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lunes, 20 de agosto de 2018

AVATAR: Del narcisismo egocéntrico al narcisismo trófico.

Avatar (2009) es una película de James Cameron que transcurre en una luna extraterrestre llamada Pandora, que orbita alrededor del planeta Polifemo, y en el que se nos presenta un conflicto que no es más que un reflejo del que mantenemos hoy en día en nuestro propio planeta Tierra, un conflicto entre lo que se ha dado en llamar "Civilización" con relación a la Naturaleza. Una manera de enfocar mejor este conflicto es, como se nos muestra en la película, contemplarla como el conflicto establecido entre el narcisismo egocéntrico humano en su dimensión más patológica - su dimensión colonizadora y explotadora -, y que el hombre occidental ha cultivado con tanto ahínco, y en el que ha quedado demostrado que el gran desarrollo de su saber y de su individualidad, está muy lejos de estar acompañado por la sabiduría, y que encontrará su contrapunto en los Na'vi, una raza humanoide habitante de la luna de Pandora, que vive en perfecta comunión con la Naturaleza, en aquello que el antropólogo Lucien Lévy-Bhrul, llamó "participación mística", una manera de formar parte humildemente del mundo que nos rodea y del misterio que le inviste. En el mundo de la participación mística  todo es significativo, todo está conectado, todo tiene alma y es digno de respeto. El saber del hombre occidental, caracterizado por la búsqueda del desvelamiento del misterio de la existencia, pero paralelamente por el desarrollo tecnológico en un mundo cuyo motor esencial es el capital, ha dado desgraciada forma a las palabras de Jung que ya decía en 1941: "Desde tiempos inmemoriales siempre estuvo dotada la naturaleza de alma. Ahora, por primera vez, vivimos una naturaleza desanimada y desmoralizada".

Desde el punto de vista psicológico, el desenrraizamiento que sufrimos de la Naturaleza, la substitución drástica, sin ritual de paso, que hemos sufrido de la participación mística al conocimiento científico y al desarrollo tecnológico, así como al capital como motor esencial del planeta, no ha hecho más que potenciar las relaciones de dominación y explotación, que junto al desarrollo progresivo del individualismo y la competitividad, determinan las relaciones propias del narcisismo egocéntrico donde el formar parte o el sentimiento de pertenencia ha sido substituido por el posesivo "es mío" o el "me pertenece". El alma ha sido substituida por el objeto, el ser por el tener, o el vivir por el producir, como tan claro nos ha mostrado el fiósofo Byung Chul-Han en su ensayo sobre "La sociedad del cansancio".

En la anterior cápsula de cine y psicología, Interstellar (pulsa aquí para acceder a la entrada), citaba un texto de Jung, que ya he repetido en numerosas ocasiones,  y en la que el psicólogo suizo vincula el absurdo o el sentido de la vida con una cuestión de temperamento, es decir, de actitud del ser humano. En Avatar veremos ambos temperamentos claramente diferenciados. Por un lado tenemos el absurdo, representado por la empresa privada que pretende explotar un mineral llamado inobtenium, cuya cara visible en lo ejecutivo es Parker Selfridge (Giovanni Ribisi) y en lo paramilitar el Coronel Miles Quaritch (Stephen Lang), que se nos presentan como perfectos ejemplos del narcisismo antropocéntrico y egocéntrico; por el otro lado tenemos el sentido, representado por la doctora Grace Augustine (Sigourney Weaver) y sus investigadores, y la nativa na'vi Neytiri (Zoe saldaña), y por extensión los Onomaticaya (el poblado na'vi al que pertenece Neytiri), ambas, cada una en su dimensión, unidas para preservar su cultura y la fantástica biodiversidad del planeta, así como su relación determinada por la "participación mística", representada en esencia por tres árboles con distinta simbología: el árbol madre, la dimensión protectora, el árbol alrededor del cual se desarrolla la vida del poblado; el árbol de las almas, el centro neurálgico de Pandora, donde el espíritu de Eywa se manifiesta con más fuerza, manteniendo la conexión de todo el ecosistema o red biológica de Pandora, y el árbol de las voces, el árbol de los ancestros, a los cuales se les puede escuchar e incluso consultar en busca de algunas respuestas. Se supone que viven dentro de Eywa. Tres árboles, tres simbologías relacionadas con la participación mística: Protección, conexión y trascendencia.

El árbol madre

Jake Sully (Sam Worthington), es el clásico ejemplo del héroe arquetípico. Marine paralítico para quien la vida ha perdido sentido y que sufrirá la clásica "llamada" tras la inesperada muerte de su hermano gemelo. Irá a Pandora ya que, gracias a tener el mismo ADN, éste le habilita para "entrar" en el avatar na'vi. Más tarde, cuando se pierde en la jungla, y siguiendo a una enfadada Neytiri, será "señalado" por las semillas del árbol de las almas al posarse sobre él, convirtiéndole en una especie de "elegido". Posteriormente, y debido a las órdenes que recibirá del coronel Quaritch, se verá envuelto en la encrucijada de tener que, como dice Jung, ser fiel al absurdo o al sentido.

Jake Sully, gracias a su avatar, experimentará en si mismo el conflicto que sería deseable que todos asumiéramos en algún momento, un conflicto al que podemos definir como la escisión a la que nos conduce el narcisismo egocéntrico (o patológico) o la inclusión, la pertenencia y el compromiso a la que nos conduce el narcisismo trófico. Para establecer las diferencias entre ambos tipos de narcisismo me remito a las siguientes palabras del psicoanalista Luis Hornstein:

El narcisismo patológico consiste, más que en un exceso de amor propio, en su falta crónica y, por ello, el narcisista realiza esfuerzos insaciables por sustituir el amor propio por la admiración externa. El déficit narcisista produce un yo amenazado por la desintegración, desvalorización o por una sensación de vacío interior. En el narcisismo patológico, hay un interés exclusivo por uno mismo mientras que en el trófico ese interés está también dedicado a metas y actividades. Las actividades del narcisismo trófico conciernen a las ambiciones, los ideales, el compromiso con los objetos, y ya no importa casi mantener y promover la identidad y la autoestima, ahora convertidas en productos colaterales de tales actividades. Alcanzada cierta cohesión del yo y de la autoestima, el sujeto es libre de orientar cada vez más su vida no por motivos narcisistas, sino por la realización de deseos. [1] (La negrita es mía)


Las semillas del árbol de las almas posándose sobre Jake.

El viaje de Jake Sully (no olvidemos que el es militar), su viaje del héroe, va a tener que ver con esto: persistir en el narcisismo egocéntrico basado en lograr la dominación, y si es necesario la destrucción de los onomaticaya, y del satélite por añadidura, en beneficio de la explotación del mineral inobtenio, es decir, la desfachatez y ceguera habitual de lo profano en relación a lo sagrado; o bien preservar la cultura y las creencias de los onomaticaya, su participación mística con la Naturaleza, lo que, a la postre, es mantener el equilibrio de la vida y de la existencia de una manera respetuosa y confiriándole una dimensión sagrada. Paralelamente, y a un nivel individual, Jake deberá enfrentarse a la oferta-tentación de Selfridge, quien a cambio de que le pase información sobre los Onomaticaya - es decir, transformarle en "espía" - le promete una operación que le permite recuperar unas piernas que le permitan volver a andar, a la vez que cuanto mas conoce a Neytiri y a los na'vy onomaticaya, más se siente involucrado con ellos y más comprende la relación que mantienen con su ecosistema. Esta tensión que vive Jake es muy clara, pues no es más que la tensión entre el hacerse completo ortopédicamente del narcisismo egocéntrico, el paliar la falta con "tener", o el hacerse completo existencialmente del narcisismo trófico, en el que el respeto y el valor por sí mismo sólo es comprensible cuando es respeto y valor por "el otro" y "lo otro", es decir, cuando la falta es generadora de "ser". Como dice Hornstein: el sujeto es libre de orientar cada vez más su vida no por motivos narcisistas, sino por la realización de deseos. Y qué mayor deseo puede tener un individuo libre que mantener el equilibrio que garantiza la continuidad de la vida y la existencia, el ser del mundo y con el mundo.


Neytiri y el árbol de las voces.

La tensión que individualmente vive Jake Sully, tiene su generalización en la tensión que la civilización occidental ha representado para otras culturas y para el mismo planeta Tierra. La historia del colonialismo en el pasado habla por sí misma (el descubrimiento y la colonización de América o la colonización de Africa, por poner dos ejemplos, es la historia de un desastre detrás de otro: genocidios, explotación y abuso, esclavismo, desenrraizamiento de las culturas aborígenes, guerras de interés, etc.), como habla también por sí mismo el nuevo colonialismo que, hoy en día, representa el neoliberalismo globalizado o capitalismo asalvajado. El desarrollo de la civilización occidental, sustentado esencialmente en la fuerza de la razón, no ha venido acompañada de un conocimiento de las complejidades del psiquismo humano, y es por ello que la civilización occidental, a pesar de su razón, es una civilización de razones esencialmente narcisistas egocéntricas. Y la cuestión que nos plantea Avatar es si, como civilización, seremos capaces de viajar hacia el otro narcisismo, el narcisismo trófico en el que el ser individual es inseparable del ser del mundo, y para ello vamos a necesitar muchos, muchos más Jake Sully que tomen partido por la participación y conservación de la Tierra, y no por su explotación ciega y pulsional que no encierra más que el dominio de la pulsión de muerte.


El árbol de las almas.

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[1] Hornstein, Luis. Hacia una clínica del narcisismo
      Ver en enlace: http://www.luishornstein.com/textos/clinicadelnarcisismo.pdf

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PELÍCULAS RELACIONADAS.


Terrence Malick, 2005




sábado, 4 de agosto de 2018

EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO (Matt Brown, 2015): De la razón y la intuición.

El hombre que conocía el infinito (The man who knews infinit, 2015), es un biopic dirigido por Matt Brown que, basado en el libro de Robert Kanigel, nos cuenta la vida del sorprendente matemático hindú Srinivasa Ramanujan (interpretado por Dev Patel), y más concretamente en el período centrado en su estancia en Inglaterra entre 1914 y 1919, en el Trinity College, don fue acogido por G. H. Hardy (interpretado por el siempre brillante Jeremy Irons), con quien se estableció una estrecha relación de colaboración para que la obra del original y sorprendente matemático hindú, que se había formado de manera absolutamente autodidacta, pudiera ser aceptada por el elitista mundo académico del Trinity. El marcado ambiente segregacionista de algunos profesores, se verá compensado, a parte de por el profesor Hardy, también por el matemático John E, Littlewood (Toby Jones) y el gran matemático y filósofo Bertrand Rusell (Jeremy Northam).

Quizá el aspecto más interesante - por lo menos desde una perspectiva psicológica - es la relación que se establecerá entre Ramanujan y Hardy, dos personalidades abslutamente opuestas que nos permiten explorar no sólo como se irá dando su encuentro personal, sino la manera de abordar el conocimiento, dimensión esta que exploró hace unos años Fritjof Kapra en su clásico libro "El Tao de la física", destacando dos vías de aproximación a las que llamó la vía de la razón y la vía de la intuición, que si bien opuestas no por ello dejan de ser complementarias.


Harold G. Hardy y S. Ramanujan.
Para empezar me gustaría poner el foco en una escena, a mi entender fundamental, en la que Ramanujan se enoja considerablemente con Hardy por el cuestionamiento de éste hacia la intuición, partiendo de una indicación de Littlewood de que su teoría sobre los números primos es errónea, aunque, no obstante y eso, no por ello deja de comparar a Ramanujan con Newton. Sigamos ahora la conversación entre Hardy y Ramanujan:

Hardy: No podemos publicar nada más hasta que finalmente confíe en mí sobre el asunto de las pruebas. La intuición sólo puede llevarle hasta cierto...
Ramanujan: ¡¡Basta!! Ya no aguanto más. ¿Intuición? ¡Dice esa palabra como si no fuese nada! ¿Sólo significa eso para usted? ¿Sólo soy eso?
Hardy: Oh vaya, lo siento... ¿Se me ha escapado algo?
Ramanujan: Usted no ha llegado ni a verme, y menos a conocerme. Usted... usted es un hombre sin fe. No veo retratos de nadie,  ni siquiera de su familia. ¿¡Quién es usted señor Hardy!?
Hardy: ¡Como se atreve! ¿Cómo osa juzgarme?
Ramanujan: ¡Es usted el que me juzga! ¿No lo ve?
Hardy: No, francamente no.
Ramanujan: ¿Sabe a lo que he renunciado para venir? ¡No tengo nada! Tengo una esposa señor Hardy

En esta escena encontramos el núcleo del problema entre ambos matemáticos (que me recuerda un tanto el conflicto entre el genio de Will Hunting y el matemático que le descubre, Gerald Lambeau, de la película "El indomable Will Hunting"), un problema determinado porque el matemático inglés "ve" a Ramanujan sólo en función de su potencial matemático, lo "ve" como una "inversión" para las matemáticas, pero no "ve" el ser humano que es portador de ese potencial. Algo que Littlewood - un hombre más sensible en ese aspecto - le advierte a Hardy antes de partir hacia la guerra: " Tienes que cuidar de él [...]  Tú también tienes una guerra que librar, pero no dejes que sea contra Ramanujan". Además, en esta escena, se nos muestra también cómo se plantea la solución al doble conflicto: el acercamiento humano permitirá el acercamiento de métodos, de maneras de funcionar. 

H. G. Hardy (J. Irons) y S. Ramanujan (D. Patel)

I. UN ANÁLISIS DESDE LA TIPOLOGÍA JUNGUIANA DE LA PERSONALIDAD.

Para comprender el aspecto que pretendo abordar en este comentario creo que es interesante apoyarnos en las actitudes y las funciones psíquicas que Jung destacó en su trabajo "Tipos psicológicos" (1921). En ese sentido recordemos que Jung definió dos actitudes básicas, conocidas como introversión y extroversión, y cuatro funciones psíquicas: dos racionales, pensamiento y sentimiento, y dos irracionales, sensación e intuición. Dice Jung al respecto de los tipos:

Los tipos de actitud generales se distinguen [...] por lo específico de su actitud hacia el objeto. El introvertido se relaciona con este haciendo abstracción de él; en el fondo, en lo que está pensando siempre es en hurtarle al objeto su libido, como si estuviera en alguna manera obligado a adelantársele con el fin de no ser avasallado por él. El extrovertido, en cambio, se relaciona positivamente con el objeto. Afirma su importancia en tal medida que su actitud subjetiva tiende constantemente al objeto como orientación y referencia. [1]

En este sentido ambos protagonistas son de tipos opuestos, Hardy es extrovertido y Ramanujan introvertido, y también aparece su diferencia en la función psíquica principal. Mientras que en Ramanujan esta es la intuición, en Hardy es el pensamiento. 

Recordemos, en este sentido, que Jung destacó que todos tenemos una función psíquica predominante - generalmente hipertrofiada - a la que le corresponde la función opuesta hipertrofiada. Es decir, si predomina el pensamiento, la función inferior e hipodesarrollada es el sentimiento; si predomina la intuición, la función inferior es la sensación. Para no complicar excesivamente la cosa en un comentario de éste tipo, nos ceñiremos a los ocho tipos principales que Jung definió en su libro, es decir el tipo extrovertido que puede tener como función principal cualquiera de las cuatro definidas, o el introvertido con el que sucede lo mismo.

- T. G. HARDY: PENSAMIENTO EXTROVERTIDO.

Hardy, como pensamiento extroverdido (a partir de ahora P.E.), nos permite comprender el enojo de Ramanujan hacia él, Dice Jung de este tipo que es una persona "que aspira a hacer dependientes todas las manifestaciones de su vida de deducciones intelectuales en último término orientados por datos objetivos, sean estos hechos fácticos o ideas de validez universalmente aceptada." [2] Y dado que, como comentaremos más adelante, las relaciones humanas no son cómodas para esta tipo, lo que atrajo a Hardy de Ramanujan fue que éste constituía un desafío intelectual. Le vio esencialmente como un objeto matemático de gran valor y potencial, no como un ser humano.

En el P. E. toda esa capacidad orientada al pensar y a la razón se contrapone con una marcada dificultad en el campo de las relaciones humanas, donde sus componentes emocionales, de sentimientos, de deseos, le son un misterio, puesto que no hay fórmula o ecuación que de cuenta de ellas. Eso le lleva a tener que reprimir todas las formas de vida relacionadas con esto. Dice Jung al respecto:

En el caso concreto de este tipo, las primeras en sucumbir a la represión son todas las formas de vida subordinadas al sentimiento, como aficiones estéticas, gusto, sentido del arte, cultivo de amistad, etc. Formas irracionales como la experiencia religiosa, las pasiones y similares, suelen exterminarse hasta el nivel de la inconsciencia. [3]

Dada esta dificultad con las relaciones humanas, el mundo de las matemáticas, con su alto nivel de abstracción, suele ser un buen refugio para una personalidad de estas características. También le permite mantenerse en un terreno que le da seguridad pues, en cierta manera, las matemáticas le permiten moverse en un plano de verdades eternas, de ideas o imágenes primordiales.

No en vano, cuando su relación ya era de carácter más amistoso, dentro de lo posible que esto podía ser con Hardy, le dice a Ramanujan: "Lamento no haber sabido ser mejor amigo en el sentido tradicional. Sé que necesitabas uno, pero no se me dan bien esas cosas. Nunca lo han hecho, la vida para mí es, siempre han sido las matemáticas." Como dice al principio de la película, cuando reflexiona sobre su relación con Ramanujan: "... le debo más a él que a nadie en el mundo, y mi relación con esa persona es el único incidente romántico de mi vida."

De hecho, el carácter estrictamente racional de H. G. Hardy, su rigidez intelectual, así como su dificultad para las relaciones  humanas, su carácter frío y seco, y su centramiento vital exclusivo en las matemáticas, derivaron en una fuerte depresión al envejecer - hasta el punto de ordenar quitar espejos para no verse reflejado -, y al sentir como sus facultades decaían, decía que un matemático "no ha de ser demasiado viejo". Hardy intentó quitarse la vida tomando pastillas, pero las vomitó, y como consecuencia escribió un interesante libro: "Apología de un matemático" (1940), donde nos dice: "Todavía hoy, en los momentos de depresión, cuando estoy obligado a escuchar a gente pedante y presentuosa me digo: 'bueno, he hecho una cosa que vosotros nunca seréis capaces de hacer: he colaborada con Littlewood y Ramanujan, casi de igual a igual." [4]

- S. RAMANUJAN: INTUICIÓN INTROVERTIDA

Ramanujan, como intuición introvertida (a partir de ahora I.I.), se caracteriza especialmente por estar plenamente entregado a su visión. En ese sentido Ramanujan es más un artista y un visionario que un matemático en el sentido clásico, él ve las matemáticas poéticamente y como una manifestación de un orden superior de la que se siente vehículo. Al poco de empezar la película le dice sobre el contenido de sus cuadernos a Janaki, su mujer (interpretada por Devika Bhise): "es como una pintura, sólo que imagínatela con colores que no puedes ver [...] Hay patrones en todo, el color de la luz, los reflejos en el agua. En matemáticas esos patrones se revelan de manera admirable e increíble... Es muy hermoso". Hay un texto de Jung, en referencia a este tipo de personalidad que nos permite aproximarnos más adecuadamente a Ramanujan, pues hace referencia a lo que podríamos llamar la diferencia que se establece entre el intuitivo estético y el intuitivo moral, estando Ramanujan ubicado en esos últimos:

El significado de sus visiones le interesa, y lo que le preocupa son menos las posibilidades estéticas   de ellas derivadas - que en Ramanujan también están - que sus posibles consecuencias morales, para él implícitas en su significado intrínseco. Su juicio le induce a reconocer, aunque sólo sea confusamente la mayoría de las veces, que como ser humano está de alguna manera incluido como un todo en su visión, que ésta es algo que, aparte de ofrecerse a ser contemplado sin más, puede convertirse en substancia misma del sujeto. Esta idea hace que se sienta obligado en convertir su visión en materia de su propia vida. [5] (La negrita es mía)

Este texto nos permite comprender por qué Ramanujan está tan implicado con su trabajo y con sus intuiciones. Y encontramos un claro referente de ello en la relación que establece entre sus intuiciones y su fe. Sus intuiciones, como le dice a Hardy, proceden de su diosa Namagiri Thayar, una manifestación de la diosa hindú Lakshmi. Así lo refiere Ramanujan como experiencia personal:

Durante el sueño, tuve una experiencia extraordinaria. Había una pantalla roja formada por sangre fluyendo. Lo miré. De repente, una mano comenzó a escribir en la pantalla. Esto llamó mi atención. Esta mano ha escrito varias integrales elípticas. Están incrustados en mi mente. Tan pronto como desperté, comencé a ponerlos por escrito. 

Esta vivencia es la que le da a Ramanujan un sentido de misión, y que reune, junto a la experiencia estética, una visión mística de las matemáticas, por eso le vemos tan implicado y preocupado por publicar, para que su obra no se pierda, no tanto por un tema de ambición personal, sino por ofrecer algo que le llega directamente de su diosa. De su fe proviene su conocida frase de que "una ecuación para mí no tiene sentido, a menos que represente un pensamiento de Dios".


Ramanujan en el templo de Namagiri.

No obstante, la soledad implícita en las diferencias sociales y culturales entre la India y Europa, el mundo formalista del Trinity en general, la dificultad para mantener sus hábitos, la guerra, la misma incomprensión hacia su estilo intuitivo, le llevaron también a la depresión y a un intento de suicidio tirándose a las vías del tren, por lo cual partió de nuevo a la India, donde murió, parece ser, no por la tubercolosis, como en la película se sugiere, sino por una amebiasis, contraída en Inglaterra, antes de partir.

II. RELACIÓN Y APROXIMACIÓN DE LOS DOS PERSONAJES.

Es a partir del conflicto definido en la escena que hemos tomado como punto de partida de este comentario, que ambos personajes pueden aproximarse desde el respeto mutuo al punto de vista del otro. ¿Qué es aquello a lo que da pie este conflicto, y que aquello que lo subsana? La actitud extrovertida que observamos claramente en Hardy, se orienta hacia Ramanujan para tratarlo como un objeto matemático de primer nivel, es en esa dimensión que le fascina y le interesa, no en el humano. Por otro lado observamos también en Ramanujan ese característica dificultad del tipo introvertido para confiar en el otro, su dificultad para manejarse con sus necesidades frente al otro. A pesar de sus dificultades y precariedades, nunca estas le son manifestadas a Hardy. De hecho, cuando le es diagnosticada la tubercolosis, le pide a su amigo que no le diga nada a Hardy. Es probablemente debido a la situación extrema que vive en Inglaterra y el Trinity que finalmente "explota" con Hardy.

Después de esta discusión observamos un Hardy más preocupado por Ramanujan, y así en una escena con Bertrand Rusell surge el tema:

Hardy: Tuvimos una terrible discusión la otra noche sobre la intuición. Por extraño que parezca se enfureció. Y un día después me presenta unas pruebas maravillosas.
Rusell: Bueno Harold conseguiste lo que querías...
Hardy: ¿A qué te refieres?
Rusell: Tú y tu maldito rigor habéis logrado minarle la moral... Te advertí que le dieras rienda suelta.
Hardy: No es un maldito caballo de carreras.
Rusell: No, no lo es, pero como no lo has tratado como un ser humano supongo que un caballo de carreras no es un mal comienzo.

Bertrand Rusell y H. G. Hardy: me preocupa Ramanujan.

A partir de ese momento, y con el agravamiento de la tubercolosis, y de una depresión más o menos sugerida en la película, Hardy se aproximará a Ramanujan más como un ser humano, ya no sólo como objeto matemático. A su vez, esta aproximación más humana de Hardy hará que Ramanujan se sensibilize a las razones que aduce sobre la necesidad no sólo de exponer las fórmulas o ecuaciones finales, sino también la importancia de como se llega a ellas, cual es su demostración. Hardy ya no sólo lo reduce como objeto matemático sino que lo ve y, sobretodo, lo aprecia como ser humano, mientras Ramanujan, al sentirse visto como tal, puede atender las razones del Hardy matemático. Como dice Marcus du Sautoy, citando a Littlewood, acerca de la relación de Ramanujan y Hardy en su maravilloso libro de "La música de los números primos", y en relación a la resolución de la teoría de las particiones :

Debemos el teorema a una colaboración excepcionalmente feliz entre dos hombres dotados de talentos bien distintos, a los que cada cual dio su mejor contribución, la más característica y afortunada que poseía. [6]


Ambos aportan lo que al otro le falta. Dice Jung del tipo I.I. de Ramanujan:

... como la mayoría de veces no se apoya más que en su visión, sus esfuerzos morales pecan de parciales: convierte a su vida y así mismo en un símbolo, pero en un símbolo que, aunque ajustado al significado interno y externo de los hechos, no lo está a la realidad presente y tangible, y de este modo se priva de la oportunidad de influir verdaderamente en esta última por no ser capaz de hacerse entender. [7]

Justo esto es lo que Hardy le aportó a Ramanujan, la posibilidad de hacerse entender y, por lo tanto, de influir en la realidad. Por el otro lado Ramanujan le aportó a Hardy la espontaneidad y la frescura de su creatividad libre de excesivos prejuicios y rigideces al que el rigor intelectual de Hardy le encorsetaba.

Finalmente, y dentro de la parquedad emocional de Hardy, éste demostró su apreció por Ramanujan logrando primero que le admitieran como miembro de la Royal Society, la institución científica de más prestigio en la Gran Bretaña, y a través de ello que también fuera admitido como miembro y profesor del Trinity College.

Ramanujan en la ceremonia de miembro del Trinity

III. SOBRE LA RAZÓN E INTUICIÓN EN LAS MATEMÁTICAS Y LA CIENCIA.

El trabajo de Ramanujan, ese talento natural comparable al estilo de un Mozart en la música, nos pone de relieve la necesidad que ambas facultades tienen una de la otra. El aprendizaje autodidacta de las matemáticas por parte del genio hindú le liberó de las convenciones matemáticas que regían en occidente. Eso le permitió no retener su creatividad, expresarla en todo su potencial (el "te advertí que le dieras rienda suelta" de Bertrand Rusell). Como ha sucedido en numerosas ocasiones, el papel de la intuición ha sido decisivo en diversos avances científicos. Baste recordar, por ejemplo, el desarrollo del modelo atómico de Bohr, o el de la ecuación de onda de Schrödinger, fundamental en el desarrollo de la mecánica cuántica. Sin embargo, es en Ramanujan donde el papel de este estilo intuitivo toma una forma más aplastante y misteriosa. Es hoy sabido que, en muchas ocasiones, las soluciones llegan cuando al dejar de darle vueltas a los problemas suele surgir la solución, la feliz idea, el eureka, "... en los períodos de reposo o de sueño, cuando se concede a nuestro cerebro la libertad de jugar con ideas que se han implantado en el cerebro durante una actividad intelectual consciente" [8]

Algunos trabajos realizados por el matemático y físico Henri Poincaré (La invención matemática) o Jacques Hadamard (Psicología de la invención en el campo matemático), ponen de relieve el papel de la intución y del inconsciente en la elaboración de los descubrimientos matemáticos. Ambos dividieron el proceso en cuatro etapas: preparación, incubación, iluminación y verificación. Ramanujan era especial en la tercera etapa, la iluminación, y fallaba allí donde Hardy se movía como pez en el agua, en la verificación. Por eso ambos se complementaron tan eficazmente. No obstante, se hace difícil entender el don de la intuición en Ramanujan, que podía llevarle al desarrollo de ecuaciones como la de las particiones:

Littlewood nunca comprendió porque Ramanujan "estaba tan seguro de que existía una formula exacta". Y cuando observamos la fórmula, donde aparece la raiz cuadrada de 2, el número pi, derivadas, funciones trigonométricas, números imaginarios - no podemos menos que preguntarnos como se concibió. [9]

Ecuación de las particiones de Ramanujan-Hardy


Ramanujan, en el centro, con otros miembros del Trinity.
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[1] Jung, C. G. Tipos psicológicos. OC 6. Editorial Trotta, par. 557
[2] Ídem anterior, par. 585
[3] Ídem anterior, par. 587
[4] Sautoy, Marcus du. La música de los números primos. Ed. Acantilado, pág. 238
[5]Ver nota 1, par. 662
[6] Ver nota 4, pág. 231
[7] Ver nota 1, par.662
[8] Ver nota 4, pág. 231
[9] Ver nota 4, pág. 217

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PELÍCULAS RELACIONADAS.


Alain Corneau (1991)












De vueltas con la obsesión.
Darren Aranofsky (1998)