Varias personas y seguidores de Cine y psicología me han pedido desde ya hace tiempo el comentario de la película Shame (2011), del director británico Steve MacQueen, indudablemente uno de los directores más interesantes de la actualidad (recordemos su inicio con Hunger y la posterior a Shame, Doce años de esclavitud). Mientras la reveía estos días y me dejaba llevar y rellevar por la increíble interpretación de Michael Fassbender (sin duda uno de los mejores actores del momento) en el papel de Brandon Sullivan, no pude dejar de ver claros paralelismos con la película ya comentada en este blog de "De la vida de las marionetas", de Ingmar Bergman (pulsa aquí para acceder a la entrada). Es claro que se trata de otro de los hombres huecos a los que hacía referencia en el comentario de esta película a partir de las poesías de T. S. Eliot. El paralelismo es extensible a la relación que Brandon mantiene con su hermana Sissy (una también excelente Caren Mulligan) con la que Peter mantiene con Katharina en la citada película de Bergman. Y es precisamente la relación Brandon-Sissy el elemento clave que me interesa esencialmente a la hora de comentar esta película.
Efectivamente, sobre el personaje de Brandon mucho se ha escrito y dicho. Corresponde a la imagen del hombre cuya vida se reduce a trabajo y sexo. Se nos muestra como un individuo adicto al sexo, un auténtico depredador como nos muestra la imagen inicial en el metro en una escena de alta tensión erótica. La música (compuesta por Harry Scott) con la que se acompañan estas primeras imágenes ya revela la soledad, o quizá más que la soledad la tragedia - de la que la soledad es una parte - de la vida de éste hombre, y que no es más que la alarmante pobreza vital con la que sus días pasan. Trabajo y sexo ocupan, o más que ocupan rellenan - por seguir los versos de Elliot - la vida de ese hombre hueco que parece estar vacío de toda emoción y de todo sentido. Más allá de sus seducciones y conquistas, su vida está también rellenada por la pornografía, la ciber-pornografía, la prostitución... También aparecen el alcohol y la droga. Entre todo esto llama la atención, desde el inicio de la película, la voz de una mujer que se oye desde el contestador del teléfono reclamándole su atención y de la que Brandon pasa sistemáticamente - y que luego se nos revelará como de su hermana Sissy - . La cuestión ya se apunta desde este inicio: ¿Qué le ocurre a Brandon con Sissy?
Si partimos de su adicción al sexo - el síntoma -, sabemos que toda adicción conlleva una huida, una desviación que es desviación de uno mismo, particularmente de una forma de verse a sí mismo. Como en el caso de Peter con Katharina en "De la vida de las marionetas", hay implícito todo un juego de proyecciones entre ellos, en tanto Sissy representa aquello que Brandon evita ver de sí mismo, aquello de lo que huye metódicamente, mientras que Brandon, como veremos, representa para ella la protección y contención que no puede darse por sí misma.
I. NEW YORK, NEW YORK.
No deja de ser significativo que la aparición de Sissy en la vida de Brandon surja como una "invasión" (el retorno de lo reprimido) en su metódica vida, ya que se la encuentra en casa inesperadamente al llegar una noche duchándose en el cuarto de baño. A partir de este momento la presencia de Sissy perturbará el delicado equilibrio de Brandon. Antes, entre paréntesis, he supuesto que el retorno de Sissy en la vida de Brandon es el retorno de lo reprimido en éste. La evolución de las escenas que les relacionan a ambos así nos lo parece mostrar.
Más allá de la llegada de Sissy y de su carácter más caótico, así como de su insinuada dependencia emocional, el primer momento clave aparece cuando con David (James Badge Dale), su jefe, asisten al club en el que actúa Sissy. En una escena de cinco minutos magistralmente rodada e interpretada, la cámara simplemente enfoca el rostro de Sissy cantando una versión de "New York, New York" (Frank Sinatra), y la de un Brandon profundamente turbado mientras la oye, y de cuyos ojos cristalinos asoman con timidez la posibilidad de alguna lágrima.
Detengámonos ahora un poco en esta escena. Creo que dos elementos son en ella fundamentales. Por un lado la versión elegida de la canción de Frank Sinatra, con un tempo muy distinto de la original, en la que el optimismo, la alegría y la esperanza marcan su ritmo. En la versión interpretada por Sissy lo que escuchamos es una voz melancólica y triste, quebrada de quien mira aquella esperanza que con el tiempo se frustró llegando a algo muy distinto de lo esperado. Recordemos que la canción dice:
New York, New York,
quiero despertarme en una ciudad
que nunca duerme.
Y encontrar que soy un número uno,
el primero de la lista,
el rey de la colina,
el número uno.
Quizá esas fueron un día las esperanzas de Brandon, esperanzas e ilusiones ahora convertidas en humo, el humo con el que se fueron quemando en una vida vacía y carente de sentido. Por otro lado, Sissy aparece para Brandon como un espejo en el que se refleja su propia vulnerabilidad, su propia tristeza y melancolía reprimidas y, como ya se ha dicho, desviadas hacia una vida esencialmente "rellenada" a través de la rutina del trabajo y del placer compulsivo obtenido a través del sexo. El efecto Sissy se nos muestra una vez más cuando, de nuevo, observamos la reacción de Brandon ante Sissy besándose en el taxi con David, o cuando posteriormente, al entrar en el departamento, les oye disponiéndose a hacer el amor... Brandon se muestra inquieto, acorralado, desesperado... hasta que se cambia y enfundándose en su chandal sale a hacer footing acompañado de la música de Bach del Clave bien temperado, el preludio y fuga BWV 891 y que parece sugerir un poco humorísticamente que "quien corre su mal espanta".
¿A qué se debe esta reacción? ¿Qué se pone en movimiento dentro de la psique del propio Brandon? Sissy nos muestra en su reacción con David, como ya se había observado anteriormente en una conversación telefónica con su ex-pareja (un tal Marc), la desesperación del desamor, la profunda carencia que insaciable se lanza a la búsqueda de contacto a cualquier precio y sin límite. Ni más ni menos que el profundo desamor, la misma profunda carencia que habita en el interior de Brandon y del que su adicción al sexo no es más que el síntoma. En el interior de Brandon, aplastada por su insensibilidad emocional, por una represión apoyada por la distracción que le proporciona la rutina del trabajo y un sexo adictivo, habita ni más ni menos que su Sissy interna: vulnerable, frágil, dependiente, quebradiza y con una clara tendencia autodestructiva como veremos más adelante en la película. La máscara de Brandon oculta la sombra de Sissy, si bien, y desde una perspectiva junguiana, podríamos ver también a Sissy como un proyección de su ánima. Sobre esto volveremos más adelante.
II. LA VERGUENZA (SHAME).
Hasta la próxima escena entre Brandon y Sissy ocurren dos acontecimientos importantes. Por un lado, y a raíz de una revisión de seguridad de los ordenadores de la empresa, hallan en el ordenador de Brandon todo tipo de material pornográfico. David, su jefe, le llama y le dice:
Tu disco duro es asqueroso. Han traído tu ordenador... Quiero decir es sucio... Hablo de putas, guarras, penetración anal, doble anal, polvo interracial, pastel de crema. Ni yo se lo que es eso... ¿Crees que ha sido tu becario?
Es interesante el lenguaje corporal de Fassbender en esta escena y la toma de la cámara de su imagen de abajo arriba (la cámara ocupa el lugar de la mirada de David), como todo su cuerpo y toda su expresión manifiestan el sentirse descubierto, y más concretamente, la vergüenza de ser descubierto, toda su vulnerabilidad expuesta al sentir revelado su secreto.
Con lo cual, y dicho esto, nos encontramos también con la culpa de ser. Como se observa más adelante, esta autoconcepción (Brandon es un hombre que se autodesprecia inconscientemente) se proyecta de manera hipócita sobre Sissy, cuando tras llamar ésta a David para volver a encontrarse le dice:
Brandon: No volverá a follarte. ¿Le dejaste un mensaje verdad? No puedes evitarlo. Es asqueroso.
Sissy: ¿Por qué coño estás tan enfadado?
Brandon: ¿Por qué coño estoy tan enfadado? Es mi jefe. te acuestas con él a los veinte minutos y ahora le llamas. ¿Qué pasa contigo? ¿Sabes que tiene familia, no? ¿Sabes que tiene familia?
Sissy: No...
Brandon: ¿No le viste la alianza en el dedo?
Sissy: No...
Brandon:Mientes.
Sissy: Lo siento
Brandon: ¡Siempre lo sientes! ¡No sabes decir otra cosa joder!
Sissy: Al menos digo que lo siento...
Brandon: ¡Intenta hacer algo! ¡Importan los hechos no las palabras!
Sissy: Lo siento, lo siento.... La he cagado. No soy perfecta como tu rolex. Hago lo que puedo.
Brandon: Algunos la cagan continuamente...
Excelente ejemplo de proyección de lo propio sobre el otro.
El segundo acontecimiento tiene que ver con la aparición de Marianne (Nicole Beharie), una secretaria del trabajo recientemente separada con quien tiene una cita. Algo ocurre con Marianne. De repente es una cita en la que están hablando más distendidamente... Vemos a Brandon entablando con ella algo que hasta el momento no se había observado: simplemente un poco de intimidad. Ahí le manifiesta que no cree en la relaciones en el mundo de hoy, que son poco realistas y que lo de comprometerse no es para él.
III. ¡QUÉ QUIERES DE MI!
Después de ese primer encuentro con Marianne, que transcurre como una cita de lo más normal y que no acaba con sexo, llega a casa y se produce un desgraciado encuentro. Sissy entra en casa y al abrir el lavabo encuentra a Brandon masturbándose. Éste reacciona de una manera violenta: ¿Qué... me espías? ¿¡Me espías!? - la empuja sobre el sofá y se abalanza sobre ella zarandeándola cada vez más agresivamente- ¿¡Que!? ¿¡Que quieres!? ¿¡Quieres un poco de esto!? ¿¡¡Quieres un poco!!? ¡¡Qué quieres de mí!! ¡¡Qué quieres de mí!! ¡¡Qué quieres!! ¿¡Por qué has venido! ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? ¡¡Dimelo... puta de mierda!!
Como espejo de Brandon, éste ve a Sissy como una exteriorización proyectada de su ánima y, en consecuencia, cómo esta quiere llevarle a darse cuenta de la vida que lleva y de la culpa inconsciente con la que carga. Como antes David le sorprendió con los contenidos pornográficos del ordenador, ahora Sissy le sorprende en el lavabo en plena masturbación y reacciona con esta violencia porque para él es muy difícil comprender el significado que en su mundo interno Sissy representa. En ese mundo interno su ánima quiere acercarle a su parte más frágil y vulnerable, más confusa y vacía, donde habita su tristeza y su melancolía, su falta de sentido y quizá lo más doloroso, el profundo desprecio que siente por sí mismo. Y ya más allá de ese darse cuenta, esa ánima proyectada en Sissy quiere llevarle también a aceptar esta parte de él por más que se obstina en negarla, en no quererla ver refugiándose en su árido mundo de sexo pornográfico y de sexo pornografiado. Este deseo de aceptación surge más adelante cuando Sissy simplemente le pide que la abrace, que le de un poco de cariño... en fin, un poco de intimidad.
A la pregunta ¿¡Qué quieres de mí!? la respuesta es esencialmente sencilla: un abrazo. En esa nueva escena de casi seis minutos de duración, rodada de manera magistral, nos encontramos a Brandon sentado mirando unos dibujos en blanco y negro de Walt Disney, en una clara referencia al mundo de la infancia. Pero ese pequeño momento que le une en un abrazo con Sissy, ese pequeño momento de intimidad Brandon no lo puede sostener, y es justo entonces cuando aparece el juicio implacable que le hace a su hermana (y, por lo tanto, que también se hace a sí mismo), y que ya hemos transcrito más arriba. El instante de cariño es inmediatamente borrado a través del juicio y la culpa ejercido con saña (típico de cuando el yo se identifica con el superyo y se manifiesta sobre una proyección externa)... y finalmente del castigo. Efectivamente, esa escena que empieza con un abrazo y sigue con el juicio del hermano acaba con el rechazo final a Sissy (y que, a nivel interno, no es más que el rechazo a esa parte de sí mismo que también le habita). Es muy interesante el siguiente diálogo:
Brandon: Olvidémoslo... Esto no funciona. Está claro. Busca otro sitio donde vivir.
Sissy: No tengo a dónde ir... Esto no es por él. Te cabreo constantemente. ¿No se por qué?
Brandon: No... Me encierras, me acorralas en un rincón y me encierras. ·"No tengo a dónde ir..." ¿qué gilipollez es esa?
Sissy: Tu eres mi hermano mayor joder...
Brandon:¿Y qué... soy responsable de ti?
Sissy: Si...
Brandon: No lo soy.
Sissy: Si que lo eres...
Brandon: Yo no te parí, no te traje a éste mundo.
Sissy: Eres mi hermano, soy tu hermana, somos familia, hemos de cuidar el uno del otro...
Brandon: Tú no me cuidas a mí. Yo ya me cuido sólo.
Sissy: intento, intento ayudarte...
Brandon: ¿Si...? ¿Cómo me ayudas? ¿Cómo me ayudas tú a mí? ¿Eh? ¡Mírame! ¿¡Cómo me ayudas!? Apareces aquí y para mí tú eres una carga. ¿Me entiendes? ¡Eres una carga! ¡Me arrastras hacia abajo! ¿¡Cómo me ayudas!? Ni siquiera limpias lo que ensucias. Deja de hacerte la víctima...
Sissy: ¡No me hago la puta víctima! Si me marchara no volvería a saber nada de ti. ¿No te parece triste? ¿¡No te parece triste!? ¡Eres mi hermano!
Este diálogo perfectamente podría representar uno de los clásicos diálogos internos entre distintas entidades psíquicas que se realizan en la psicoterapia gestalt (lo que se conoce como juego de roles, diálogo de polaridades, etc). Podríamos elegir distintas polaridades que interactúan, como la máscara o el autoconcepto en relación a la sombra o personalidad alienada, si bien, y como ya lo indiqué antes, la polaridad que más me llega es la de masculino-femenino. Un concepto de los masculino en el hombre compensado por el ánima como su elemento femenino. Si lo analizamos desde este punto de vista podemos destacar los siguientes elementos:
1) Sissy repara que en el cabreo de Brandon hay algo que no entiende, y éste le contesta: Me encierras, me acorralas en un rincón y me encierras.
Efectivamente, ¡claro que Sissy le encierra y le acorrala! En tanto en cuanto ella se transforma en el espejo en el que se refleja su ánima, una ánima que, como ya hemos repetido en más de una ocasión, le muestra la vulnerabilidad y la fragilidad, el desamor que le habita y la profunda carencia que se hunde en él, así como el desprecio que siente. Su presencia le acorrala porque remueve los cimientos de la falsedad de su propia máscara cuyo precio es la insensibilidad a través de la represión. No es la dimensión caótica y desordenada, o el carácter más expresivo de Sissy lo que perturba la vida de Brandon, es la simple presencia de ella y el significado que adquiere en su propio mundo psíquico.
2) Sissy responde a su hermano: Eres mi hermano, soy tu hermana, somos familia, hemos de cuidar el uno del otro...
Sissy insiste en su "familiaridad". Más adelante dice: Si me marchara no volvería a saber nada de ti. ¿No te parece triste? ¿¡No te parece triste!? ¡Eres mi hermano! En términos internos no es más que mostrarle a Brandon que esta parte que representa Sissy es su "hermana", y que le guste o no son "familia", es decir: yo también formo parte de ti. Sissy, como el ánima, únicamente persiste para que se de su encuentro mutuo y su aceptación. Justamente, y en ese sentido de familiaridad, Sissy enfrenta a Brandon a algo que le es difícil de sostener: la intimidad, el compartirse.
3) Brandon insiste en que él ya se cuida sólo y más adelante, negando que ella cuide de él dice: Apareces aquí y para mí tú eres una carga. ¿Me entiendes? ¡Eres una carga! ¡Me arrastras hacia abajo!
Se refleja así la percepción que la persona de Brandon (entiéndase como máscara, autoconcepto, yo ideal) no tolera considerar esas características que Sissy (como ánima interna) le sugiere como suyas. Brandon la rechaza abiertamente y es como si, en clave interna le dijera a su ánima que "Tú me eres una carga... Tu no me ayudas con eso que me muestras... Si lo asumo como mío me arrastras hacia abajo". La rigidez del yo de Brandon, o como decimos en Gestalt de su frontera de contacto, le impide la más mínima consideración, se aferra desesperadamente a su imagen imperturbable, por eso no sostiene los más mínimos momentos de intimidad que le acercan a su hermana en tanto en cuanto le acerca a esa parte suya. Imagínese que el abrazo con el que recoge a Sissy, en términos internos, representa asumir que hay en mí una parte que necesita ese abrazo.
La escena acaba de la siguiente manera:
Sissy: ¡Si me marchara no volvería a saber nada de tí. ¿No te parece triste? ¿¡No te parece triste!? ¡Eres mi hermano!
Brandon: Joder, porque todo es tan dramático para tí, siempre parece el fin del mundo.
Sissy: No es dramático joder, intento hablar contigo.
Brandon: No quiero hablar... Procura no hablar. Trata de escuchar o pensar para variar.
Sissy: A ti te funciona de maravilla, estás de puta madre.
Trata de escuchar o pensar para variar. Buena receta... para aplicarse a sí mismo. Un poco más adelante ambos acaban formulando el problema con una claridad meridiana:
Brandon: [...] Al menos no dependo de los demás todo el tiempo. Tú eres dependiente, eres un parásito...
Sissy: Tú no tienes a nadie, no tienes a nadie, sólo a mi y al pervertido de tú jefe...
Brandon: Tú te acostaste con ese pervertido... ¿En qué te convierte eso?
Sissy: No me hables de vida sexual Brandon, no eres quien.
Ambos se diagnostican a la vez que se auto-diagnostican. Encerrada en su máscara Brandon oculta al ser dependiente que es, y manifestándose esta dependencia como síntoma en su adicción sexual. Sissy, que a su vez diagnóstica la soledad de su hermano, no hace más que indicar su propia soledad, la soledad abismal del dependiente, la soledad de no tenerse ni sostenerse nunca a sí mismo. La diferencia, como bien la marca éste diálogo, es que Sissy quiere hablar y Brandon no. Sissy se mueve en un plano de opuestos polares que asumiendo su contrariedad busca, no obstante, acercarse; mientras que Brandon se mueve en el plano de los opuestos que asume contradictorios y, en consecuencia, sólo busca rechazar.
Finalmente Brandon, inflexible, da por echo que Sissy debe buscarse otro sitio para vivir. En términos internos: rechazo categóricamente esta parte de mí.
IV: EL DESCENSO A LOS INFIERNOS.
Llegamos al desenlace de la película. Toda este escena que hemos detallado sucede después del encuentro con Marianne (con quien, y como ya dije, sucedió "algo" distinto) y de la escena violenta que mantiene Brandon mantiene con Sissy. "Algo" ocurre con nuestro protagonista porque le vemos de repente deshaciéndose de su ingente material pornográfico para luego verse de nuevo con Marianne. Les vemos luego en un apartamento y Brandon quiere hacerle el amor... pero no puede. Cuando hay ese "algo" por el medio, es decir, cuando Brandon ve a la mujer que tiene bajo su cuerpo como "algo" más que un mero objeto de penetración, cuando lo ve y lo siente como una subjetividad con la que es posible ir más allá de la genitalidad, Brandon se derrumba. No puede...
Ese fracaso desencadena el descenso a los infiernos de Brandon que coincidirá con el de Sissy, como no podía ser de otra manera. Después de la partida de Marianne, lo volvemos a ver como antes le vimos la noche en la que Sissy y David se enrollan en su apartamento: inquieto, acorralado, desesperado... hasta que ya lo vemos de nuevo con una prostituta. Después de este encuentro fallido con Marianne sucede la discusión con Sissy en la que le manifiesta que no la quiere más en su casa, que se busque otro lugar para vivir.
A partir de ese momento Brandon entra en una espiral destructiva que le lleva a ponerse en peligro ante una joven a la que seduce (en una escena de seducción de alto voltaje en la que la chica sucumbe irresistiblemente a ese magnetismo vampírico que emana) y que le enfrenta a su novio quien acaba propinándole una severa paliza. Luego, en un ambiente cada vez más turbio y decadente, oscuro y de tonos rojizos, tiene lugar un encuentro homosexual para acabar con un trío salvaje con dos prostitutas... Una espiral del exceso que cada vez le pone en más contacto con su vaciedad, o con su oquedad o insustancialidad por decirlo con más precisión. El sufrimiento que esta visión le depara tiene su magnífica representación por parte de Fassbender - realmente increíble - en las distintas expresiones que va mostrando, y en las que notamos que cuanto con más exceso contacta más y más dolor parece mostrar, más parece contactar con su oquedad: nada puede ya llenar su vida insustancial. Es impresionante contemplar estas imágenes de carácter pornográfico, cuando sin el sonido de ninguna exclamación humana se miran acompañadas de la música de fondo compuesta por Scott, cuya melodía marcadamente trágica y melancólica les da un tono inusitadamente desesperado (la desesperación es un sentimiento muy presente en esta película). Al final, el rostro de Fassbender-Brandon se nos aparece casi como un rostro cadavérico, un rostro de muerte imposible de saciarse.
Paralelamente, y en una imagen donde unos espejos distorsionan el cuerpo de Brandon (clara metáfora de la distorsión que va sufriendo su imagen), se oye desde el móvil un mensaje de Sissy que acaba con un par de frases que lo dicen todo: Brandon te necesito... No somos malas personas, sólo venimos de un lugar malo.
Todo se dirige entonces ya al intento de suicidio de Sissy. Llevado de una intuición provocada por un accidente de metro, Brandon sospecha algo y corre a su apartamento donde halla a Sissy con las venas cortadas. Le vemos entonces, desesperado, intentando socorrer a su hermana. Las imágenes, una vez más sin el sonido de las expresiones de Brandon, son acompañadas ahora por la música de Bach, el preludio y fuga número 16 (BWV855) del Clave bien temperado que le dan a la escena una dimensión entre trágica y delicada... como una interrogación que dijera si es necesario llegar a esto para surjan el afecto y la ternura. No creo que sea vana la elección de la versión pianistica de Glenn Gould de este movimiento, cuyo tempo de ejecución más bien lento le añade esa dimensión tierna y delicada a la par que trágica.
La lectura psicológica nos lleva a considerar el resultado del fracaso del encuentro entre los opuestos que representan Brandon y Sissy a pesar de que, irremediablemente, quedan afectados después su contacto. El rechazo de Brandon a Sissy la lleva a ella al suicidio - la versión del no sostenimiento de la dependencia, de la desvalorización y desprecio por sí misma -, mientras que el propio acto de rechazo de Brandon le lleva a él a su propia oquedad, a su radical insustancialidad que le emparentan más con el no-muerto que con el vivo y que también conlleva la autodestrucción si bien por otro camino: una autodestrucción por desgaste. En todo caso el rechazo de uno lo es también del otro, como la destrucción de uno también lo es del otro, pues ambos, como opuestos, se determinan. El intento de suicidio de Sissy, como el camino de destrucción de Brandon les lleva finalmente al contacto del vacío de sus vidas, de la inmensa soledad que las baña, a la insonsistencia de su ser... Y es en el fondo del pozo de esa tragedia donde finalmente surge la posibilidad del encuentro que reflejan las imágenes de la escena en el hospital.
Finalmente se produce el derrumbamiento de Brandon quien parece conectar, ahora de manera profunda y dolorosa, con esa oquedad vital que le habita, con esa falta de sentido con el que los días pasan, con esa insustancialidad e inconsistencia que le convierte en un no-muerto - que en su caso oscila entre el zombi y el vampiro - y que le condena a la soledad y la clandestinidad de su adicción que oculta un gran sentimiento de culpa.
Sin embargo, Steve MacQueen nos deja con la incógnita de cómo acabarán las cosas para sus protagonistas. La película acaba como empieza. Brandon en el metro y la misma chica a la que intentó seducir dándole ahora vivas muestras de que esta abierta para él, que la siga... Se levanta y al agarrarse a la barra la cámara nos muestra en su mano un anillo de compromiso... Brando lo mira y la mira a ella... La película acaba.
Todo esto daría ahora para una reflexión sobre la palabra "compromiso" y acerca de que conlleva eso de "comprometer-se". Pero esto ya es otra historia... tiempo y películas habrá para reflexionar sobre ello.
Un gran director y dos grandes actores que logran una obra maestra del cine.
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PELÍCULA RELACIONADA
DE LA VIDA DE LAS MARIONETAS (1980)
Ingmar Bergman.
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OTRAS PELÍCULAS DEL AUTOR
AMOR (2012)
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Efectivamente, sobre el personaje de Brandon mucho se ha escrito y dicho. Corresponde a la imagen del hombre cuya vida se reduce a trabajo y sexo. Se nos muestra como un individuo adicto al sexo, un auténtico depredador como nos muestra la imagen inicial en el metro en una escena de alta tensión erótica. La música (compuesta por Harry Scott) con la que se acompañan estas primeras imágenes ya revela la soledad, o quizá más que la soledad la tragedia - de la que la soledad es una parte - de la vida de éste hombre, y que no es más que la alarmante pobreza vital con la que sus días pasan. Trabajo y sexo ocupan, o más que ocupan rellenan - por seguir los versos de Elliot - la vida de ese hombre hueco que parece estar vacío de toda emoción y de todo sentido. Más allá de sus seducciones y conquistas, su vida está también rellenada por la pornografía, la ciber-pornografía, la prostitución... También aparecen el alcohol y la droga. Entre todo esto llama la atención, desde el inicio de la película, la voz de una mujer que se oye desde el contestador del teléfono reclamándole su atención y de la que Brandon pasa sistemáticamente - y que luego se nos revelará como de su hermana Sissy - . La cuestión ya se apunta desde este inicio: ¿Qué le ocurre a Brandon con Sissy?
Figura 1. En el metro... |
Si partimos de su adicción al sexo - el síntoma -, sabemos que toda adicción conlleva una huida, una desviación que es desviación de uno mismo, particularmente de una forma de verse a sí mismo. Como en el caso de Peter con Katharina en "De la vida de las marionetas", hay implícito todo un juego de proyecciones entre ellos, en tanto Sissy representa aquello que Brandon evita ver de sí mismo, aquello de lo que huye metódicamente, mientras que Brandon, como veremos, representa para ella la protección y contención que no puede darse por sí misma.
I. NEW YORK, NEW YORK.
No deja de ser significativo que la aparición de Sissy en la vida de Brandon surja como una "invasión" (el retorno de lo reprimido) en su metódica vida, ya que se la encuentra en casa inesperadamente al llegar una noche duchándose en el cuarto de baño. A partir de este momento la presencia de Sissy perturbará el delicado equilibrio de Brandon. Antes, entre paréntesis, he supuesto que el retorno de Sissy en la vida de Brandon es el retorno de lo reprimido en éste. La evolución de las escenas que les relacionan a ambos así nos lo parece mostrar.
Más allá de la llegada de Sissy y de su carácter más caótico, así como de su insinuada dependencia emocional, el primer momento clave aparece cuando con David (James Badge Dale), su jefe, asisten al club en el que actúa Sissy. En una escena de cinco minutos magistralmente rodada e interpretada, la cámara simplemente enfoca el rostro de Sissy cantando una versión de "New York, New York" (Frank Sinatra), y la de un Brandon profundamente turbado mientras la oye, y de cuyos ojos cristalinos asoman con timidez la posibilidad de alguna lágrima.
Imagen 2. New York, New York... |
Detengámonos ahora un poco en esta escena. Creo que dos elementos son en ella fundamentales. Por un lado la versión elegida de la canción de Frank Sinatra, con un tempo muy distinto de la original, en la que el optimismo, la alegría y la esperanza marcan su ritmo. En la versión interpretada por Sissy lo que escuchamos es una voz melancólica y triste, quebrada de quien mira aquella esperanza que con el tiempo se frustró llegando a algo muy distinto de lo esperado. Recordemos que la canción dice:
New York, New York,
quiero despertarme en una ciudad
que nunca duerme.
Y encontrar que soy un número uno,
el primero de la lista,
el rey de la colina,
el número uno.
Quizá esas fueron un día las esperanzas de Brandon, esperanzas e ilusiones ahora convertidas en humo, el humo con el que se fueron quemando en una vida vacía y carente de sentido. Por otro lado, Sissy aparece para Brandon como un espejo en el que se refleja su propia vulnerabilidad, su propia tristeza y melancolía reprimidas y, como ya se ha dicho, desviadas hacia una vida esencialmente "rellenada" a través de la rutina del trabajo y del placer compulsivo obtenido a través del sexo. El efecto Sissy se nos muestra una vez más cuando, de nuevo, observamos la reacción de Brandon ante Sissy besándose en el taxi con David, o cuando posteriormente, al entrar en el departamento, les oye disponiéndose a hacer el amor... Brandon se muestra inquieto, acorralado, desesperado... hasta que se cambia y enfundándose en su chandal sale a hacer footing acompañado de la música de Bach del Clave bien temperado, el preludio y fuga BWV 891 y que parece sugerir un poco humorísticamente que "quien corre su mal espanta".
Imagen 3. Acorralado... |
¿A qué se debe esta reacción? ¿Qué se pone en movimiento dentro de la psique del propio Brandon? Sissy nos muestra en su reacción con David, como ya se había observado anteriormente en una conversación telefónica con su ex-pareja (un tal Marc), la desesperación del desamor, la profunda carencia que insaciable se lanza a la búsqueda de contacto a cualquier precio y sin límite. Ni más ni menos que el profundo desamor, la misma profunda carencia que habita en el interior de Brandon y del que su adicción al sexo no es más que el síntoma. En el interior de Brandon, aplastada por su insensibilidad emocional, por una represión apoyada por la distracción que le proporciona la rutina del trabajo y un sexo adictivo, habita ni más ni menos que su Sissy interna: vulnerable, frágil, dependiente, quebradiza y con una clara tendencia autodestructiva como veremos más adelante en la película. La máscara de Brandon oculta la sombra de Sissy, si bien, y desde una perspectiva junguiana, podríamos ver también a Sissy como un proyección de su ánima. Sobre esto volveremos más adelante.
II. LA VERGUENZA (SHAME).
Hasta la próxima escena entre Brandon y Sissy ocurren dos acontecimientos importantes. Por un lado, y a raíz de una revisión de seguridad de los ordenadores de la empresa, hallan en el ordenador de Brandon todo tipo de material pornográfico. David, su jefe, le llama y le dice:
Tu disco duro es asqueroso. Han traído tu ordenador... Quiero decir es sucio... Hablo de putas, guarras, penetración anal, doble anal, polvo interracial, pastel de crema. Ni yo se lo que es eso... ¿Crees que ha sido tu becario?
Es interesante el lenguaje corporal de Fassbender en esta escena y la toma de la cámara de su imagen de abajo arriba (la cámara ocupa el lugar de la mirada de David), como todo su cuerpo y toda su expresión manifiestan el sentirse descubierto, y más concretamente, la vergüenza de ser descubierto, toda su vulnerabilidad expuesta al sentir revelado su secreto.
Imagen 4. Descubierto... |
Con lo cual, y dicho esto, nos encontramos también con la culpa de ser. Como se observa más adelante, esta autoconcepción (Brandon es un hombre que se autodesprecia inconscientemente) se proyecta de manera hipócita sobre Sissy, cuando tras llamar ésta a David para volver a encontrarse le dice:
Brandon: No volverá a follarte. ¿Le dejaste un mensaje verdad? No puedes evitarlo. Es asqueroso.
Sissy: ¿Por qué coño estás tan enfadado?
Brandon: ¿Por qué coño estoy tan enfadado? Es mi jefe. te acuestas con él a los veinte minutos y ahora le llamas. ¿Qué pasa contigo? ¿Sabes que tiene familia, no? ¿Sabes que tiene familia?
Sissy: No...
Brandon: ¿No le viste la alianza en el dedo?
Sissy: No...
Brandon:Mientes.
Sissy: Lo siento
Brandon: ¡Siempre lo sientes! ¡No sabes decir otra cosa joder!
Sissy: Al menos digo que lo siento...
Brandon: ¡Intenta hacer algo! ¡Importan los hechos no las palabras!
Sissy: Lo siento, lo siento.... La he cagado. No soy perfecta como tu rolex. Hago lo que puedo.
Brandon: Algunos la cagan continuamente...
Excelente ejemplo de proyección de lo propio sobre el otro.
El segundo acontecimiento tiene que ver con la aparición de Marianne (Nicole Beharie), una secretaria del trabajo recientemente separada con quien tiene una cita. Algo ocurre con Marianne. De repente es una cita en la que están hablando más distendidamente... Vemos a Brandon entablando con ella algo que hasta el momento no se había observado: simplemente un poco de intimidad. Ahí le manifiesta que no cree en la relaciones en el mundo de hoy, que son poco realistas y que lo de comprometerse no es para él.
Imagen 5. Algo distinto... |
III. ¡QUÉ QUIERES DE MI!
Después de ese primer encuentro con Marianne, que transcurre como una cita de lo más normal y que no acaba con sexo, llega a casa y se produce un desgraciado encuentro. Sissy entra en casa y al abrir el lavabo encuentra a Brandon masturbándose. Éste reacciona de una manera violenta: ¿Qué... me espías? ¿¡Me espías!? - la empuja sobre el sofá y se abalanza sobre ella zarandeándola cada vez más agresivamente- ¿¡Que!? ¿¡Que quieres!? ¿¡Quieres un poco de esto!? ¿¡¡Quieres un poco!!? ¡¡Qué quieres de mí!! ¡¡Qué quieres de mí!! ¡¡Qué quieres!! ¿¡Por qué has venido! ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? ¡¡Dimelo... puta de mierda!!
Imagen 6. ¿¡¡Que quieres de mi!!? ¿¡Que quieres!? ¿¡Para que has venido!? |
Como espejo de Brandon, éste ve a Sissy como una exteriorización proyectada de su ánima y, en consecuencia, cómo esta quiere llevarle a darse cuenta de la vida que lleva y de la culpa inconsciente con la que carga. Como antes David le sorprendió con los contenidos pornográficos del ordenador, ahora Sissy le sorprende en el lavabo en plena masturbación y reacciona con esta violencia porque para él es muy difícil comprender el significado que en su mundo interno Sissy representa. En ese mundo interno su ánima quiere acercarle a su parte más frágil y vulnerable, más confusa y vacía, donde habita su tristeza y su melancolía, su falta de sentido y quizá lo más doloroso, el profundo desprecio que siente por sí mismo. Y ya más allá de ese darse cuenta, esa ánima proyectada en Sissy quiere llevarle también a aceptar esta parte de él por más que se obstina en negarla, en no quererla ver refugiándose en su árido mundo de sexo pornográfico y de sexo pornografiado. Este deseo de aceptación surge más adelante cuando Sissy simplemente le pide que la abrace, que le de un poco de cariño... en fin, un poco de intimidad.
Imagen 7. ¿Puedes darme un abrazo? |
Brandon: Olvidémoslo... Esto no funciona. Está claro. Busca otro sitio donde vivir.
Sissy: No tengo a dónde ir... Esto no es por él. Te cabreo constantemente. ¿No se por qué?
Brandon: No... Me encierras, me acorralas en un rincón y me encierras. ·"No tengo a dónde ir..." ¿qué gilipollez es esa?
Sissy: Tu eres mi hermano mayor joder...
Brandon:¿Y qué... soy responsable de ti?
Sissy: Si...
Brandon: No lo soy.
Sissy: Si que lo eres...
Brandon: Yo no te parí, no te traje a éste mundo.
Sissy: Eres mi hermano, soy tu hermana, somos familia, hemos de cuidar el uno del otro...
Brandon: Tú no me cuidas a mí. Yo ya me cuido sólo.
Sissy: intento, intento ayudarte...
Brandon: ¿Si...? ¿Cómo me ayudas? ¿Cómo me ayudas tú a mí? ¿Eh? ¡Mírame! ¿¡Cómo me ayudas!? Apareces aquí y para mí tú eres una carga. ¿Me entiendes? ¡Eres una carga! ¡Me arrastras hacia abajo! ¿¡Cómo me ayudas!? Ni siquiera limpias lo que ensucias. Deja de hacerte la víctima...
Sissy: ¡No me hago la puta víctima! Si me marchara no volvería a saber nada de ti. ¿No te parece triste? ¿¡No te parece triste!? ¡Eres mi hermano!
Imagen 8. Olvidémoslo. Esto no funciona. Esta claro. Busca otro sitio donde vivir. |
Este diálogo perfectamente podría representar uno de los clásicos diálogos internos entre distintas entidades psíquicas que se realizan en la psicoterapia gestalt (lo que se conoce como juego de roles, diálogo de polaridades, etc). Podríamos elegir distintas polaridades que interactúan, como la máscara o el autoconcepto en relación a la sombra o personalidad alienada, si bien, y como ya lo indiqué antes, la polaridad que más me llega es la de masculino-femenino. Un concepto de los masculino en el hombre compensado por el ánima como su elemento femenino. Si lo analizamos desde este punto de vista podemos destacar los siguientes elementos:
1) Sissy repara que en el cabreo de Brandon hay algo que no entiende, y éste le contesta: Me encierras, me acorralas en un rincón y me encierras.
Efectivamente, ¡claro que Sissy le encierra y le acorrala! En tanto en cuanto ella se transforma en el espejo en el que se refleja su ánima, una ánima que, como ya hemos repetido en más de una ocasión, le muestra la vulnerabilidad y la fragilidad, el desamor que le habita y la profunda carencia que se hunde en él, así como el desprecio que siente. Su presencia le acorrala porque remueve los cimientos de la falsedad de su propia máscara cuyo precio es la insensibilidad a través de la represión. No es la dimensión caótica y desordenada, o el carácter más expresivo de Sissy lo que perturba la vida de Brandon, es la simple presencia de ella y el significado que adquiere en su propio mundo psíquico.
2) Sissy responde a su hermano: Eres mi hermano, soy tu hermana, somos familia, hemos de cuidar el uno del otro...
Sissy insiste en su "familiaridad". Más adelante dice: Si me marchara no volvería a saber nada de ti. ¿No te parece triste? ¿¡No te parece triste!? ¡Eres mi hermano! En términos internos no es más que mostrarle a Brandon que esta parte que representa Sissy es su "hermana", y que le guste o no son "familia", es decir: yo también formo parte de ti. Sissy, como el ánima, únicamente persiste para que se de su encuentro mutuo y su aceptación. Justamente, y en ese sentido de familiaridad, Sissy enfrenta a Brandon a algo que le es difícil de sostener: la intimidad, el compartirse.
3) Brandon insiste en que él ya se cuida sólo y más adelante, negando que ella cuide de él dice: Apareces aquí y para mí tú eres una carga. ¿Me entiendes? ¡Eres una carga! ¡Me arrastras hacia abajo!
Se refleja así la percepción que la persona de Brandon (entiéndase como máscara, autoconcepto, yo ideal) no tolera considerar esas características que Sissy (como ánima interna) le sugiere como suyas. Brandon la rechaza abiertamente y es como si, en clave interna le dijera a su ánima que "Tú me eres una carga... Tu no me ayudas con eso que me muestras... Si lo asumo como mío me arrastras hacia abajo". La rigidez del yo de Brandon, o como decimos en Gestalt de su frontera de contacto, le impide la más mínima consideración, se aferra desesperadamente a su imagen imperturbable, por eso no sostiene los más mínimos momentos de intimidad que le acercan a su hermana en tanto en cuanto le acerca a esa parte suya. Imagínese que el abrazo con el que recoge a Sissy, en términos internos, representa asumir que hay en mí una parte que necesita ese abrazo.
Imagen 9. ¿¡Cómo me ayudas!? ¡Mírame! ¿¡Cómo me ayudas!? |
La escena acaba de la siguiente manera:
Sissy: ¡Si me marchara no volvería a saber nada de tí. ¿No te parece triste? ¿¡No te parece triste!? ¡Eres mi hermano!
Brandon: Joder, porque todo es tan dramático para tí, siempre parece el fin del mundo.
Sissy: No es dramático joder, intento hablar contigo.
Brandon: No quiero hablar... Procura no hablar. Trata de escuchar o pensar para variar.
Sissy: A ti te funciona de maravilla, estás de puta madre.
Trata de escuchar o pensar para variar. Buena receta... para aplicarse a sí mismo. Un poco más adelante ambos acaban formulando el problema con una claridad meridiana:
Brandon: [...] Al menos no dependo de los demás todo el tiempo. Tú eres dependiente, eres un parásito...
Sissy: Tú no tienes a nadie, no tienes a nadie, sólo a mi y al pervertido de tú jefe...
Brandon: Tú te acostaste con ese pervertido... ¿En qué te convierte eso?
Sissy: No me hables de vida sexual Brandon, no eres quien.
Ambos se diagnostican a la vez que se auto-diagnostican. Encerrada en su máscara Brandon oculta al ser dependiente que es, y manifestándose esta dependencia como síntoma en su adicción sexual. Sissy, que a su vez diagnóstica la soledad de su hermano, no hace más que indicar su propia soledad, la soledad abismal del dependiente, la soledad de no tenerse ni sostenerse nunca a sí mismo. La diferencia, como bien la marca éste diálogo, es que Sissy quiere hablar y Brandon no. Sissy se mueve en un plano de opuestos polares que asumiendo su contrariedad busca, no obstante, acercarse; mientras que Brandon se mueve en el plano de los opuestos que asume contradictorios y, en consecuencia, sólo busca rechazar.
Finalmente Brandon, inflexible, da por echo que Sissy debe buscarse otro sitio para vivir. En términos internos: rechazo categóricamente esta parte de mí.
IV: EL DESCENSO A LOS INFIERNOS.
Llegamos al desenlace de la película. Toda este escena que hemos detallado sucede después del encuentro con Marianne (con quien, y como ya dije, sucedió "algo" distinto) y de la escena violenta que mantiene Brandon mantiene con Sissy. "Algo" ocurre con nuestro protagonista porque le vemos de repente deshaciéndose de su ingente material pornográfico para luego verse de nuevo con Marianne. Les vemos luego en un apartamento y Brandon quiere hacerle el amor... pero no puede. Cuando hay ese "algo" por el medio, es decir, cuando Brandon ve a la mujer que tiene bajo su cuerpo como "algo" más que un mero objeto de penetración, cuando lo ve y lo siente como una subjetividad con la que es posible ir más allá de la genitalidad, Brandon se derrumba. No puede...
Imagen 10. Más allá del objeto... no puedo. |
A partir de ese momento Brandon entra en una espiral destructiva que le lleva a ponerse en peligro ante una joven a la que seduce (en una escena de seducción de alto voltaje en la que la chica sucumbe irresistiblemente a ese magnetismo vampírico que emana) y que le enfrenta a su novio quien acaba propinándole una severa paliza. Luego, en un ambiente cada vez más turbio y decadente, oscuro y de tonos rojizos, tiene lugar un encuentro homosexual para acabar con un trío salvaje con dos prostitutas... Una espiral del exceso que cada vez le pone en más contacto con su vaciedad, o con su oquedad o insustancialidad por decirlo con más precisión. El sufrimiento que esta visión le depara tiene su magnífica representación por parte de Fassbender - realmente increíble - en las distintas expresiones que va mostrando, y en las que notamos que cuanto con más exceso contacta más y más dolor parece mostrar, más parece contactar con su oquedad: nada puede ya llenar su vida insustancial. Es impresionante contemplar estas imágenes de carácter pornográfico, cuando sin el sonido de ninguna exclamación humana se miran acompañadas de la música de fondo compuesta por Scott, cuya melodía marcadamente trágica y melancólica les da un tono inusitadamente desesperado (la desesperación es un sentimiento muy presente en esta película). Al final, el rostro de Fassbender-Brandon se nos aparece casi como un rostro cadavérico, un rostro de muerte imposible de saciarse.
Imagen 11. Descenso a los infiernos. |
Figura 12. La distorsión de la imagen en el espejo. |
Todo se dirige entonces ya al intento de suicidio de Sissy. Llevado de una intuición provocada por un accidente de metro, Brandon sospecha algo y corre a su apartamento donde halla a Sissy con las venas cortadas. Le vemos entonces, desesperado, intentando socorrer a su hermana. Las imágenes, una vez más sin el sonido de las expresiones de Brandon, son acompañadas ahora por la música de Bach, el preludio y fuga número 16 (BWV855) del Clave bien temperado que le dan a la escena una dimensión entre trágica y delicada... como una interrogación que dijera si es necesario llegar a esto para surjan el afecto y la ternura. No creo que sea vana la elección de la versión pianistica de Glenn Gould de este movimiento, cuyo tempo de ejecución más bien lento le añade esa dimensión tierna y delicada a la par que trágica.
Imagen 13. El intento de suicidio. |
Figura 14. En el hospital. |
Figura 15. ¡¡Por Dios...!! |
Figura 16. El compromiso. |
Todo esto daría ahora para una reflexión sobre la palabra "compromiso" y acerca de que conlleva eso de "comprometer-se". Pero esto ya es otra historia... tiempo y películas habrá para reflexionar sobre ello.
Un gran director y dos grandes actores que logran una obra maestra del cine.
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PELÍCULA RELACIONADA
DE LA VIDA DE LAS MARIONETAS (1980)
Ingmar Bergman.
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OTRAS PELÍCULAS DEL AUTOR
AMOR (2012)
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