El segundo episodio, situado en el año 2046, el que más me ha gustado, tiene por protagonista la que es considerada "la última ballena" y, por tanto, un potencial "activo" que pasa a ser codiciado por una empresa dedicada a obtener toda la información posible sobre ella a efectos de, como dice Bilton en la frase con la que inicio este punto, hacer un futuro mejor. La empresa, llamada Menagerie, colabora con Alpha, la empresa de Bilton y, por tanto, se puede entender rápido que un futuro mejor hay que entenderlo también como un negocio mejor. Como dice uno de los directivos de Menagerie: "Y si no le vaciamos el cerebro antes de que se entere que es la última ballena del mundo, vamos a quedarnos sin negocio".
La cuestión que se plantea en este episodio es como vamos a construir un "futuro mejor" si partimos de las mismas premisas que nos han llevado a este presente. Como vamos a tener un futuro mejor si partimos de una historia regida por la compulsión a la repetición, a pesar de los múltiples "trajes" con las que se disfraza. Ante la expectativa, como le cuenta Rebecca, de que en el futuro puedan haber nuevas ballenas (producto de la obtención de su genoma y de la información obtenida) la ballena le pregunta: ¿Y como será diferente la próxima vez? Una constatación de cómo va a ser distinto si el inicio de todo esto se basa en la mentira, pues, efectivamente, y como le dice Rebecca: "Te estamos mintiendo. Es lo que hace nuestra especie cuando sufrimos."
No hace falta indicar que esta manipulación y explotación hecha a la ballena, es la manipulación a la que los seres humanos somos sometidos por ese capitalismo perverso, por ese capitalismo del desastre amparado muchas veces por el que es su frecuente cómplice, los estados y sus gobiernos. Sólo habrá un futuro mejor si somos capaces de hacer las cosas mejor en el presente, aquí y ahora. Como le responde Rebecca a la pregunta de la ballena de cómo será diferente la próxima vez: "Solo cambiará si cambiamos nosotros. Si dejamos de mentir acerca del mundo. Si dejamos de esperar que los que vendrán vayan a arreglar lo que nosotros no arreglamos". No obstante, añade, hablando del futuro: "Les ensañarás la manera de estar en el mundo. Adviérteles de nosotros, verán lo que podemos hacer, lo que ya hemos hecho."
Llegado aquí, siempre retorno a las palabras de C. G. Jung que tantas veces he citado y que tanto me inquietan desde que las leí: "El mundo en el que nacemos es rudo y cruel y al mismo tiempo de belleza divina. Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el absurdo o el sentido. Si el absurdo predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es – o me parece ser – el caso. Probablemente, como en todas las cuestiones metafísicas, ambas cosas son ciertas: la vida es sentido y absurdo o tiene sentido y carece de él. Tengo las angustiosa esperanza de que el sentido prevalecerá y ganará la batalla. [6]
El narcisismo perverso del capitalismo del desastre está en el lado del absurdo, del sinsentido. De manera parecida se expresaba el filósofo Pierre Hadoq en la entrada que dediqué a la película Contact (Robert Zemeckis, 1997) - acceder entrada aquí -, quien en relación a la exploración y conquista
espacial decía:
Sin viaje cósmico interior, sin mirada desde lo alto vivida como ejercicio espiritual de desprendimiento, de liberación, de purificación, los viajeros del espacio seguiran llevando la tierra con ellos al espacio, no la Tierra parte del cosmos, si no la tierra símbolo de lo humano demasiado humano, la mezquindad humana [...] El espacio corre entonces el riesgo de no ser más que el teatro ampliado de estas absurdas guerras de religión - o políticas y económicas, añado yo - que continuan desgarrando a la humanidad en los inicios del siglo XXI. La conquista del espacio corre el riesgo de proporcionar solamente un campo más vasto a la locura humana. [7]
IV. LA NEUTRALIDAD CÓMPLICE.
Si la negación o el negacionismo, más o menos voluntarios o involuntarios, son cómplices de la catástrofe climática y del capitalismo del desastre, no menos, si no aun más grave, lo es la "neutralidad", esa manera de asistir a los acontecimientos como si fuéramos meros observadores de una realidad que no va con nosotros.
El episodio 3, situado en el 2047, con una Miami inundada, nos narra una historia sobre "el silencio De Dios, protagonizada por el rabino Marshall Zucker (interpretado por David Diggs) y una niña descreída y crítica, Anala Goldblatt (protagonizada por Neska Rose). El rabino Zucker lo es del templo Israel, y ante el problema de las inundaciones tiene como objetivo que el gobierno declare su templo digno de ser salvado de las aguas (aparece un curioso Departamento de Mitigación del nivel del mar). El primer choque entre la mirada neutra del rabino y la joven díscola ya establece sus puntos de vista opuestos. Dice en un momento el rabino en el templo: "Este año mi plegaria es sencilla: que nuestros dirigentes de Tallahassee salven este edificio, y que el año que viene estemos todos juntos aquí, en Miami." A esta extraña demanda en tiempos de una gran crisis se opone la joven Atala quien, posteriormente, le dice al rabino: "¿De verdad cree que estaremos aquí la próxima Pascua? [...] ¿No cree en la ciencia? Estamos en un apocalipsis ¿De verdad a Dios le importa un bar mitzvá?" Más adelante, en un cena familiar preguntará a su padre - un corrupto sobornador de funcionarios "¿porqué nos hace esto Dios?" Como con el rabino, de él sólo recibe incomprensión. Nadie parece asumir ninguna responsabilidad en lo que ocurre, como si no fuera con ellos. El rabino se preocupa por su templo y el padre de Anala sigue son sus corruptelas como si nada importara. Finalmente, será gracias a una de estas corruptelas que se salvará el templo a costa de abandonar un centro de desamparados, ante un desorientado rabino que no sabía de ese acuerdo, o como le dirá posteriormente Alana, quizá no quiso saberlo.
Esta manera de afrontar la crisis climática, esa neutralidad, es quizá la más desesperante. Parecemos dejarlo todo a estas reuniones sobre el cambio climático inoperantes porque todos los estados, al final, tan sólo miran por sus intereses. Los gobiernos no tienen ni idea de como afrontar la telaraña creada por el capitalismo y ese motor pulsional que es su núcleo: el capital. Los partidos políticos siguen, como el rabino o el padre de Alana, queriendo mantener sus templos al precio que haga falta, y la ceguera es uno de ellos. Las multinacionales imponen los timings bajo la amenaza de la crisis económica que provocaría afrontar los cambios que requiere enfrentar la crisis climática. Mientras, una gran parte de la población mundial asiste impotente a sus efectos; otra parte se manifiesta incrédula dispuesta a escuchar y a creer los mensajes de narcisistas peligrosos establecidos como los gobernantes de los países más poderosos; muchos seguimos contemplando desde la neutralidad de las manos cruzadas esa gran estafa que el capital nos obliga a vivir. Esa crisis mundial que vivimos (post-pandemia covid, guerra de Rusia contra Ucrania con todas las implicaciones económicas que ha tenido y tiene, y bajo el trasfondo de la catástrofe climática) es el escenario perfecto de desorientación psicológica y falta de sentido que favorece que el capitalismo del desastre imponga su absurda visión de la vida como negocio y la ciega pulsión del beneficio.
Alana dará una clase magistral en la celebración de su bar mitzvá de lo que cada uno puede hacer si se lo propone: denuncia ante todos los presentes que nuestra ciudad flota sobre los cadáveres de los pobres, y en un momento clave dice: "Dios limpiará el planeta y habrá que empezar de cero. ¿Y a quién elegirá para sobrevivir? A mi padre no, porque él soborna a funcionarios. No tengo tiempo para esperar el juicio de Dios, por eso lo he denunciado a la policía." Y ante los esfuerzos del rabino para que deje su "discurso" y recordarle que como hija de los mandamientos debe honrar a su padre, Alana le responde si quiere que le recuerde algunas cosas a él, y así le pone un video de la época en que Zucker estuvo en Israel, y en la que decía:
Vivimos en tiempos de crisis. No muy lejos de aquí desplazados medioambientales necesitan agua y comida. Y estad seguros de que todo líder que no intente mejorar esta situación es cómplice. Como dijo Ellie Wiesel, la neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima.
Y añade entonces: Pero usted dejó Israel, ¿verdad? Usted dejó desamparados a estos refugiados [...] Lo que sé es que vio desde la barrera lo que pasaba aquí en Miami, mientras los sin techo a los que tanto ama se quedaban sin refugio. Y ante la objeción del rabino de que el no lo sabía, Alana le responde: "o tal vez no quiso saberlo".
No hay mucho mucho más que añadir.
V. RIESGOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS.
Somos como dioses, y ya se nos puede dar bien.
La serie también reflexiona sobre los peligros de los riesgos científicos. El cuarto episodio, situado en el 2059 nos previene de las decisiones científicas no contempladas en todas sus consecuencias o asumiendo incertidumbres que no se pueden prever. Uno diría que es un capítulo basado en teorías como las del caos o de las catástrofes, y que nos dice que un pequeño cambio en un sistema puede producir otros cambios cuyos efectos no se puede predecir. En este sentido lo que aparentemente se soluciona por un lado, por otro se complica:
- se trata de inseguridad y futuro, de decisión y actitud. Existe inseguridad con respecto a las consecuencias que derivarán de una decisión. La misma podrá dar lugar a consecuencias buenas o malas. Los beneficios y las pérdidas pertenecen en cualquier caso al futuro, un futuro que resulta desconocido y que esconde peligros, aunque también abre posibilidades y promete beneficios. La decisión de influir sobre el futuro no puede tomarla nadie por uno. [8]
En el episodio se plantea el conflicto entre asumir el riesgo que plantea una disciplina a la que llaman geoingeniería y sus hipótesis de intervención sobre el clima, o no. Esa es la decisión que toma el gobierno de USA (junto con otros gobiernos), no asumir la solución solamente desde un punto de vista científico-tecnológico y tener en cuenta otras consideraciones provenientes de otros marcos o puntos de vista.
Partiendo de un conflicto de puntos de vista sobre el uso de la geoingeniería de una ex-pareja de científicos, Gita Mishra (interpretada por Indira Varma), partidaria de su utilización y propietaria de una empresa tecnológica llamada NSI (New Skie Investigations), y Jonathan Chopin (interpretado por Edward Furlong), posicionado en contra por los riesgos e incertidumbres que comporta, y del posicionamiento de su hijo, Rowan Chopin (interpretado por Michael Gandolfini), en favor de su madre. Madre e hijo se proponen utilizar una tecnología (crear una capa de Carbonato Cálcico en la atmósfera para reflejar la luz del sol, con lo cual la temperatura global disminuiría) basada en intervenir artificialmente el clima faltando a una de las bases fundamentales de la investigación científica: hay que poder repetir un experimento para poder ver que se obtienen los mismos datos, o para, entonces, cambiarlo. Faltar a este principio fundamental implica asumir un alto nivel de riesgo sobre un sistema complejo como el clima. Como dice Jonathan: "la geoingeniería no lo permite. Tienes una oportunidad y luego vives con los resultados. Eso no es ciencia es jugársela"
La cuestión es que Gita y Rowan están dispuestos a asumir estos riesgos tecnológicos de carácter ecológico desafiando los acuerdos de los estados al respecto. En este sentido, este tipo de asunción de riesgos que implica la posibilidad de las llamadas catástrofes larvadas se debe a que en sistemas tan complejos como los ecosistemas o el clima los procesos:
... de autocontrol y autoorganización es tan complejo que escapa a cualquier intervención técnico-causal. Sin embargo, puede hacerse, mediante una intervención externa, que el ecosistema salga de su estructura procesadora y que, por consiguiente, pierda su flexibilidad, provocándose una catástrofe larvada que puede llegar a anular el equilibrio del conjunto del sistema. [9]
Y esto es lo que ocurrirá. Una vez liberado el Carbonato Cálcico en la atmósfera, en un lugar de la India, al final del episodio 5 acaba con el inicio de una tormenta aparentemente bienvenida. Sin embargo, al final oímos unas palabras que dicen: ¡Atención! Alerta de inundación imprevistas en los estados de Madhya Pradesh, Rajastán y Haryana. Se nos ha informado de lluvias torrenciales que pueden causar daños en infraestructuras cruciales. No se refugien bajo tierra. Repito. No se refugien del calor extremo bajo tierra. Actúen con celeridad para salvar la vida.
VI. ÚLTIMAS REFLEXIONES.
La serie pone de relieve las consecuencias del narcisismo en distintos niveles. El narcisismo perverso del capitalismo del desastre, con su falta de empatía, o peor aun, una falsa empatía utilitaria orientada a su propio beneficio. Manipulación, mentira, hipocresía, etcétera al servicio de sus intereses, y del que la idea presentada en el punto 2 de esta entrada es un buen ejemplo en relación con la catástrofe climática: el desprecio del presente por el beneficio del futuro.
La serie también pone de relieve el narcisismo implícito en actitudes como la neutralidad que, en una pequeña escala, se inhibe de la crisis que sufrimos para encerrarse en salvaguardar el propio pequeño mundo centrándose en conservar el valor de aquello que se considera importante para este, desentendiéndose de la situación de crisis que estamos viviendo, una mirada desde la barrera, como si lo cosa no fuera con ellos.
Finalmente, tenemos el narcisismo de lo que hemos llamado el riesgo científico-tecnológico, que muy bien resume la actitud que algunos científicos, ingenieros, etcétera, pueden desarrollar, una inflación egoica que muy bien resume la frase "somos como dioses, y ya se nos puede dar bien."
NOTAS.
Excelente análisis y muy real. Da miedo... pero no se puede seguir mirando hacia otro lado. Oscar
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