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lunes, 9 de noviembre de 2020

ESTOY PENSANDO EN DEJARLO (CHARLIE KAUFMAN, 2019): Trastorno psíquico y entorno social. Consecuencias.

Hubo un tiempo en que el prado, el huerto y los 
arroyos, 
la tierra, y cada paisaje corriente,  
    me parecían,
    ataviados de luz celestial,  
con la gloria y la frescura de un sueño.  
Ahora ya no sucede como en tiempos pasados;  vaya a donde vaya,  de día o de noche,
las cosas que solía ver ya no soy capaz de verlas. [1]

Fragmento de "Oda: Insinuaciones de inmortalidad en los recuerdos de temprana infancia." (William Wordsworth)

Jake (Jesse Plemmons) cita, en el primer largo diálogo en el coche entre él y Lucy (Jessie Buckley), este poema de William Wordsworth, y del que tomo sus primeros versos para reflexionar sobre ésta discutida película de Charlie Kaufman, "Estoy pensando en dejarlo" estrenada en Netflix, ya que dentro de la complejidad narrativa y simbólica de la película, ésta esencialmente creo que la podemos contemplar desde estos primeros versos. Estructuraremos nuestra reflexión partiendo de las escenas en las que la película se divide.

I. PRIMERA ESCENA: EN EL COCHE.

La primera escena, que toma aproximadamente los primeros veinte minutos de la película nos presenta a los dos personajes clave: Lucy y Jake. Y aunque más allá de presentarnos una pareja que llevan poco tiempo juntos, camino de conocer a los padre de él, una buena pregunta que nos surge, conforme avanzan estos primeros minutos, es quien representa cada uno de ellos en realidad. Quisiera destacar que en esa primera escena hay algunos elementos que nos hacen pensar en especial sobre Lucy:

- Al empezar la película vemos a Lucy, mientras espera a Jake, inquietarse ante las palabras que llegan de un hombre mayor (El posterior portero del Instituto protagonizado por Guy Boyd) que se halla tras una ventana: "Las presunciones son correctas. Noto como mi temor crece lentamente..." - dice el anciano - "Este es el momento de las respuestas. Sólo una pregunta, una pregunta a la que responder" - continúa, aunque ahora más joven -.

- En segundo lugar observamos que Jake parece oír el pensamiento de Lucy: "Estoy pensando que tengo que dejarlo".

- En tercer lugar, Jake le dice a Lucy que Wordsworth escribió una serie de poemas a una mujer que lleva su mismo nombre, Lucy, "una preciosa e idealizada mujer que muere joven". Y añade: "ideal como tu". Extraigo unos versos de uno de los poemas que Wordsworth le escribió:

                                              ¡Qué deprisa se acabó la carrera de mi Lucy!  
                                              Murió, y me dejó a mí  
                                              este brezal, esta calma, 
                                              este escenario silencioso;  
                                              la memoria de lo que fue  
                                              y nunca volverá a ser.

- En cuarto lugar, la dificultad de Lucy con los tiempos. No tiene claro cuanto hace que sale con Jake, aunque hace poco. No recuerda la última vez que fue en coche... "no recuerdo tantas cosas últimamente", añade.

- Finalmente, el tremendo poema que recita (y que corresponde a "Bonedog" - Hueso de perro - un poema del libro de Eva Haralambidis-Doherty, de su poemario Rotten Perfect Mouth, libro que aparecerá más tarde), pues parece que a parte de estudiante de medicina es poeta, un poema que habla de la desolación de una vida, y de la que, por razones que luego comentaré, extraigo los siguientes versos: 

                                              Suspiras contra la arremetida de días iguales,
                                              el mismo día a la vez... y... bueno... has vuelto.
                                              El sol sube y baja como una puta cansada,
                                              el clima inmóvil como un miembro roto
                                              mientras sigues envejeciendo.
                                              Nada se mueve a parte de las mareas de sal
                                              a la deriva en tu cuerpo.
                                              Tu visión se nubla,
                                              llevas tu propio clima encima.
                                              La gran ballena azul, una oscuridad esquelética.

Jake se identifica plenamente con esta poesía: "Es como si hubieras escrito sobre mí" ¿Por qué? Hablemos ahora de Jake.


                                                                             Lucy

Jake esta relacionado con el conserje de la escuela que aparece desde el primer momento en la película, y en esta primera parte empezamos a ver su relación en dos momentos que lo dejan muy claro. El primero, cuando el conserje va en su coche y la cámara enfoca una bolsa en la que parece llevar su desayuno y en la que vemos un rostro de una mujer payaso con corona, rostro que encontraremos de nuevo en un anuncio de una heladería en la carretera antes de llegar a casa de los padres de Jake.

El segundo se trata del musical preferido de Jake, Oklahoma. Mientras el anciano conserje barre el teatro del instituto donde trabaja, se realiza un ensayo de este musical por parte de algunos alumnos.


                                                                 El conserje del instituto.

II. LA SEGUNDA ESCENA: EL INTERMEDIO EN EL ESTABLO.

Antes de entrar en la casa de los padres de Jake hay una escena que se desarrolla en un establo de la granja, una escena intermedia que parece hablar de la vida sin sentido y de la muerte en vida. Hay tres elementos que me parecen destacables. La primera de ellas es cuando Lucy, al observar las ovejas encerradas en su corral, piensa:

Hay algo triste y deprimente aquí dentro, y apesta. Me pregunto como será lo de ser oveja. Pasarse toda la vida en este mísero lugar sin hacer nada, comiendo, cagando, durmiendo una y otra vez.

El segundo momento es cuando contempla unos corderos muertos que están allí, abandonados en estado de congelación.

Y la tercera es el relato terrible que hace Jake acerca del sacrificio de unos cerdos que sucedió antaño en la granja  y que eran devorados vivos por una gusanos.

Tres símbolos que podemos relacionar con una vida pobre y carente de sentido, con una infancia en la que se empezó a gestar la pobreza de esta vida, en que la vida ya se "congeló", a la vez que se apunta con la imagen de los cerdos devorados  por los gusanos algo que fue corroyendo la vida de Jake. Corrosión que iremos comprendiendo en la medida en que nuestra reflexión avance.


                                                                           Lucy y Jake

III. TERCERA ESCENA: EN CASA DE LOS PADRES DE JAKE.

Volver a casa
es terriblemente solitario...
y piensas con cariño
en la opresiva presión barométrica
del lugar de donde acabas de llegar,
porque todo es peor cuando estás en casa.
Piensas con nostalgia en los bichos
que se aferran a las plantas...
las largas horas en el camino,
la asistencia de carretera y los helados,
las formas peculiares de ciertas nubes
y los silencios,
porque no querías regresar.

(Hueso de perro. Eva H. D.)

En esta tercera escena se confirma la identificación en dos aspectos:

La identificación de Lucy-Louise (en esta escena se llama Louise) con Jake a través de varios detalles:

1) La foto en color en la pared de un niño-niña con la que ambos se identifican y cuyo rostro cambia en función de quien la mira.

2) El descubrimiento del libro de Eva H. D. "Rotten Perfect Mouth" (Boca perfectamente podrida) en la habitación de infancia de Jake, del cual procede el poema que Lucy-Louise narra como suyo en la escena del coche.

3) De la misma manera vemos que, al bajar al sótano, los cuadros que la Lucy-Louise pintora (y física cuántica) muestra como suyos no lo son, corresponden al pintor romántico americano Ralph Albert Blakeloc, y que al pie de un póster de una exposición suya, podemos ver distintos lienzos firmados por Jake en un intento de imitar su obra.

Otra característica de esta escena, es evidente, son los desplazamientos temporales con los padres de Jake, magníficamente interpretados por Toni Collete, como la madre, y David Thewlis, como el padre, y que nos permiten contemplar un aspecto que podríamos relacionar con los cerdos devorados por los gusanos y al que referí como una imagen que representaba la corrosión sobre la infancia por parte de una familia desestructurada e insana.

Efectivamente, en la primera parte de esta escena, la que podemos llamar escena de la cena, vemos el rechazo que Jake experimenta por sus padres, presentados como una pareja extraña, decadente y enferma. Observamos como Jake rechaza repetidas veces el contacto de su madre, o como a su padre le saluda dándole la mano.

Sin embargo, en las otras escenas, le observamos dándole pacientemente de comer a su madre, definitivamente ya muy enferma, cuidando a su padre (afectado de un tipo de demencia con cuerpos de Lewy), o asistiendo a su madre en la cama (ya fallecida), a la vez que Lucy-Louise habla con el padre ya muy mayor y aquejado por la demencia antes citada, de la misma manera que, en otro momento, vuelve a encontrarse con la madre ahora más joven, o posteriormente, junto el lecho en que se halla la madre muerta, con el padre, también más joven.


                                                                        La familia de Jake

Para acabar de comprender esta escena, creo que es importante relacionar también a Jake-Lucy-Louise con el anciano Jake, cuyas referencias son evidentes:

En primer lugar vemos al inicio de esta escena al anciano viendo bailar a una pareja al estilo del musical Oklahoma, y posteriormente, lo vemos viendo en televisión, mientras come, lo que parece ser una comedia de Robert Zemeckis, una escena romántica protagonizada por unos jóvenes llamados Yvonne (Colbi Minifie) y su novio (Jason Ralph). Más tarde, Lucy-Louise recibirá una llamada de Yvonne, y que al escuchar su mensaje oirá la voz del anciano Jake dándole un confuso mensaje, mensaje que, posteriormente y tras una llamada de Louise se formulará más claro. Oímos las voz del anciano diciendo:

Sólo hay un asunto que resolver. Tengo miedo, me siento un poco loco. No estoy lúcido, las presunciones con correctas. Noto como crece mi miedo. Es tan sólo una pregunta, una pregunta a la que responder.

Es importante esa referencia a las comedias románticas de Zemeckis como comprenderemos al final de nuestra reflexión.

En segundo lugar, y posteriormente, en el sótano, y en ante la lavadora ve en ella el mono de trabajo que el anciano portero del instituto lleva para trabajar.

¿Cómo entender todo este aparente galimatías? Nos encontramos ante la historia de Jake, un chico que parecía que podía haber tenido una vida más prometedora que la que finalmente tuvo. Evidenciamos este elemento entre el Jake que vemos de joven y el triste portero de instituto que vamos viendo durante toda la película. Las imágenes sugieren las consecuencias sobre Jake, que parece ser hijo único, que tuvo el ser fagocitado por su familia.

Hay una imagen ciertamente significativa, y a la que podemos dar una lectura simbólica, y que entronca con los corderos congelados del establo. Se trata de un momento en el que mientras Jake da de comer a su madre enferma, Lucy-Louise le dice que debe partir, que mañana tiene trabajo, pero Jake le dice que pronto, cuando acabe. Lucy-Louise se acerca entonces a la ventana y ve el coche con el que han venido cubierto de nieve. Una buena imagen del camino que Jake probablemente nunca pudo tomar porque nunca pudo salir, en un sentido psíquico, de su casa. Inmediatamente tras la imagen del coche vuelve a aparecer la del anciano portero del instituto sacando la basura bajo la nieve. En esta misma escena aparece la soledad de Jake:

Lucy-Louise: Estoy impresionada por tu consideración hacia tu madre. No es corriente. Solemos almacenar a nuestros mayores. Tu devoción filial es muy especial.
Jake: Me alegra oírte decirlo. Hace que me sienta mejor. A veces parece que nadie vea las cosas buenas que haces, como si estuvieses solo.

En realidad, el que parece quedar almacenado es Jake.

¿Y qué decir de Lucy-Louise? ¿Qué representa de Jake? A mi me parece ver en ella, en términos junguianos, el anima de Jung. Lucy-Louise es una especie de Beatriz de Dante, una guía que lleva a recorrer a Jake su infierno, aquel que va del joven Jake al anciano Jake. El hecho de que cambien los nombres, las profesiones, y de que se solapen los intereses de Jake con los suyos, no es más que una manera de decir que Lucy-Louise no es una mujer determinada, sino una mujer arquetípica, una representación del anima de Jake.

IV. CUARTA ESCENA: SEGUNDO TRAYECTO EN COCHE.

A la gente le gusta verse como puntos moviéndose a través del tiempo, pero yo creo que seguramente es lo contrario, que nos quedamos inmóviles, y el tiempo pasa a través de nosotros soplando como el tiempo frío, robándonos nuestro calor, dejándonos resecos y congelados y no sé... muertos. Siento que yo fui ese viento esta noche, soplando a través de los padres de Jake, viéndoles tal como son, tal como serán, viéndoles cuando ya no estén, cuando sólo quede yo, solo el viento...

Así reflexiona en off Lucy-Louise al inicio de esta escena. Toda la película está recorrida por este viento frío, helado. En esta escena podemos destacar tres momentos:

1 - La discusión en torno a la película "Una mujer bajo influencia" de John Cassavetes.
2 - La parada en la heladería.
3 - De camino al instituto.

1 - Siguen las identificaciones de Lucy-Louise con Jake, ahora con la crítica que ella hace sobre "Una mujer bajo influencia". Efectivamente, cuando ella está en el cuarto de Jake, en casa de los padres, otro de los libros que se aprecia claramente es "The Keeps", de la gran crítica de cine norteamericana Pauline Kael, y en el cual se encuentra la crítica que escribió en la revista The New Yorker en diciembre de 1974. Una gran parte del monólogo de de Lucy-Louise está inspirado en este artículo, cuando no se citan algunas frases literalmente, como cuando habla acerca de la grandísima interpretación de Gena Rowlands.

Sin embargo, esta referencia sirve para introducir un elemento importante en relación a la psicopatología, y que es, más allá de la patología en cuestión, la insana influencia del entorno. En la crítica de Pauline Kael cita como referencia de la película de Cassavetes al psiquiatra Ronald D. Laing, conocido por sus ideas acerca de la enfermedad mental, y en las que destacaba que más allá de la predisposición de los individuos que era también muy importante los condicionamientos ambientales, tanto provenientes de la familia como de la propia sociedad. Rotundamente opuesto a la "psiquiatría oficial" (antipsiquiatria), tenía una visión distinta del tratamiento de la enfermedad mental, considerando que, en realidad, el tratamiento psiquiátrico farmacológico convencional impedía, en realidad, la verdadera curación. Y eso es lo que vamos observando en el posterior diálogo en el coche entre Jake y Lucy-Louise y que también es Yvonne, donde se va perfilando que Jake fue uno de esos jóvenes que fue sometido a esa presión irracional de la familia y el entorno social. En una crítica claramente lainguiana, Jake le dice a ella en un momento dado:

Es despreciable como etiquetamos a las personas, las categorizamos y las despachamos. Miro a los chicos que veo en el instituto cada día, y veo a los que son excluidos, son diferentes, no siguen el ritmo. Veo la vida que tendrán debido a eso.  A veces les veo años después en el supermercado del pueblo... y veo, sé que siguen cargando con ello y lo llevan siempre encima... como una aura negra, como una cruz, como una herida supurante.


                                                                        En el coche...

2 - En la escena de la heladería constatamos que Jake es uno de esos jóvenes excluidos de los que habla en el instituto. Lo observamos claramente en su actitud avergonzada con respecto a las jóvenes que deben atenderles y que, evidentemente, se ríen de él-ella, evitando su mirada y pidiéndole a Lucy-Louise-Yvonne que haga ella el pedido.

Una vez más nos tenemos que referir a otro libro que vemos fugazmente en la habitación de Jake, y del que ahora intentará hablarle: Hielo (Ice), de Anna Kavan (pseudónimo de Hellen Woods). La cita de este libro, y por una vez más, no habla de la enfermedad mental y de la patología, pues Anna Kavan fue una mujer con un fuerte trastorno emocional de carácter psicótico paranoico que la llevó a estar ingresada en psiquiátricos dos veces, que trató de suicidarse en tres ocasiones y que fue adicta a la heroína y demás drogas, pues como ella decía, le ayudaban a manejarse en un mundo que se le hacía insoportable. 

Nos enfrentamos, una vez más, a la problemática de la enfermedad mental y a la inadaptación social provocada por la misma sociedad ante el tratamiento que se da de estos trastornos. De manera parecida a la novela de Anna Kavan, la película de Kaufmann se ve envuelta en la naturaleza onírica e irreal que el hielo y la nieve configura en ocasiones en los entornos y los contrastes que sugiere con, por ejemplo, el columpio de niño por estrenar que aparece al principio de la película frente a una granja abandonada en medio de la nieve, o el mismo anuncio de la heladería que aparece en medio de un paisaje totalmente nevado antes de llegar a casa de los padres de Jake, o como ocurre en esta escena misma.

Poco a poco se nos va clarificando la historia de Jake como alguien que, más allá de su potencial y sensibilidad, se vio afectado, como diría Laing, por las presiones de una familia y de una sociedad insana hasta que definitivamente se desequilibró emocional y psíquicamente.

En esa escena veremos también, y con la aparición de la tercera joven que les atiende, la persona marcada por su inadaptación, marcada por la carga de exclusión que antes aparecía como alumna del instituto en las  imágenes que se nos muestran mientras Jake hablaba de ello, de los excluidos e inadaptados, de los humillados en muchas ocasiones, como lo es la tercera joven que no es más que otra manifestación de Jake, como se hace claro al observar que, al darle el dinero de los helados, tienen el mismo tipo de erupción cutánea en la mano.


                                                                    En la heladería

3 - Un nuevo libro de la habitación de Jake nos da una nueva pista sobre su realidad, tanto del joven como del anciano portero de instituto en el que se ha convertido. Se trata de la colección de ensayos de David Foster Wallace "Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer". Jake habla de uno de los mas conocidos ensayos de este autor (que sufría depresión desde hacía muchos años y que se suicidó ahorcándose a los 46 años), el conocido "E unibus pluram: televisión y narrativa americana", y donde dice lo siguiente:

El segundo atractivo aparente es que la televisión parece ser un regalo absoluto de Dios para esa subespecie de la humanidad a quienes les encanta ver gente pero odian ser vistos. Porque la pantalla de la televisión solamente permite ser traspasada en un sentido. Es una válvula de compuerta psíquica. Podemos verlos a ellos; ellos no pueden vernos. Podemos relajarnos sin ser vistos mientras miramos. Creo que esta es la razón por la que la televisión gusta tanto a la gente solitaria. A los que se encierran de forma voluntaria. Todos los solitarios que conozco ven más televisión que las seis horas de promedio en América. A los solitarios, como a los narradores, les encanta la visión en un solo sentido. Porque la gente solitaria no suele serlo por culpa de ninguna deformidad repulsiva ni de su olor corporal ni su mal carácter: en realidad hoy día existen grupos de apoyo y asociaciones para personas con estas características. En cambio, la gente solitaria suele serlo porque no quieren soportar los costes psíquicos de estar entre otros seres humanos. Son alérgicos a la gente. La gente les afecta demasiado. Llamemos al solitario americano medio Joe Briefcase. Joe Briefcase teme y odia esa carga de autoconsciencia que parece afectarle únicamente cuando hay otros seres humanos reales a su alrededor, mirando, con sus antenas sensoriales humanas erizadas. Joe Briefcase tiene miedo de cómo lo van a ver quiénes lo miren. Elige prescindir de ese juego tremendamente estresante que es el póquer americano de las apariencias. Pero la gente solitaria, en sus casas, solos, siguen ansiando imágenes y escenas, compañía. Por eso ven la televisión.

Observamos esa tremenda soledad en el anciano portero, como la presentimos en el joven Jake, quien añade:

Creo que ya no sabemos ser humanos [...] nuestra sociedad, nuestra cultura, la gente, lo que sea que es todo esto, cualquiera de nosotros.

En ese momento se produce otro diálogo que podemos considerar metafórico ante la incomodidad de Jake por el hecho de que los helados que han comprado se derriten ensuciando el coche:

Jake: Hay una pequeña carretera que conozco más adelante, habrá un cubo de basura...
Lucy: No se yo, deberíamos irnos directos a casa,
Jake: ¿A la granja?
Lucy No... a la ciudad. Me preocupa que nos quedemos atrapados aquí fuera. Si nos desviamos de la carretera nadie nos encontrará.
Jake: No me sentiré bien si no me deshago de esto. Me va a carcomer. Vale... ¡Joder!
Lucy: No es tan importante... en serio.
Jake: Eso ya lo sé... Amy - la llama por otro nombre nuevo, y ella lo advierte -... Vayamos allí super-rápido y así te enseñaré mi instituto.
Lucy: ¿Esto conduce a un instituto?
Jake: A mi instituto, donde me pase cada día de tortura, de tanto tiempo, tanto puñetero tiempo.

Es una encrucijada, hacia casa o hacia la granja... o en el instituto, ese lugar de paz y calma que destacará Jake, si bien de paz y calma mortal, el lugar donde Jake y el anciano portero se reunirán. Donde, de alguna manera, el Jake que quizá prometía, el Jake que podría ser Lucy-Louise-Yvonne-Amy, se quedó con esa vida solitaria para no "soportar los costes psíquicos de estar entre otros seres humanos". Jake acabó como el Joe Briefcase de David Foster Wallace.

V. QUINTA ESCENA: EL INTERMEDIO A LAS PUERTAS DEL INSTITUTO.
 
Jake: Se siente como una paz.
Lucy: Más repeluz que paz diría yo.
[...]
Jake: Hay paz y tranquilidad aquí

Esta es la sensación que Jake tiene dentro del coche, ante un instituto que parece una clásica casa encantada, al estilo del hotel Overlook de "El resplandor", y con un todoterreno - el del portero -, entre una fuerte ventisca de nieve, y ante una Lucy-Louise-Yvonne-Amy (pienso en Amy Winehouse y su suicidio) que tan sólo quiere volver a casa, como si presintiera, como le advertía la joven inadaptada de la heladería, que este es un lugar al que no se debe entrar. Kaufmann recurre a la canción compuesta por Frank Loesser en 1936 "Nena hace frío ahí afuera" (Baby it's cold outside), en la que un hombre lucha para conseguir que no se marche su amada. Lucy lo llama violación:

Lucy: Ella no para de decir que quiere irse y él no hace caso [...] Ella le pregunta que has puesto en la maldita copa.
Jake: ... No se trata de reinoles.
Lucy: Reinoles o no, él trata de reducir sus defensas con alcohol [...] Es una canción sobre la coacción.

Se va dibujando que Lucy-Louise-Yvonne-Amy es la parte de Jake que quiere vivir, que quiere, o quiso, entrar en la vida, mientras que Jake es posiblemente la parte que no pudo, o no quiso hacerlo. Siguiendo a Freud, podríamos ver a Lucy como la pulsión de vida (ella quiere ir a casa), mientras Jake lo es de la pulsión de muerte (la vuelta a la granja). Éste la quiere arrastrar hacia el instituto, hacia la paz y la tranquilidad de la muerte (el suicidio). Cuando finalmente parece que Jake cede a volver a casa, y en un momento de ternura y cariño, mientras se besan, aparece un flash del portero mirando a través de un agujero, a la vez que suenan las palabras: las presunciones. A lo que Jake reacciona airadamente al sentirse observado y saliendo del coche (habla de una mirada pervertida con la que estoy familiarizado). 

A riesgo de ser muy subjetivo, y teniendo en cuenta el concepto de presunción (dar por cierto algo sin necesidad de que se pruebe, o de tener una clara certeza de ello), ese momento que significa el beso entre Lucy y Jake, y la imagen del portero como un "voiyeur" sorprendiéndoles, lo entiendo, paradójicamente, como que se está dando algo que no se dio y que verifica  o confirma una presunción: que Jake-El portero, aunque vivió y vive ya están muertos, son muertos en vida. Hay muchas maneras de morir en vida, o mejor dicho, muchas maneras de irse suicidando en vida. 

VI. SEXTA ESCENA: EN EL INSTITUTO.

La escena del instituto es una representación del conflicto interno que Jake-el portero vive en su interior, un conflicto entre la vida y la muerte, o mejor dicho, un conflicto entre la fantasía y la realidad. Podemos destacar los siguientes momentos en esta escena:

1) El encuentro de Lucy con el portero.
2) La danza entre Jake y Lucy y la lucha entre éste y el portero.
3) El final del portero y la entrega del premio Nobel a Jake.

1) El encuentro del portero y Lucy representa el encuentro entre lo que se perdió (la vida representada por Lucy), y aquello en lo que se convirtió al no poder superar la relación con otros seres humanos (el portero como la muerte en vida, el Joe Briefcase de David Foster Wallace). Lucy hace entonces un extraño relato en el que se manifiesta claramente que es la imagen de una chica a la que Jake observó en un bar y con la que no se cruzó ni una palabra. Dice Lucy:

Es difícil describir a la gente... y hace tanto tiempo que ya no lo recuerdo. Ni siquiera hablamos [...] ese tío no paraba de mirarme, y eso es molesto [...] Él era bastante cutre [...] No recuerdo que aspecto tiene. ¿Porqué lo haría? No paso nada. Tal vez... tal vez sólo ha sido una de las miles de no interacciones que han sucedido en mi vida. Es como si me pide que describa un mosquito que me picó hace unos cuarenta años.

Se produce entonces el abrazo de Lucy a Jake-El Portero, un abrazo en el que ambos se emocionan... el abrazo que jamás sucedió, como el beso que jamás sucedió que confirman la presunción de que Lucy fue una imagen en el mundo de Jake. Por seguir a David Foster Wallace, Jake-El portero no fue ni tan siquiera un voiyeur, fue un espectador de una fantasía ocurrida en la pantalla de su mente.

2) La danza posterior no es más que una representación de lo que podría haber sido y no fué. Del Jake que fue "suicidado" por el solitario portero, devorado por la pulsión de muerte. De una atracción que murió con la mirada y que no dio paso a nada más. Los bailarines representan lo que pudo ser y no fue, lo que fue arrebatado nada más nacer. Un día, quizá como otros más en el que Jake-El portero se condenó a la soledad, a lo no interacción, a esa especie de lento suicidio que sucede con el paso de los días y la ausencia de afecto, del contacto humano. Por eso, tras finalizar la danza con la muerte de Jake por parte del portero, Jake y Lucy se separan... dando paso a lo que será crisis definitiva de Jake-El portero.

3) Tras finalizar el trabajo, Jake-El portero sufre una crisis en la que finalmente sigue desnudo a un cerdo, quien le dice:

No esta mal en cuando dejas de auto-compadecerte por ser un cerdo, o aun peor, un cerdo infestado de gusanos. ¿Alguien tiene que ser un cerdo infestado de gusanos, no? ¿Y porqué no tú? Es cuestión de suerte. Juegas las cartas que te dan, apechugas con ello y pasas página. No te preocupas por nada.

Y añade algo muy interesante:

Cerdo: Hay bondad en el mundo sabes... Hay que buscarla, pero está ahí... Solo estoy evolucionando, incluso ahora, incluso siendo un fantasma, un recuerdo, cenizas, como tu lo harás... 
Jake-Portero: Somos iguales.
Cerdo: Todas las cosas somos iguales si las miras de cerca. Siendo físico debes saberlo. Tu, yo, las ideas somos una sola cosa.

Cambia la escena y vemos a un Jake envejecido, más espectral que envejecido, ante una sala, frente a un atril con la imagen de Alfred Nobel, y como recibiendo el premio. Frente a un público cuyo aspecto es también de personajes espectrales entre los que vemos a su madre, a su padre, a Lucy y otros personajes que aparecen en la película... Y allí Jake pronuncia un discurso de aceptación, de aceptación de todo, como dice, del que destaco las siguientes palabras:

... he hecho el descubrimiento más importante de mi carrera, el más importante de mi vida, tesoro en las misteriosas ecuaciones del amor. Pueden hallarse razones lógicas. Sólo estoy esta noche aquí debido a ti - dice mirando a Lucy -. Tú eres la razón de que yo exista. Eres todas mis razones.

Es obvio que Jake-El portero muere o se suicida, o llega a la muerte como final de un largo suicidio en vida. Pero como dice el cerdo, "todas las cosas somos iguales si las miras de cerca... Tú, yo, las ideas", y aunque sea en la fantasía de una mente trastornada, depresiva, inadaptada, víctima de una familia insana, de una sociedad insana - representada por el instituto - que le humilló y que no hizo más que agravar su sufrimiento, Jake vivió el amor, el amor que dio un cierto sentido a su vida a partir de la imagen de una joven a la que contempló en un bar un día, una fantasía que se mantuvo hasta que desapareció con el abrazo de Lucy a Jake-El portero, hasta que Lucy-Louise-Yvonne-Amy "lo dejó",  devolvió a Jake a su realidad (Estoy pensando en dejarlo) llevándole, como dice la canción que interpreta al final de la película, a dar un paso definitivo para salir de su depresiva soledad, un paso que la muerte también puede representar: 

                                                    Y el sol me da en los ojos.
                                                    ¡Todo era mentira!
                                                    Estoy despierto en una habitación solitaria.
                                                    Ya no volveré a soñar con sus brazos.
                                                    No pienso dejarla sola.
                                                    Voy a salir,
                                                    conoceré a mi novia,
                                                     a una mujer a la que pueda llamar mía,

La película acaba con la imagen del coche de Jake bajo la nieve... en un día de sol. Parafraseando unas palabras que Pauline Kael dijo alrededor de "Una mujer bajo influencia", de "Estoy pensando en dejarlo" podemos decir que es una trágica historia de amor, una trágica y romántica historia de amor.



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[1] Wordsworth, William. La abadía de Tintern. Penguin Random House Grupo Editorial España. Edición de Kindle.
[2] Ídem anterior.

6 comentarios:

  1. Es una alegría que haya entradas nuevas.
    Muchas gracias.

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    1. Gracias. Ultimamente me he concentrado en un libro que estoy escribiendo, y ahora vuelvo a estar más libre.

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  2. Al terminar de ver la película pensé que tarde o temprano habría una reseña en este blog, fue mas temprano que tarde.
    muchas gracias por tu excelente análisis como siempre
    saludos!

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  3. Jaume me encanto tu análisis, y me gustaría leer tu libro

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  4. Gran crònica, Apuntar només breument que la narració parteix de del primer fotograma com a una exposició projectiva de la ment del Jack netejador de l'institut, quan aquest apareix deslocalitzat del seu lloc natural (l'institut) i situat darrere de la finestra per on mira Lucy, la qual, en tornar-li des de l'exterior la mirada, enceta el mecanisme que amalgama record i la seua perversió amb una realitat que s'extingueix des del primer moment que el vell netejador mira

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