aproximamos más a la lectura que Kieslowski nos ofrece cuando se dice acerca de "Decálogo":
Decálogo es un excepcional pulso al catolicismo polaco. Para ser claros, es polémica con la religiosidad falsa y superficial. Es también una provocación dirigida contra un cierto infantilismo religioso, contra la amenaza de la religión como un escape de la propia responsabilidad hacia la propia vida y la de los otros. [11]
En Still alive (Maria Zmarz-Koczanowicz, 2006), un documental dedicado a él realizado tras su muerte, oímos a Kieslowski decir lo siguiente en relación a su época de filmación de documentales:
Un par de veces, en algunos filmes, especialmente en los documentales, conseguí filmar alguna parte de verdad. No ocurre a menudo. En los documentales filmo a personas que no se las pueden arreglar, que siguen algo sin saber por qué. Aquellos que, según dicen, son vulnerables, débiles y no se las pueden arreglar con lo que se encuentran. Somos todos nosotros, no nos las podemos arreglar con lo que nos rodea. Eso es la vida.
La mancha de tinta sobre las notas y libros de Krzysztof no es más que la emergencia de lo que Lacan llamó lo Real, aquello que no se puede simbolizar, su emergencia deviene un "inexplicable" para el ser humano, un inexplicabe en términos de un "sinsentido". La mancha de tinta negra sobre "el conocimiento" no es más que la imposibilidad del conocimiento para dar cuenta de la complejidad de la existencia humana y sus avatares. Pero no sólo sobre el conocimiento "racional-lógico-científico" sino sobre la "fe-esperanza-caridad" del propio Dios del amor de Irena. Zizek lo dice con claridad:
... es crucial no leer Decálogo 1 como una simple afirmación de la naturaleza engañosa y poco fiable del falso dios de la razón y la ciencia: su lección NO es que, cuando falla la fe en el faso ídolo de la ciencia (encarnado en el ordenador personal del padre), entramos en una dimensión religiosa más "profunda". Al contrario, cuando la ciencia nos falla, nuestro fundamento religioso se desmorona también con ella. [12]
Cuando fallan los supuestos falsos ídolos solo hallamos el silencio de Dios, ese silencio que incluso atormentó a Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) en su visita a los campos de exterminio de Auschwitz y Birkenau... ¿Dónde estaba Dios cuando el pueblo judío sufrió el holocausto? Pero no sólo eso... ¿Dónde estaba Dios cuando doscientos millones de africanos sufrieron el horror de la esclavitud? y tantos y tantos otros más ¿dónde estaba Dios...? ¿Dónde está Dios cuando muere un niño? Por eso Cioran coloca por encima de Dios, en el fondo de cualquier Dios, la Nada.
El trasfondo del planteamiento de Kieslowski parece estar más en el terror que el ser humano siente por el "azar"... Con el hecho de que, en ocasiones, las cosas suceden porque suceden sin ningún trasfondo más. El azar nos lanza a la vivencia más específica del sinsentido. El filósofo alemán Rudiger Safranski narra el desconcierto del poeta y dramaturgo alemán del romanticismo Heinrich von Kleist, cuando pudo morir a causa del rebuzno de un burro que espantó a los caballos del carruaje y lo hizo volcar. Cita las siguientes palabras de una carta que el poeta escribió a su amada Wilhelmine:
¿Depende la vida de un hombre del rebuzno de un asno? Si en este momento todo hubiera terminado, ¿habría vivido para eso? ¿Es este el sentido que el Creador le ha dado a esta oscura y enigmática vida terrenal? (1801) [13]
Por ejemplo, Zizek relata que en el guión de Decálogo se especifica que el lago cede al peso de Pawel porque que la central eléctrica que se halla cerca vierte agua caliente en él por la noche. Eso en principio salvaría la lógica de la ciencia y lo dejaría en el error humano - para mayor desesperación del padre -, pero en todo caso pondría de relieve que el ser humano no puede considerar todas las variables posibles que pueden incidir en el desencadenamiento de un accidente... Pero más allá de esto la muerte de Pawel nos lanza al sinsentido o, en todo caso, sólo nos queda refugiarnos en "los misteriosos designios del Señor", un sentido que, en todo caso, sólo Él conoce. Hechos como estos son los que, curiosamente, hacen escribir e Cioran - uno de los grandes apologetas del sinsentido - el siguiente aforismo: El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad [14[. Sin embargo, y siguiendo el pensamiento de Jung de que la completitud incluye la incompletitud, de la misma manera el orden incluye el caos, el azar: Jaques Monod y François Jacob ya nos lo mostraron hace años en relación a la biologia y, más en concreto, con la genética molecular. De la misma manera que hallamos en la física atómica el famoso principio de incertidumbre de Heisenberg o el aun mas interesante teorema de Godel en las matemáticas.
Surge la muerte de Pavel como ese mancha de tinta negra que atraviesa la lógica y el conocimiento del padre pero que atraviesa también a Dios y surge como "la respuesta de lo real", ese concepto postulado por Lacan junto a lo imaginario y lo simbólico y que define aquello que está excluido de la realidad (construida esencialmente por lo imaginario y lo simbólico), lo que carece de sentido, lo irrepresentable. Las pequeñas emergencias de lo real, lo inesperado y no comprensible que se suceden en la película desembocan en lo real insoportable como es la muerte de Pawel al ceder el suelo del lago... Es el rostro de Krzysztof cuando tras la muerte de su hijo contempla la pantalla encendida del ordenador que de nuevo muestra "I am ready" (Zizek nos relata una vez más que en el guión original Krzysztof se dirige al ordenador - que le ilumina con su siniestra pantalla verde - y le pregunta por qué ha permitido que el niño muera. Insiste en que quiere comprender...) El mismo Krzysztof que luego destruye el altar... No hay respuestas ni de uno ni de otro.
Krzysztof ante la pantalla del ordenador. |
I.5. LA MIRADA COMPASIVA: ética vs. moral
Antes ya mencioné la presencia de un personaje que aparece hasta en seis ocasiones en la película y que luego, representado por el mismo actor (Artur Barcis) en personajes siempre aparentemente ocasionales, aparece en distintos episodios de Decálogo (con la excepción de decálogo 7 y 10). En Decálogo 1 su aparición es siempre delante del lago en el que Pawel muere y, de hecho, la película empieza así, enfocando la cámara a un hombre que enfundado en su abrigo se calienta frente a una hoguera sentado frente al lago en el que Pawel morirá... Parece ser que Kieslowski le llamó al principio "Angel del destino":
El caracter enigmático del "Ángel del destino" aparece en algunas escenas decisivas de Decálogo, durante momentos en los cuales el destino de sus protagonistas es determinado. El angel del destino da unidad a la serie y le añade una dimensión casi metafísica. El montaje sugiere a menudo que el ángel es consciente de la compljidad de la acción de un personaje. Silenciosamente advierte las consecuencias de la acción sin intervenir directamente: a veces él desaprueba ciertas acciones y siente pena por lo que está pasando[15]
El hombre del lago: El Ángel del destino. |
Creo que este misterioso personaje encarna sobretodo la mirada compasiva por la condición humana y su complejidad, la empatía por el dolor y el sufrimiento que ella nos acarrea y a la que tan sensible era Kieslowski por su propia experiencia - de la que habló muy poco -. Mentenía opiniones como la que sigue:
El sufrimiento une a la gente, mientras que la opulencia y la riqueza la dividen. En nuesro tiempo el éxito está de moda. Y para ser fuerte y exitoso tienes que deshacerte de todos tus escrúpulos. Y cuando haces esto, te quedas sólo, porque pierdes tus amigos. La debilidad no está de moda. la compasión no está de moda. Estas últimas son cualidades que unen a la gente. [16]
Este personaje nos habla a través de su silencio dejando así paso a sus breves miradas y expresiones... La compasión es una forma de "mirar" y de "ver". Danusia Sok, una profunda conocedora de Kieslowski (le entrevistó en varias ocasiones entre Diciembre de 1991 y Mayo de 1992 y posteriormente en otoño de 1993, tras el lanzamiento de tres colores) nos dice en relación a las opiniones de Kieslowski sobre Decálogo:
Decálogo es un intento de narrar diez historias sobre diez o veinte personajes que - atrapados en una lucha precisamente por hallarse en unas determinadas circunstancias, circunstancias que son ficticias pero que podrían ocurrir en la vida - de repente se da cuenta que están dando vueltas y vueltas en círculo, que no están logrando lo que quieren. Nos hemos vuelto demasiado egoístas, demasiado enamorado de nosotros mismos y nuestras necesidades y es como si todos los demás de alguna manera hubieran desaparecido en el fondo. Hacemos mucho por nuestros seres queridos - supuestamente - pero cuando miramos hacia atrás en nuestros días, vemos que aunque hemos hecho todo para ellos, no hemos tenido la fuerza ni nos hemos tomado el tiempo para llevarlos en nuestros brazos, simplemente tener una cierta palabra para ellos o decir algo tierno. No tenemos tiempos para dejarnos llevar por los sentimientos, y creo que es donde radica el problema real. El tiempo para apasionarse, que está estrechamente vinculado con los sentimientos. Nuestras vidas se escapan a través de nuestros dedos. [17]
Admirador del estilo aforístico de Nietzsche y de Cioran siempre he intentado plagiar un poco su estilo en mis breves incursiones en ese campo. En una ocasión escribí: "Dios nos debería conceder el cielo sin reservas por el simple hecho de haber sido lanzados a la existencia". Cuando escribí esto era desde esa consciencia de la complejidad de la condición humana. La mirada del "Angel del destino" es una mirada consciente de dicha complejidad. La existencia del ser humano no es una cuestión nada fácil y el dolor y el sufrimiento nos acompañan ya no sólo en su dimensión neurótica (inevitable por otra parte dada dicha condición humana) sino que también en una dimensión puramente existencial. Siento una gran afinidad con Kieslowski quien ve en la consciencia de la vulnerabilidad ("Somos todos nosotros") la fuente de la compasión.
Y eso nos lanza a una valoración más profunda de lo que podríamos llamar consciencia ética versus consciencia moral:
Y en este sentido estricto, el tema de Kieslowski es la ética, NO la moral: en cada uno de los episodios de su decálogo se produce el paso de la moral a la ética. El punto de partida es siempre un mandamiento moral, y es a través de la violación de este mandamientio como el héroe o la heroína descubren la dimensión propiamente ética.[18]
Y para entendernos rápido en este sentido indicaremos que la ética es la reflexión sobre la moral. Es decir, que la consciencia compasiva, más establecida en lo ético, permite contemplar el sentido de las leyes morales y su extensión en tanto en cuanto ley. Y eso es tan válido desde la esfera psicológica como a la social. Observemos que esto tiene una implicación sumamente importante y que Jung ya entrevió con claridad. El paso que va de la dimensión moral a la ética es la que va de "Dios (Ley) como sentido absoluto" al más rlativo "¿Qué sentido deseo para mi vida?". En términos psicológicos sería el trabajo que la consciencia compasiva establece para enfrentarse a la rigida y amenazante consciencia moral propia del superyó.
En Decálogo 1, la vivencia dramática del padre y de la tía de Pawel, el traspaso que va de lo moral a lo ético es el cuestionamiento en sí de las supuestas certezas absolutas sean del tipo que sean. Decálogo 1 nos abriría a la esencia del cuestionamiento que en el resto de episodios van a sufrir los mandamientos mosaicos como Leyes rígidas y absolutas. El paso que va de lo moral a lo ético pasa justamente por una mayor comprensión de la condición humana y de la vulnerabilidad que la acompaña: la incertidumbre que acompaña en sí misma la propia existencia y ante la cual sólo nos queda esa mirada compasiva que nos abre a una mayor comprensión de la propia condición humana y de la complejidad de su existencia. Quisiera acabar con unos versos de Walt Withman (mi siempre estimado Withman) que ya cité en la entrada dedicada a "Las horas (I)" y que tienen que ver con esa mirada y esa expresión que observamos en el "Angel del destino" de Kieslowski:
Me siento a contemplar todos los dolores del mundo, y toda la
Opresión y vergüenza,
oigo los sollozos compulsivos, secretos, de los jóvenes en
Conflicto con ellos mismos, arrepentidos de sus actos,
veo en el arroyo a la madre ultrajada por sus hijos, que muere
Abandonada, extenuada, desesperada,
veo la mujer ultrajada por su marido, veo al infame seductor
de las jóvenes,
observo el encono de los celos y del amor desdeñado que intenta
ocultarse, veo estos espectáculos sobre la tierra,
veo los efectos de las batallas, de la peste, de la tiranía, veo
a los mártires y a los prisioneros,
observo el hombre del mar y a los marineros echando suertes
para ver cual morirá para salvar la vida de los otros,
observo las humillaciones y degradaciones impuestas por los
orgullosos a los obreros, a los pobres, a los negros;
todas estas cosas, todas las vilezas y agonías sin fin me siento
a contemplar,
a ver, a oír, y permanezco mudo.
¡Oh mi yo! ¡Oh vida!, de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales, de las ciudades llenas
de necios,
de mí mismo, que me reprocho siempre (pues, ¿quién es más
necio que yo, ni más desleal?)
de los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos despreciables,
de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo, de las multitudes afanosas y
sórdidas que me rodean,
de los años vacíos e inútiles de los demás,
la pregunta, ¡Oh mi yo!, la pregunta triste que vuelve – qué
de bueno hay en medio de todas estas cosas, oh, mi yo, oh
vida?
Que estás aquí – que existen la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama, y que puedo contribuir con un
verso.
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Decálogo es un intento de narrar diez historias sobre diez o veinte personajes que - atrapados en una lucha precisamente por hallarse en unas determinadas circunstancias, circunstancias que son ficticias pero que podrían ocurrir en la vida - de repente se da cuenta que están dando vueltas y vueltas en círculo, que no están logrando lo que quieren. Nos hemos vuelto demasiado egoístas, demasiado enamorado de nosotros mismos y nuestras necesidades y es como si todos los demás de alguna manera hubieran desaparecido en el fondo. Hacemos mucho por nuestros seres queridos - supuestamente - pero cuando miramos hacia atrás en nuestros días, vemos que aunque hemos hecho todo para ellos, no hemos tenido la fuerza ni nos hemos tomado el tiempo para llevarlos en nuestros brazos, simplemente tener una cierta palabra para ellos o decir algo tierno. No tenemos tiempos para dejarnos llevar por los sentimientos, y creo que es donde radica el problema real. El tiempo para apasionarse, que está estrechamente vinculado con los sentimientos. Nuestras vidas se escapan a través de nuestros dedos. [17]
Admirador del estilo aforístico de Nietzsche y de Cioran siempre he intentado plagiar un poco su estilo en mis breves incursiones en ese campo. En una ocasión escribí: "Dios nos debería conceder el cielo sin reservas por el simple hecho de haber sido lanzados a la existencia". Cuando escribí esto era desde esa consciencia de la complejidad de la condición humana. La mirada del "Angel del destino" es una mirada consciente de dicha complejidad. La existencia del ser humano no es una cuestión nada fácil y el dolor y el sufrimiento nos acompañan ya no sólo en su dimensión neurótica (inevitable por otra parte dada dicha condición humana) sino que también en una dimensión puramente existencial. Siento una gran afinidad con Kieslowski quien ve en la consciencia de la vulnerabilidad ("Somos todos nosotros") la fuente de la compasión.
Y eso nos lanza a una valoración más profunda de lo que podríamos llamar consciencia ética versus consciencia moral:
Y en este sentido estricto, el tema de Kieslowski es la ética, NO la moral: en cada uno de los episodios de su decálogo se produce el paso de la moral a la ética. El punto de partida es siempre un mandamiento moral, y es a través de la violación de este mandamientio como el héroe o la heroína descubren la dimensión propiamente ética.[18]
Y para entendernos rápido en este sentido indicaremos que la ética es la reflexión sobre la moral. Es decir, que la consciencia compasiva, más establecida en lo ético, permite contemplar el sentido de las leyes morales y su extensión en tanto en cuanto ley. Y eso es tan válido desde la esfera psicológica como a la social. Observemos que esto tiene una implicación sumamente importante y que Jung ya entrevió con claridad. El paso que va de la dimensión moral a la ética es la que va de "Dios (Ley) como sentido absoluto" al más rlativo "¿Qué sentido deseo para mi vida?". En términos psicológicos sería el trabajo que la consciencia compasiva establece para enfrentarse a la rigida y amenazante consciencia moral propia del superyó.
En Decálogo 1, la vivencia dramática del padre y de la tía de Pawel, el traspaso que va de lo moral a lo ético es el cuestionamiento en sí de las supuestas certezas absolutas sean del tipo que sean. Decálogo 1 nos abriría a la esencia del cuestionamiento que en el resto de episodios van a sufrir los mandamientos mosaicos como Leyes rígidas y absolutas. El paso que va de lo moral a lo ético pasa justamente por una mayor comprensión de la condición humana y de la vulnerabilidad que la acompaña: la incertidumbre que acompaña en sí misma la propia existencia y ante la cual sólo nos queda esa mirada compasiva que nos abre a una mayor comprensión de la propia condición humana y de la complejidad de su existencia. Quisiera acabar con unos versos de Walt Withman (mi siempre estimado Withman) que ya cité en la entrada dedicada a "Las horas (I)" y que tienen que ver con esa mirada y esa expresión que observamos en el "Angel del destino" de Kieslowski:
Me siento a contemplar todos los dolores del mundo, y toda la
Opresión y vergüenza,
oigo los sollozos compulsivos, secretos, de los jóvenes en
Conflicto con ellos mismos, arrepentidos de sus actos,
veo en el arroyo a la madre ultrajada por sus hijos, que muere
Abandonada, extenuada, desesperada,
veo la mujer ultrajada por su marido, veo al infame seductor
de las jóvenes,
observo el encono de los celos y del amor desdeñado que intenta
ocultarse, veo estos espectáculos sobre la tierra,
veo los efectos de las batallas, de la peste, de la tiranía, veo
a los mártires y a los prisioneros,
observo el hombre del mar y a los marineros echando suertes
para ver cual morirá para salvar la vida de los otros,
observo las humillaciones y degradaciones impuestas por los
orgullosos a los obreros, a los pobres, a los negros;
todas estas cosas, todas las vilezas y agonías sin fin me siento
a contemplar,
a ver, a oír, y permanezco mudo.
¡Oh mi yo! ¡Oh vida!, de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales, de las ciudades llenas
de necios,
de mí mismo, que me reprocho siempre (pues, ¿quién es más
necio que yo, ni más desleal?)
de los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos despreciables,
de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo, de las multitudes afanosas y
sórdidas que me rodean,
de los años vacíos e inútiles de los demás,
la pregunta, ¡Oh mi yo!, la pregunta triste que vuelve – qué
de bueno hay en medio de todas estas cosas, oh, mi yo, oh
vida?
Que estás aquí – que existen la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama, y que puedo contribuir con un
verso.
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[1] Ver entrevista completa en la excelente web en inglés dedicada a Krzysztof Kieslowsky por Peter Jacobs: http://www.petey.com/kk/docs/intrview.txt
[2] Ídem anterior.
[3] Macías, Humberto. Decálogo, una propuesta vital de Krzysztof Kieslowski. Tesis de licenciatura en Filosofía. Puede hallarse en internet en: http://kino.tij.uia.mx/~humberto/TESISKK.pdf
[4] Shulman, Ken. Preguntas sin respuesta. Revista Newsweek (Español) 5 Mayo 1995. Fuente: ver nota 3
[5] Sok, Danusia. Kieslowski on Kieslowski. Faber and Faber Ltd. Pág. 149. La traducción es mía.
[6] La Biblia de Jerusalén.
[7] Catecismo de la Iglesia Católica, par. 2113-114
[8] Ver entrada pulsando El golem: la sobra del creador.
[9] Zizek, Slavoj. Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio. Ed. Debate, pág. 20
[10] Cioran. Emile. Ese maldito yo. Tusquets editores
[11] Haltof, Marek. The cinema of Krzysztof Kieslowski. Variations on destiny and chance. Wallflower press, citando a Katarzina Jablonska, pág. 120 La traducción es mía.
[12] Ídem anterior, pág. 18
[13] Safranski, Rudiger. Cuanta verdad necesita el hombre? . Ensayo Tusquets Editores, pág. 44 y 45
[14] Ver nota 10
[15] Ver nota 11, pág. 128
[16] Ver nota 3
[17] Ver nota 5. págs. 145 y 146
[18] Ver nota 9, pág. 35
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SERIE DECÁLOGO (pulsar en título para acceder a la entrada)
Decálogo 1. Yo, el señor, soy tu Dios. Ese frágil absoluto.
Decálogo 2. No tomarás en falso el nombre del señor, tu Dios. Compasión vs. culpa.
Decálogo 3. Santificarás las fiestas. Resentimiento, envidia y reparación.