I. ANTECEDENTES CULTURALES: La fiesta de las muñecas.
Este sueño tiene como antecedente una fiesta tradicional del Japón que se celebra el 3 de Marzo conocida como Hina Matsuri, la fiesta de las muñecas, también conocida como la fiesta de las niñas. Su sentido es pedir salud para las niñas y que tengan felicidad en su vida futura, y se caracteriza por la organización en un tablado de 5 a 7 escalones de distintas muñecas a las cuales adornan con bellos vestidos. Su organización sigue la siguiente distribución:
En la parte de arriba, el escalón más alto, se colocan las muñecas que representan al emperador y la emperatriz junto a los biombos. En el segundo escalón las tres damas de la corte, y en el tercero los músicos de la corte. En el cuarto están los ministros y en el quinto están los que representan a los guardias, con los naranjos a la izquierda y con unas ramas de durazno a la derecha. [1]
La tradición cuenta que las muñecas hay que guardarlas lo más pronto posible (el día posterior, el 4, es el recomendado), pues en caso contrario las niñas tardarán en casarse.
Recordar también que desde la simbología, el melocotón es una imagen que refiere al sexo femenino.
II. EL SUEÑO.
El huerto de los melocotones es un sueño que está estructurado en tres escenas:
- Escena primera.
En ella vemos a un niño que recoge una bandeja con seis pequeñas bandejas a su hermana que se halla reunida junto a unas amigas. Detrás de ellas vemos el tablado con escalones y los muñecos característicos de la fiesta de las muñecas. Su hermana le devuelve uno de los cuencos y el pequeño se queda extrañado pues creía que eran seis, su hermana y cinco niñas más.
El festival de las muñecas. |
El pequeño sigue extrañado e insiste en que eran seis. La hermana sigue negándolo mientras él sigue insistiendo hasta que ella le dice que se vaya. Enfadado sale de la habitación, y al abrir la puerta ve una niña al fondo. Rápidamente vuelve a la hermana para decirle que está allí... Al abrir más la puerta para que la hermana la vea la niña ya no está. Tras decirle su hermana si aun está enfermo, el pequeño se va enfadado. Al salir ve que la niña desaparecida está fuera de la casa. La niña empieza a correr hacia el bosque mientras el pequeño la sigue.
La niña desaparecida. |
En la segunda escena vemos al niño corriendo por el bosque. Allí vuelve a estar la niña aguardándole. Vuelve a correr y el a seguirla. La niña llega entonces a un promontorio por la que sube. El pequeño también quiere subir pero entonces aparecen unos personajes que le cierran el paso. Vemos entonces que se halla ante un tablado natural de cinco escalones. Desde el primer escalón se oye la voz del emperador diciendo: "Escucha muchacho. Tenemos que decirte una cosa". Una voz que llega de una mujer dice entonces: "Nosotros nunca iremos a tú casa". El pequeño pregunta por qué, a lo que otra voz masculina le responde: "Porque la gente de tu casa, tu familia, ha talado todos los melocotoneros de este huerto". Otras voces precisan que el festival de las muñecas es también el de los melocotoneros y que los muñecos personifican a los melocotoneros. Otra voz dice entonces: "Nosotros somos los espíritus de los melocotoneros talados". Y otra: "todos los melocotoneros lloraban cuando los talaron". El pequeño empieza a llorar entonces desconsoladamente.
Puedo comprar melocotones en la tienda pero... ¿dónde puedo comprar un huerto de melocotoneros en flor? |
La emperatriz interviene entonces para defender al niño: "¡Basta ya de culpar al muchacho! Ya es suficiente, este chico fue el único que lloró cuando los talaron. Incluso suplicó que no lo hicieran". Sigue entonces un momento importante cuando tras decir el emperador que sólo lloró porque así no podría comer más melocotones, el pequeño le responde: "Estáis equivocados. Puedo comprar melocotones en la tienda pero... ¿dónde puedo comprar un huerto de melocotoneros en flor? Me encantaba este huerto. Me gustaba ver los melocotoneros cuando estaban en flor, y cuando los talaron lloré de tristeza porque nunca más los volvería a ver" - mientras vuelve a llorar con gran desconsuelo -. Finalmente el emperador reconoce que se trata de un buen chico y la ofrece ver por una vez más el huerto de melocotoneros en flor. Empieza entonces una danza de los espíritus acompañado de una música propia del folclore japonés que acabo con la visión para el niño del huerto de los melocotoneros en flor para su contento y felicidad.
El huerto de los melocotoneros en flor. |
En esta vuelve a ver a la niña corriendo entre los melocotoneros en flor hasta que esta ocupa una posición entre ellos, como si ella misma fuera un melocotonero más. El pequeño corre hacia ella pero, de repente, se da cuenta que sólo hay los melocotoneros talados. El pequeño anda desconcertado ante ellos hasta que ve que donde había la niña hay una rama de melocotonero en flor. Corre y se acerca a ella y se queda mirándola.
Ante la rama de melocotonero en flor. |
III. DESARROLLO DEL SUEÑO.
Cuando se ve la estructura de este sueño me pareció obvio que tiene la estructura de un duelo. Al ver que los protagonistas del sueño eran niños pensé en la pérdida de algún ser querido para Kurosawa, una hermana posiblemente. Ante la duda decidí comprarme su autobiografía y, efectivamente, tras empezar a leerlo me encontré con el fuerte efecto que provocó en él la pérdida de su hermana favorita, Momoyo, a la que él llamaba "pequeña-hermana-mayor" y así nos cuenta:
Mi pequeña hermana mayor era la más guapa de todas las que vivían en casa, y casi resultaba demasiado amable y educada. Su belleza era de una transparencia cristalina, frágil y delicada, que no ofrecía resistencia alguna [...] Incluso ahora, al escribir sobre ella, se me llenan los ojos de lágrimas y continuamente me tengo que sonar la nariz" [2]
- Escena primera.
La escena primera ya nos pone en referencia la dificultad de aceptar una pérdida a través de la actitud del pequeño de ver la niña que las demás no ven. Lo observamos también en la resistencia y el enfado con el que se opone a la hermana que niega que hayan sido seis alguna vez. Coincide con esa fase del duelo conocida como la negación. La referencia a Momoyo en relación al sueño y la fiesta de las muñecas la encontramos en otro hecho biográfico narrado por Kurosawa cuando dice: "tampoco puedo olvidar como jugaba con ella en el Festival de las muñecas del tres de Marzo" [3], y tras describirnos las muñecas que su familia había heredado añade:
Mi pequeña-hermana-mayor me llamaba para que me sentara delante del escenario, me ponía una de las bandejas, y me ponía el brasero. Me invitaba a un poco de sake blanco dulce en una de las pequeñas tazas del tamaño de las muñecas. [4]
- Escena segunda.
Esta escena es el núcleo del sueño. Como ocurre en ocasiones, el paso que va de un estado a otro sucede en un bosque a través del cual la niña que solo él ve (el ánima junguiana) le guía al hacia un tablado natural en el que al pequeño le es prohibido acceder.
A través del bosque... |
Parece observarse en esta primera fase cierto sentimiento de culpa en el pequeño como parece derivarse del juicio del emperador y otras figuras del sueño, y que tiene su respuesta en esta maravillosa frase del niño: "Puedo comprar melocotones en la tienda pero... ¿dónde puedo comprar un huerto de melocotoneros en flor?" Frase que, desde el punto de vista del duelo, le pone ante la evidencia de la pérdida y la tristeza que la acompaña. Dice en su autobiografía:
Cuando estaba en cuarto, esta querida hermana se puso enferma. Murió de repente como si la hubiera llevado un viento malo. Nunca me olvidaré de la sonrisa melancólica que esbozó cuando fuimos a verla al hospital [5]
Parecería que el desbloquear el sentimiento de culpa, representado por las palabras de la emperatriz, lleva al emperador a concederle que vea el huerto de los melocotoneros en flor por última vez, lo que nos pondría en relación a la importancia del recuerdo en relación a las pérdidas de seres queridos. El recuerdo es el lugar donde pervive el amor que sentimos por ellos, y el amor que de ellos recibimos. El recuerdo es el lugar del amor y del dolor, el lugar de la presencia y la ausencia. Al pequeño se le da la opción de ver aquello que ya no estará más abriéndole a la tristeza y al dolor que nos abre al recuerdo y desde éste a la aceptación.
El emperador y la emperatriz. |
- Escena tercera
La tercera escena es la resolución del duelo. La ilusión del niño por ver el huerto de melocotoneros en flor y a la niña, que se ubica entre ellos como una más en una clara identificación de lo que representan, se transforma de repente en el desconcierto de verlos talados hasta que, finalmente, el pequeño ve una rama de melocotonero en flor allí donde estaba la niña. Clara representación de la transformación de la presencia de la niña en su ausencia y, al mismo tiempo, el único lugar donde su presencia puede seguir floreciendo: el recuerdo que reposa en nuestro corazón y la evoca.
El huerto talado y la rama en flor. |
[1] https://unajaponesaenjapon.wordpress.com/2008/03/01/hina-matsuri/ (Blog de una japonesa en japón)
[2] Kurosawa, Akira. Autobiografía. Editorial Fundamentos, pág. 44
[3] Ídem anterior, pág. 44
[4] Ídem anterior, pág. 43
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ANÁLISIS DE LOS OTROS SUEÑOS DE KUROSAWA.
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Gracias por este comentario. Siempre fue mi parte favorita de DREAMS, pero nunca había leído la interpretación de esta escena. 🥰✨
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