En estos tiempos de confinamiento por la pandemia del COVID-19, más familiarmente llamado Coronavirus, he revisionado una película basada en la historia verídica de Robert Franklin Stroud, un condenado que pasó 54 años encarcelado, 42 de los cuales en situación de aislamiento. Aunque la historia está dulcificada y presenta una imagen del reo distinta de su verdadera personalidad, el enfoque de su biógrafo, así como de la visión que se da de él en la película, permite algunas reflexiones interesantes. El hombre de alcatraz (The Birdman of Alcatraz), dirigida por el siempre eficaz John Frankenheimer, y protagonizada por un siempre gran Burt Lancaster (como R. F. Stroud), Karl Malden (como el alcaide Harvey Shoemaker), Thelma Ritter (como la madre de Robert, Elizabeth Stroud) y Betty Field (como Stella Johnson), en los principales papeles.
La película, en sus inicios, nos presenta a Robert como un hombre amargado, corroído por el odio y la desconfianza, de impulsos violentos, un hombre en contra del mundo y en contra de la vida cuyas acciones le generan constantemente más problemas.
Al principio de la película conocemos al personaje de su madre, cuya actitud hacia él nos permite quizá comprender o aproximarnos al caracter de Robert. Desde su primera aparición, ya podemos ver en Elizabeth el prototipo de la madre posesiva al estilo de la ya visitada en este blog en la película de Hitchcock de "Los pájaros" - pulsa aquí para ver la entrada -. Este tipo de madre puede generar un hijo falto de límites, desconfiado con el mundo, y cuya fidelidad hacia ella es uno de los orígenes de su falta de confianza en el mundo, del que ella ya se encarga de protegerle. Elizabhet es el tipo de madre que lo da todo por su hijo, pero que no espera menos de éste por ella, y esencialmente no le pide, le exige su fidelidad incondicional como veremos cuando Robert conozca a Stella, la que será su socia y su mujer. Aparece entonces esa dimensión que Jung describió tan claramente cuando dijo de este tipo de madre que "el eros solo esta desarrollado como relación maternal; como relación personal, en cambio, es inconsciente. Un eros inconsciente se presenta siempre como poder, por lo que este tipo, a pesar de toda su exhibición de autosacrificio maternal, es incapaz de llevar a cabo ningún verdadero sacrificio, antes bien, con una despiadada voluntad de poder, hace prevalecer su instinto maternal hasta destruir la personalidad y la vida personal de los hijos." [1]
II. RECONTACTANDO CON LA VIDA: proyección de la vulnerabilidad, empatía y creatividad.
Tras cometer la muerte de un guardia de prisión, y debido al esfuerzo que su madre hace y que la lleva a hablar con la mujer del presidente de Estados Unidos, le es conmutada la pena de muerte por cadena perpetua en incomunicación que, en principio, cumplirá en la penitenciaria de Laevenworth. La amargura de Robert continúa hasta que un día, paseando bajo la lluvia en el patio de recreo, recoge del suelo, enfermo, un pequeño gorrión al que empieza a cuidar. Robert se encariña con el pájaro y le prodiga todo tipo de cuidados hasta que lo cura definitivamente.
Desde un punto de vista psicológico, el gorrión abandonado y herido bajo la lluvia actúa como elemento de proyección de la psique herida de Robert, una herida oculta a través de la imagen de dureza, odio y violencia con la que se protege. Robert era hijo de Elizabeth (de la que ya hemos hablado más arriba) y Benjamin Stroud, ambos de origen alemán. Más allá de los efectos de una madre posesiva, Benjamin también lo fue de un padre alcohólico y abusador que llevó a Robert a huir de casa a los trece años, manteniéndose a base de realizar extraños trabajos hasta que encontro empleo en Alaska como guardia de un burdel.
Probablemente fue esa relación con ese gorrión la que evitó o amortiguó los efectos nocivos sobre Robert que se han observado en los presos mantenidos en aislamiento e incomunicación. En los años en los que fue encarcelado, el sistema penitenciario creía que el aislamiento y la incomunicación era una pena adecuada para aquellos reos más conflictivos y violentos. Hay un momento de la película en donde Robert describe la vida de un preso en aislamiento con las siguientes palabras:
La incomunicación viene a ser como marchar sobre raíles. Un hombre te empuja la comida a través de la puerta. Comes solo. Una vez a la semana tomas una ducha. Paseas por el patio. Una vez al més viene un penado y te corta el pelo. Lees, paseas por la celda, una vez a la semana te entregan ropa limpia. Paseas por la celda, siempre la misma rutina. La única forma de romperla es ir a la visita médica. Te sientas y oyes latir tu corazón. Compruebas que tu vida se va escapando con cada latido. Lo que más te atormenta al extremo de hacerte enloquecer es saber de modo absoluto e irrevocable que todos los días serán iguales.
Comparemos este texto con las de un otro conocido preso también sometido a largos años de aislamiento, como fue el caso de Nelson Mandela: "Para mí el aislamiento solitario fue el aspecto más angustiante de la vida en prisión. Allí no hay principio ni fin: sólo está la mente, que puede comenzar a hacerte malas pasadas. ¿Todo esto fue un sueño o realmente sucedió? Uno empieza a cuestionar todo” [2]
No es de extrañar que las patologías psicológicas asociadas al aislamiento y la incomunicación, resultado de tres factores esenciales como el aislamiento social, la falta de estímulos ambientales y la pérdida de control sobre la propia vida -, ejerzan efectos de caracter altamente perturbador y angustiante que derivan en muchas ocasiones en severos desordenes neuróticos, psicóticos o de trastornos de la personalidad, o una mezcla de los tres.
Sin embargo, el pequeño gorrión da un nuevo sentido a la incomunicación de Robert, y su cuidado le lleva a fabricar un bebedero y luego una jaula a partir de una caja de madera. En cierta manera el pajarillo compensa los tres factores antes citados: le ofrece un cierto contacto, le ofrece un estímulo que le lleva a dasarrollar su creatividad y le da un cierto sentido y control a la uniformidad de la vida antes descrita.
Este primer paso del desarrollo de la empatía a través de la proyección de su propia psique herida sobre el pájaro abandonado, le llevará, poco a poco, a flexibilizar también su trato con los seres humanos. Vemos primeramente ese aspecto en su relación con uno de sus guardias, quien ya anteriormente había intentado tratarle con cierta consideración, y que sintiendo curiosidad por la evolución del gorrión en manos de Stroud le da algunos materiales para que cuide mejor al pájaro. Tras mantener siempre una relación brusca y poco agradecida con él, finalmente se produce en Robert un cambio de actitud tras un momento de tensión en el que el guardia estalla por su trato siempre frío y despectivo: "Siempre me llevó bien, demasiado bien. Y en correspondencia voy a hacer algo. Quiero pedirle perdón. No he pedido perdón a nadie en veinte años..." - le dice -.
A partir de aquí, se permite a los presos tener pájaros, algunos de los cuales, al cabo de un tiempo, ya se cansan de tenerlos y se los dan a Robert. Poco a poco, éste acaba teniendo multitud de pájaros a los que cuidar. Su preocupación por ellos le llevará a desarrollar tal interés que llegó a escribir un tratado llamado "Enfermedades de los canarios" que se publicó - habiéndolo sacado de contrabando de la prisión - en 1933, a parte de otras contribuciones acerca de la patología aviar, así como descubrir una cura sobre la familia de enfermedades de la septicemia hemorrágica, lo que le concedió una gran reputación y reconocimiento entre los ornitologos, y también entre los agricultores.
II. CONFLICTO CON LA MADRE: El Eros materno como poder.
Vamos a ver ahora esa dimensión que veíamos en el texto de Jung acerca de las mujeres "sólo madre" - como decía Lacan -. En el transcurso de la historia de Robert conoce a Stella, una mujer que admira su trabajo ornitológico, y con la que finalmente monta un negocio de ornitología y con la que se acabará casando. El gran tema que esto suscitará es no sólo el distanciamiento de su madre, sino la venganza de ésta sobre su hijo. Elizabhet, celosa, no acepta la relación de Robert y Stella, y obliga a decidir a su hijo:
Elizhabet: Desde el primer momento me dije que no es la clase de mujer con quien te conviene tratar.
Robert: Ha hecho lo indecible por mí. Me ha salvado.
Elizhabet: Cierto. Nos ha sido útil por una temporada, pero ha sacado buen provecho. Ahora si quieres sigue mi consejo y deshazte de ella.
Robert: Sigo sin entender. Habla claro de una vez madre, es mi mujer.
Elizhabet: Tu tragedia empezó con aquella mujer en Alaska. Esta es de la mismo clase. Una aventurera sin escrúpulos.
Robert: ¡No digas esas cosas madre! Yo creo que es muy buena, y fiel, haría cualquier cosa por mi.
Elizhabet: Es un desastre Bob, sólo te dará quebraderos de cabeza. Por lo demás ella sólo busca publicidad.
Robert: - muy afectado - Madre... tú no hablas en serio. No puedo dar crédito a mis oídos.
Elizhabet: Déjala Bob. Olvídala.
Robert: Actúas como si me quisieras ver aquí para siempre. Como si quisieras que fueras mi único contacto con el exterior.
Elizhabet: Entonces prefieres a ella en lugar de tu madre.
Robert: Ya está bien bien madre. Por favor.
Elizhabet: Es esa tu decisión. ¿Te apartas de mi?
Sin embargo, la cosa no acaba aquí. Elizabhet dejó de hablar con él desde aquel momento hasta su muerte cuatro años después, y consideró, como dijo ante la prensa, y deviniendo así un testimonio fulminante para su posible libertad condicional, que "mi hijo está donde debe estar. No hace nada por conseguir que salga de la penitenciaria. Ahí está a salvo a todo."
Elizabhet se constituye así en un excelente ejemplo de las palabras de Jung sobre ese tipo de mujer-solo-madre, recordemos: "con una despiadada voluntad de poder, hace prevalecer su instinto maternal hasta destruir la personalidad y la vida personal de los hijos."
III. SOBRE EL CONCEPTO DE REHABILITACIÓN.
El caso de Robert Stroud da que reflexionar sobre el fundamento de la prisión en cuanto a la rehabilitación de los presos. Después de demostrar toda su valía dentro del campo de la ornitología, fue trasladado a la prisión de Alcatraz, donde ya no se le permitió nunca más seguir con la cría de pájaros ni con sus investigaciones. Más allá de la realidad que envolvió a Robert Stroud, lo que es interesante es la consideración de que papel juegan las cárceles sobre los encarcelados, pregunta que suscita distintas consideraciones. Se supone que las cárceles, más allá de encarcelar, implican también un aspecto de rehabilitación del reo. Es obvio que en los tiempos de Stroud esto no era así. La cárcel era un lugar de castigo y humillación. En su estancia en Alcatraz, sin posibilidad de dedicarse al cuidado de sus pájaros y a sus investigaciones, Robert se dedicó a escribir dos libros, una autobiografía (Bobbie) y, estudiando libros de leyes - su espíritu curioso ya se había desarrollado -, una historia del sistema penitenciario en Estados Unidos (Looking Outward: A History of the U.S. Prison System from Colonial Times to the Formation of the Bureau of Prisons.) En un interesante diálogo con el alcaide Shoemaker - quien se da por aludido con el libro -, éste le censura el libro y, en consecuencia, le castiga retirándole los privilegios de los que disfrutal, mostrándole la frustración que siente ante su falta de rehabilitación, a lo que Stroub le responde:
El diccionario Webster internacional lo define así: "viene de la raíz latina habilis. Su definición es investir de nuevo la dignidad". ¿Ha considerado ese aspecto de su trabajo Harvey, devolver a un hombre la dignidad que tuvo un día? Sólo le interesa su comportamiento, eso me lo dijo usted hace mucho tiempo y nunca lo olvidaré: "Se amoldará a nuestras ideas sobre el modo de comportarse". No ha retrocedido ni un centímetro de esta actitud en 35 años. Pretende que los presos salgan de aquí como marionetas, llevando en el cuerpo una serie de valores estampados por usted, con su sentido de la conformidad, su sentido del comportamiento, hasta su sentido de la moralidad. Por eso es usted un fracaso Harvey, usted y toda la ciencia penal, porque despojan a los presos de lo más importante de su vida, su individualidad. Al salir de aquí están perdidos, son autómatas, con una apariencia sólo de vida, pero en su interior con un profundo odio por lo que se les ha hecho. A la primera ocasión de atacar a la sociedad la atacan.
Robert Stroud estuvo 21 años en Alcatraz, hasta que por motivos de salud fue trasladado al Centro Médico Federal para Reclusos, en Louisville, donde moriría cuatro años más tarde y donde se dedicó a estudiar francés.
La apreciación de la personalidad de Robert fue distinta según la persona que le conoció y según el momento de su vida. Así pasó de ser visto como un psicópata peligroso a la apreciación, por parte del juez Becker, hacia su vejez, como un hombre sencillo y humilde, que ya no era un peligro para la sociedad y en el que reconocía un amor genuino por las aves. Algo en los que todos los quele conocieron coincidieron era en que era un hombre muy inteligente, con un coeficiente intelectual superior a la media. En un momento de la película, se le pide al médico de la prisión de Laevenworth si la obra que ha escrito sobre tratamiento de enfermedades de aves es intrascendente o tiene algún valor - a efectos de publicarlo -, a lo que contesta:
Intrascendente en absoluto. Es un estudio muy científico de la patología, enfermedades de los pájaros [...] Creo que es un genio [...] Con una instrucción mínima, se ha convertido en un experto en hematología, sangre, histología, tejidos, anatomía. Estudios que ya son difíciles en la Universidad y que aprendidas por él en una celda sobrepasa toda imaginación. Ha pasado más de tres mil horas ante a su microscopio, ha hecho cientos de dibujos y más de cinco mil muestras de tejidos. Tiene una de las mejores colecciones de muestras microscópicas. Sabe más de anatomia aviar y patología que nadie en el mundo.
______________________
[1] Jung, C. G. Obras completas, vol. 9/I Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Los aspectos psicológicos del arquetipo de la madre. Editorial Trotta, par. 167
[2] Mandela, Nelson. El largo camino hacia la libertad. Ed. Aguilar
[3] Shalev, Sharon. El libro de referencia sobre el aislamiento. Editado por la organizción Solitary Confinement, pág. 5
La película, en sus inicios, nos presenta a Robert como un hombre amargado, corroído por el odio y la desconfianza, de impulsos violentos, un hombre en contra del mundo y en contra de la vida cuyas acciones le generan constantemente más problemas.
Al principio de la película conocemos al personaje de su madre, cuya actitud hacia él nos permite quizá comprender o aproximarnos al caracter de Robert. Desde su primera aparición, ya podemos ver en Elizabeth el prototipo de la madre posesiva al estilo de la ya visitada en este blog en la película de Hitchcock de "Los pájaros" - pulsa aquí para ver la entrada -. Este tipo de madre puede generar un hijo falto de límites, desconfiado con el mundo, y cuya fidelidad hacia ella es uno de los orígenes de su falta de confianza en el mundo, del que ella ya se encarga de protegerle. Elizabhet es el tipo de madre que lo da todo por su hijo, pero que no espera menos de éste por ella, y esencialmente no le pide, le exige su fidelidad incondicional como veremos cuando Robert conozca a Stella, la que será su socia y su mujer. Aparece entonces esa dimensión que Jung describió tan claramente cuando dijo de este tipo de madre que "el eros solo esta desarrollado como relación maternal; como relación personal, en cambio, es inconsciente. Un eros inconsciente se presenta siempre como poder, por lo que este tipo, a pesar de toda su exhibición de autosacrificio maternal, es incapaz de llevar a cabo ningún verdadero sacrificio, antes bien, con una despiadada voluntad de poder, hace prevalecer su instinto maternal hasta destruir la personalidad y la vida personal de los hijos." [1]
II. RECONTACTANDO CON LA VIDA: proyección de la vulnerabilidad, empatía y creatividad.
Tras cometer la muerte de un guardia de prisión, y debido al esfuerzo que su madre hace y que la lleva a hablar con la mujer del presidente de Estados Unidos, le es conmutada la pena de muerte por cadena perpetua en incomunicación que, en principio, cumplirá en la penitenciaria de Laevenworth. La amargura de Robert continúa hasta que un día, paseando bajo la lluvia en el patio de recreo, recoge del suelo, enfermo, un pequeño gorrión al que empieza a cuidar. Robert se encariña con el pájaro y le prodiga todo tipo de cuidados hasta que lo cura definitivamente.
Desde un punto de vista psicológico, el gorrión abandonado y herido bajo la lluvia actúa como elemento de proyección de la psique herida de Robert, una herida oculta a través de la imagen de dureza, odio y violencia con la que se protege. Robert era hijo de Elizabeth (de la que ya hemos hablado más arriba) y Benjamin Stroud, ambos de origen alemán. Más allá de los efectos de una madre posesiva, Benjamin también lo fue de un padre alcohólico y abusador que llevó a Robert a huir de casa a los trece años, manteniéndose a base de realizar extraños trabajos hasta que encontro empleo en Alaska como guardia de un burdel.
Probablemente fue esa relación con ese gorrión la que evitó o amortiguó los efectos nocivos sobre Robert que se han observado en los presos mantenidos en aislamiento e incomunicación. En los años en los que fue encarcelado, el sistema penitenciario creía que el aislamiento y la incomunicación era una pena adecuada para aquellos reos más conflictivos y violentos. Hay un momento de la película en donde Robert describe la vida de un preso en aislamiento con las siguientes palabras:
La incomunicación viene a ser como marchar sobre raíles. Un hombre te empuja la comida a través de la puerta. Comes solo. Una vez a la semana tomas una ducha. Paseas por el patio. Una vez al més viene un penado y te corta el pelo. Lees, paseas por la celda, una vez a la semana te entregan ropa limpia. Paseas por la celda, siempre la misma rutina. La única forma de romperla es ir a la visita médica. Te sientas y oyes latir tu corazón. Compruebas que tu vida se va escapando con cada latido. Lo que más te atormenta al extremo de hacerte enloquecer es saber de modo absoluto e irrevocable que todos los días serán iguales.
Comparemos este texto con las de un otro conocido preso también sometido a largos años de aislamiento, como fue el caso de Nelson Mandela: "Para mí el aislamiento solitario fue el aspecto más angustiante de la vida en prisión. Allí no hay principio ni fin: sólo está la mente, que puede comenzar a hacerte malas pasadas. ¿Todo esto fue un sueño o realmente sucedió? Uno empieza a cuestionar todo” [2]
No es de extrañar que las patologías psicológicas asociadas al aislamiento y la incomunicación, resultado de tres factores esenciales como el aislamiento social, la falta de estímulos ambientales y la pérdida de control sobre la propia vida -, ejerzan efectos de caracter altamente perturbador y angustiante que derivan en muchas ocasiones en severos desordenes neuróticos, psicóticos o de trastornos de la personalidad, o una mezcla de los tres.
Sin embargo, el pequeño gorrión da un nuevo sentido a la incomunicación de Robert, y su cuidado le lleva a fabricar un bebedero y luego una jaula a partir de una caja de madera. En cierta manera el pajarillo compensa los tres factores antes citados: le ofrece un cierto contacto, le ofrece un estímulo que le lleva a dasarrollar su creatividad y le da un cierto sentido y control a la uniformidad de la vida antes descrita.
Este primer paso del desarrollo de la empatía a través de la proyección de su propia psique herida sobre el pájaro abandonado, le llevará, poco a poco, a flexibilizar también su trato con los seres humanos. Vemos primeramente ese aspecto en su relación con uno de sus guardias, quien ya anteriormente había intentado tratarle con cierta consideración, y que sintiendo curiosidad por la evolución del gorrión en manos de Stroud le da algunos materiales para que cuide mejor al pájaro. Tras mantener siempre una relación brusca y poco agradecida con él, finalmente se produce en Robert un cambio de actitud tras un momento de tensión en el que el guardia estalla por su trato siempre frío y despectivo: "Siempre me llevó bien, demasiado bien. Y en correspondencia voy a hacer algo. Quiero pedirle perdón. No he pedido perdón a nadie en veinte años..." - le dice -.
A partir de aquí, se permite a los presos tener pájaros, algunos de los cuales, al cabo de un tiempo, ya se cansan de tenerlos y se los dan a Robert. Poco a poco, éste acaba teniendo multitud de pájaros a los que cuidar. Su preocupación por ellos le llevará a desarrollar tal interés que llegó a escribir un tratado llamado "Enfermedades de los canarios" que se publicó - habiéndolo sacado de contrabando de la prisión - en 1933, a parte de otras contribuciones acerca de la patología aviar, así como descubrir una cura sobre la familia de enfermedades de la septicemia hemorrágica, lo que le concedió una gran reputación y reconocimiento entre los ornitologos, y también entre los agricultores.
II. CONFLICTO CON LA MADRE: El Eros materno como poder.
- ¿Sabe usted como procede una tigresa cuando está furiosa? Se come sus crías.
Vamos a ver ahora esa dimensión que veíamos en el texto de Jung acerca de las mujeres "sólo madre" - como decía Lacan -. En el transcurso de la historia de Robert conoce a Stella, una mujer que admira su trabajo ornitológico, y con la que finalmente monta un negocio de ornitología y con la que se acabará casando. El gran tema que esto suscitará es no sólo el distanciamiento de su madre, sino la venganza de ésta sobre su hijo. Elizabhet, celosa, no acepta la relación de Robert y Stella, y obliga a decidir a su hijo:
Elizhabet: Desde el primer momento me dije que no es la clase de mujer con quien te conviene tratar.
Robert: Ha hecho lo indecible por mí. Me ha salvado.
Elizhabet: Cierto. Nos ha sido útil por una temporada, pero ha sacado buen provecho. Ahora si quieres sigue mi consejo y deshazte de ella.
Robert: Sigo sin entender. Habla claro de una vez madre, es mi mujer.
Elizhabet: Tu tragedia empezó con aquella mujer en Alaska. Esta es de la mismo clase. Una aventurera sin escrúpulos.
Robert: ¡No digas esas cosas madre! Yo creo que es muy buena, y fiel, haría cualquier cosa por mi.
Elizhabet: Es un desastre Bob, sólo te dará quebraderos de cabeza. Por lo demás ella sólo busca publicidad.
Robert: - muy afectado - Madre... tú no hablas en serio. No puedo dar crédito a mis oídos.
Elizhabet: Déjala Bob. Olvídala.
Robert: Actúas como si me quisieras ver aquí para siempre. Como si quisieras que fueras mi único contacto con el exterior.
Elizhabet: Entonces prefieres a ella en lugar de tu madre.
Robert: Ya está bien bien madre. Por favor.
Elizhabet: Es esa tu decisión. ¿Te apartas de mi?
Sin embargo, la cosa no acaba aquí. Elizabhet dejó de hablar con él desde aquel momento hasta su muerte cuatro años después, y consideró, como dijo ante la prensa, y deviniendo así un testimonio fulminante para su posible libertad condicional, que "mi hijo está donde debe estar. No hace nada por conseguir que salga de la penitenciaria. Ahí está a salvo a todo."
Elizabhet se constituye así en un excelente ejemplo de las palabras de Jung sobre ese tipo de mujer-solo-madre, recordemos: "con una despiadada voluntad de poder, hace prevalecer su instinto maternal hasta destruir la personalidad y la vida personal de los hijos."
III. SOBRE EL CONCEPTO DE REHABILITACIÓN.
El caso de Robert Stroud da que reflexionar sobre el fundamento de la prisión en cuanto a la rehabilitación de los presos. Después de demostrar toda su valía dentro del campo de la ornitología, fue trasladado a la prisión de Alcatraz, donde ya no se le permitió nunca más seguir con la cría de pájaros ni con sus investigaciones. Más allá de la realidad que envolvió a Robert Stroud, lo que es interesante es la consideración de que papel juegan las cárceles sobre los encarcelados, pregunta que suscita distintas consideraciones. Se supone que las cárceles, más allá de encarcelar, implican también un aspecto de rehabilitación del reo. Es obvio que en los tiempos de Stroud esto no era así. La cárcel era un lugar de castigo y humillación. En su estancia en Alcatraz, sin posibilidad de dedicarse al cuidado de sus pájaros y a sus investigaciones, Robert se dedicó a escribir dos libros, una autobiografía (Bobbie) y, estudiando libros de leyes - su espíritu curioso ya se había desarrollado -, una historia del sistema penitenciario en Estados Unidos (Looking Outward: A History of the U.S. Prison System from Colonial Times to the Formation of the Bureau of Prisons.) En un interesante diálogo con el alcaide Shoemaker - quien se da por aludido con el libro -, éste le censura el libro y, en consecuencia, le castiga retirándole los privilegios de los que disfrutal, mostrándole la frustración que siente ante su falta de rehabilitación, a lo que Stroub le responde:
El diccionario Webster internacional lo define así: "viene de la raíz latina habilis. Su definición es investir de nuevo la dignidad". ¿Ha considerado ese aspecto de su trabajo Harvey, devolver a un hombre la dignidad que tuvo un día? Sólo le interesa su comportamiento, eso me lo dijo usted hace mucho tiempo y nunca lo olvidaré: "Se amoldará a nuestras ideas sobre el modo de comportarse". No ha retrocedido ni un centímetro de esta actitud en 35 años. Pretende que los presos salgan de aquí como marionetas, llevando en el cuerpo una serie de valores estampados por usted, con su sentido de la conformidad, su sentido del comportamiento, hasta su sentido de la moralidad. Por eso es usted un fracaso Harvey, usted y toda la ciencia penal, porque despojan a los presos de lo más importante de su vida, su individualidad. Al salir de aquí están perdidos, son autómatas, con una apariencia sólo de vida, pero en su interior con un profundo odio por lo que se les ha hecho. A la primera ocasión de atacar a la sociedad la atacan.
Sin lugar a dudas una interesante reflexión cuyo espíritu es el que se recoge en el llamado "Libro de referencia del aislamiento en solitario" (Sharon Shalev - relator especial de la ONU -, 2008), y en el que se dice:
La Corte Europea de Derechos Humanos ha reconocido que “el régimen de incomunicación completa, junto con el aislamiento social total, pueden destruir la personalidad y constituyen una forma de trato inhumano que no se justifica por las necesidades de la seguridad o cualquier otro motivo". En forma similar, la Corte Interamericana estableció que “el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano, lesivas de la libertad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido del respeto debido a la dignidad inherente al ser humano” [3]
Robert Stroud estuvo 21 años en Alcatraz, hasta que por motivos de salud fue trasladado al Centro Médico Federal para Reclusos, en Louisville, donde moriría cuatro años más tarde y donde se dedicó a estudiar francés.
La apreciación de la personalidad de Robert fue distinta según la persona que le conoció y según el momento de su vida. Así pasó de ser visto como un psicópata peligroso a la apreciación, por parte del juez Becker, hacia su vejez, como un hombre sencillo y humilde, que ya no era un peligro para la sociedad y en el que reconocía un amor genuino por las aves. Algo en los que todos los quele conocieron coincidieron era en que era un hombre muy inteligente, con un coeficiente intelectual superior a la media. En un momento de la película, se le pide al médico de la prisión de Laevenworth si la obra que ha escrito sobre tratamiento de enfermedades de aves es intrascendente o tiene algún valor - a efectos de publicarlo -, a lo que contesta:
Intrascendente en absoluto. Es un estudio muy científico de la patología, enfermedades de los pájaros [...] Creo que es un genio [...] Con una instrucción mínima, se ha convertido en un experto en hematología, sangre, histología, tejidos, anatomía. Estudios que ya son difíciles en la Universidad y que aprendidas por él en una celda sobrepasa toda imaginación. Ha pasado más de tres mil horas ante a su microscopio, ha hecho cientos de dibujos y más de cinco mil muestras de tejidos. Tiene una de las mejores colecciones de muestras microscópicas. Sabe más de anatomia aviar y patología que nadie en el mundo.
______________________
[1] Jung, C. G. Obras completas, vol. 9/I Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Los aspectos psicológicos del arquetipo de la madre. Editorial Trotta, par. 167
[2] Mandela, Nelson. El largo camino hacia la libertad. Ed. Aguilar
[3] Shalev, Sharon. El libro de referencia sobre el aislamiento. Editado por la organizción Solitary Confinement, pág. 5
En efecto, el aislamiento involuntario, sobre todo social, bajo influencia de la opresión e incertidumbre inducidas como castigo, es causa de profundos estragos a la personalidad del individuo ya que de tal modo se le deshumaniza al desocializársele, desindividualizársele para animalizársele, estadio del ser que finalmente pierde también al ser domesticado por imposición de normas del sistema. No así cuando éste mantiene o encuentra sentido a su ser pese a toda adversidad, adversidad que propicia y fortalece su capacidad de adaptación (resiliencia) y reinvención de sí mismo, como del ambiente que le rodea.
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